miércoles, 6 de marzo de 2013

Los extremos se tocan... ¡veganos especistas!

En cualquier movimiento de defensa de los derechos de algún colectivo oprimido, inevitablemente, surgen distintas opiniones, o tendencias, o corrientes de pensamiento. Eso siempre ha sido así y es totalmente normal, y deseable hasta cierto punto, porque los diálogos enriquecen y permiten aprender. Pero hay veces en que, como suele pasar, algunos de estos argumentos te chirrían hasta el infinito y más allá. Y te hace preguntarte si no escondrán otras motivaciones.

Dentro del amplísimo colectivo de veganos, también puedes encontrar a gente con todo tipo de tendencias políticas, sexuales, ideológicas, ... Y está tomando cada vez más fuerza el denominado "veganismo antinatalidad", que muchas veces, por desgracia, sólo esconde una misantropía acuciante y pasmosa. Y es cierto que tener hijos hoy en día, en este mundo superpoblado, sólo añade más carga al planeta. Y es cierto que tener hijos aumenta tu huella de carbono. Y es cierto que tener hijos es un problema más en el contexto ecológico. Todo eso es cierto, lo sé.

Pero muchos de esos mismos veganos ven a un bebé cerdito y oooh, qué mono es. O se niegan a comprar cualquier producto con siquiera trazas de leche, porque pobre vaquitas, pero sí compran chocolate que proviene de manos esclavas (total, eso les da igual puesto que son manos humanas), mientras éste no contenga subproductos animales qué más da. Todas estas incoherencias me parecen, cuando menos, sospechosas.

La palabra "especista" hace referencia precisamente a quienes suponen a unas especies por encima de otras. Y cada vez hay más veganos especistas de la humanidad. Misántropos, para entendernos. ¿No es esto tremendamente contradictorio?

Así, con miles de argumentos, intentarán darse cancha de cómo ellos jamás tendrán hijos porque su conciencia ecológica así se lo impide... pero si escarbas más hondo, descubrirás que, en realidad, lo que les pasa es que sencillamente no les gustan los niños. Ni más ni menos. El complejo mesiánico que les da aires de grandeza esconde en realidad algo mucho, muchísimo más básico: su propio gusto personal. Que la población envejezca a pasos agigantados da exactamente igual. Es cierto que vivimos en un mundo globalizado, y que lo que yo hago aquí afecta a un campesino en Mongolia... pero los países, hasta donde yo sé, aún existen, y dentro de unos años habrá superávit de ancianos y nada de jóvenes para pagar las pensiones. Y si no, al tiempo.



Y he leído de todo: que si quieres tenemos hijos somos egoístas (sí, llevo cuatro años y medio sin tener un minuto para mí misma, pero soy egoísta), que si lo que tendríamos que hacer es adoptar porque es la única opción moralmente aceptable (la gente se debe de pensar que el que te den a un niño en adopción es como quien se va a comprar un kilo de peras), que si los auténticos veganos no procrean porque es incoherente con la ecología...

Estoy cansada. Cansada de que para lo que a unos les interese sí somos animales. Pero de repente, uy, ya no. Entonces hay que patear a nuestros instintos y dejarlos ahí, bien amordazados, que no molesten. Y si yo quiero ser madre me fastidio, que eso no es holístico, vegano ni mega-cool-eco-guay.

Pues lo siento mucho. Para mí mis hijas son mi mayor tesoro, la luz de mi vida. Si eso me resta chachi-puntos-vega-guay... ¡me da exactamente igual!

Porque soy una mamífera,
y deseo tener hijos
y darles leche de mis pechos
y dormir junto a ellos todas las noches
y protegerles
y amarles
y cuidarles

¿Por qué una oveja sí... y yo no?

Cada persona tenemos nuestra zona de "confort ecológico", y estos veganos súper ecológicos tampoco prescinden de su ordenador, su coche o lo que sea. El día en que alguien venga a darme lecciones, que sea un monje jainista que viva en la cima de una montaña, metido en una cueva, que se alimente sólo de bayas y esté inmóvil sin rascarse siquiera para no matar a los mosquitos. Hasta entonces... ¡no escucho más chorradas!

3 comentarios:

  1. Sos genial! qué manera de escribir! y completamente de acuerdo.

    ResponderEliminar
  2. Qué absurdo nena.

    Si estos hijos que tenemos son criados con respeto hacia ellos, hacia la vida y hacia la naturaleza, serán personas responsables. No serán unos consumistas, y si les enseñamos cómo ser felices viviendo una vida sencilla, no dejarán una gran huella ecológica. Puede que incluso pasen por la vida borrando sus huellas y las de alrededor.

    Y estos hijos que estamos educando así, se lo transmitirán a los suyos. ¿Qué será de este mundo cuando estas personas, con nobles ideas, se hayan ido sin dejar descendencia?

    Un abrazo enorme,

    Rosa Elena.

    ResponderEliminar
  3. Siempre he pensado que a estos extremistas habria que dejarlos en medio de un monte con un taparrabos!! Van al limite con ciertas cuestiones pero no sueltan el movil....

    ResponderEliminar