lunes, 7 de julio de 2014

El deporte es cosa de hombres

Lo confieso: no me gustan los deportes de competición. Es decir, sí me agradan los valores de autosuperación, autodisciplina, intentar cada día conseguir una meta un poco más alta. Yo misma me inicié en el running y me pico conmigo misma, imponiéndome desafíos que voy consiguiendo solventar.

Pero a lo que me refiero es a esos típicos deportes de alta competición que podemos ver por la televisión. El fútbol, claro, principalmente. Pero no se quedan atrás muchos otros.

Y es que a mí eso de que sólo por ser hombre vayas a tener más oportunidades deportivas ya me chirría de tal modo que me impide disfrutar con el visionado de ningún deporte. Sólo hay que ver en el documental "Cuestión de pelotas" cómo las oportunidades siempre van a ser infinitamente menores sólo por ser equipos FEMENINOS. De hecho, a sus integrantes no se las considera como jugadoras profesionales, ya que existe un estúpido Real Decreto que dice que "La denominación de las ligas profesionales deberá incluir la indicación de la modalidad deportiva de que se trate. No podrá existir más que una liga profesional por cada modalidad deportiva y sexo en el ámbito estatal": es decir, que si existe una liga masculina, no puede haber una femenina. Ni más, ni menos.

Pincha aquí para ver el documental "Cuestión de pelotas".

Porque a las mujeres no se las toma en serio como deportistas. Se las ve siempre de un modo profundamente paternalista, como niñas pequeñas que "juegan" a imitar a sus homólogos masculinos.
Y quisiera saber quién sigue los deportes femeninos (exceptuando unos cuantos de los que hablaré ahora) más allá de los conocidos de las propias deportistas. Y más allá de algún periodista aburrido que efectuará una breve reseña al final del Marca. Y más allá de algún baboso. Y ahí se quedará todo.

Uniforme de volley femenino versus uniforme masculino

Las mujeres están "autorizadas" desde los Juegos Olímpicos de 1904 a competir. Antes, era un ámbito exclusivamente masculino. Pero una cosa es la teoría y otra la práctica. Porque el que puedas hacer una cosa no quiere decir que a alguien le vaya a interesar dicha cosa. Y más cuando se invierte tantísimo dinero en promocionar el deporte masculino, y apenas nada en el femenino, excepto...

... Excepto en los deportes donde sí que parece ser que las mujeres tienen cabida: la natación, el tenis (¡con falditas cada vez más cortas!), el volley (tienen que ir casi desnudas obligatoriamente) o la gimnasia, el patinaje, etc... Deportes donde el cuerpo tiene un gran papel, donde hay demasiados factores estéticos de por medio. Deportes vistos como "graciosos", "elegantes"... es decir, vistos como típicamente "femeninos" y por ende "aptos para mujeres".



Pero todo lo que escape a esa dualidad de género (deportes masculinos: todos los deportes "activos", de competición feroz, que supongan una gran superación / deportes femeninos: los deportes "estéticos", gráciles, elegantes, graciosos)... parece ser que es algo donde las mujeres no tienen cabida seria. Y no hay que irse únicamente a los deportes "físicos". No hay más que ver lo mal que lo han pasado las hermanas Polgar, campeonas de ajedrez, para abrirse paso casi a codazos en un mundo profundamente masculino. De hecho, cuando se decidió subir el Elo 100 puntos a todas las jugadoras de ajedrez, a las Polgar se las dejó fuera, porque "destacaban demasiado". Cuando Judit Polgar vencía a grandes jugadores masculinos de ajedrez (como al gran maestro Karpov), éstos se sentían HUMILLADOS por haber sido vencidos por la jovencísima jugadora. Hoy Judit tiene un Elo de 2700, está entre los 10 mejores del mundo. No puedo ni imaginarme lo que han tenido que pasar las hermanas Polgar para conseguir avanzar entre tanta zancadilla.



Cuando yo era niña, me gustaba jugar al ajedrez. Recuerdo que en un campamento de verano hicimos un "campeonato", y lo gané. Mi último rival fue un chico al que vencí fácilmente, y que fue diciendo por ahí que "me había dejado ganar". Porque yo era una chica, y se sentía humillado. Porque ya con doce años los estereotipos de género son tan sumamente poderosos que es casi imposible huir de ellos.

Ahí fue cuando decidí dejar de jugar al ajedrez.

Y me resulta ridículo que muchas mujeres que se dicen feministas sigan con devoción deportes como el fútbol sin percatarse de que lo que están apoyando de ese modo es que siga siendo un mundo puramente masculino. Porque si incluso las mujeres consideran las competiciones femeninas como "de segunda"... entonces la cosa está muy mal.

En 1967 intentaron impedir a Kathrine Switzer que corriera la maratón de Boston sólo por ser mujer.

Y es que, por desgracia, al igual que en el mundo laboral lo tenemos mucho más difícil... aquí pasa lo mismo. Y hasta que el deporte femenino no sea visto como algo serio, a la misma altura que el masculino... lo siento mucho, pero yo no pienso dedicarle ni un minuto de atención a este último.

Porque a las Polgar nadie las deja ganar. Al revés: a ellas se las lleva mucho más al límite, y cuando con un competidor masculino ya se habrían pedido tablas, se las exige mucho más, sólo por ser mujeres. Y no hay más que ver las espantosas declaraciones del neandertal Checo Pérez para darse cuenta de esta realidad.Y es que los deportes no son sino un reflejo más de la sociedad.

Y eso se ve, para bien o para mal, en todos los ámbitos.