domingo, 3 de febrero de 2013

Tomando ejemplo

Llevo un buen tiempo colaborando de manera virtual como voluntaria en El hogar de Luci. Pero puesto que mi bebé tiene casi un año y medio y ya aguanta unas horillas con su padre, esta mañana fui por fin a conocerlo y a ayudar físicamente.Y a pesar de que estoy teniendo unos días algo bajos de moral, he salido de ahí feliz, exultante y con el corazón conmovido.

He aprendido que las gallinas se comen sus propios huevos con voracidad, porque son suyos y les vienen estupendamente como fuente de proteínas.
He aprendido que las ovejas son animales cálidos y tremendamente cariñosos.
He aprendido que los cerditos son juguetones y traviesos como niños pequeños.
He aprendido que los conejos son tímidos y aman dormitar al sol hechos bolitas, todos juntos.
He aprendido que las vacas saben dar besos.
He aprendido que las cabritas disfrutan del aire libre y de la vida pacífica.
He aprendido que el tamaño no es lo importante, pues dos ocas pueden dominar a animales mucho más grandes que ellas.
He aprendido que los patos son simpáticos y cautos.
He aprendido que las palomas se encariñan con su casa y les cuesta adaptarse a situaciones nuevas.
He aprendido que a los gallos les encantan las caricias.
He aprendido que los cerdos vietnamitas son dóciles y delicados.
He aprendido que los perros y los gatos se quieren como hermanos.

Todos se quieren como hermanos, en realidad. He aprendido que los animales pueden convivir en perfecta armonía. Que la vida sencilla aligera el alma de cargas absurdas.

¿Por qué los humanos no podemos?


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