martes, 26 de junio de 2012

Rompiendo la cadena del maltrato: Estivill, eso es caca.


Todos arrastramos nuestros traumas. Es inevitable y por mucho que intentemos proteger a nuestros hijos, antes o después, sucederá algo que les hará sufrir. Muchos de nosotros no tuvimos un apego seguro de pequeños, no nos sentimos especialmente queridos o vimos que algo faltaba, que la disciplina sin más no es sino una cáscara vacía y que tener muchos vestidos no era nada comparado con un abrazo fuerte y sentido. Y después te haces mayor. Y entonces, tú también tienes hijos. En ese momento, puedes tomar dos decisiones: o cortar por lo sano con la crianza-tamagochi (tener un hijo como quien tiene una mascota virtual, que puede apagarse con mando a distancia cuando uno se cansa) y decidir estar ahí para tu retoño día y noche, o perpetuar una larga cadena de maltrato directo o indirecto.

Sí, maltrato. Porque el dejar que tu hijo, el ser que (supuestamente) más quieres del mundo llore hasta vomitar, con desesperación, con auténtico pavor, ignorándolo a propósito para "acostumbrarlo" a dormir (vamos, para no renunciar tú a tu vida anterior... ¿para qué tuviste un hijo entonces?)... ¿cómo se llama esto, si no es un maltrato en toda regla? ¿Cómo puede justificarse algo así, por mucho que esté dentro de la privacidad del hogar? Hemos conseguido, poco a poco, erradicar la violencia de los profesores en las escuelas, ya no está permitido que un profesor se tome según qué libertades con los alumnos en aras de una supuesta disciplina educativa o como quiera uno llamarlo. Pero en el hogar, un progenitor puede ejercer un auténtico abuso de poder dejando impunemente que un bebé de pocos meses llore durante doce horas sin atenderle, y eso no sólo no está considerado maltrato, sino que encima hay profesionales que lo aplauden.

¿Cómo puede un médico o cualquier otro profesional recomendar una práctica no sólo espantosa desde el punto de vista del apego, sino peligrosa médicamente hablando? ¿Cómo puede un bebé estar seguro totalmente solo en una habitación sin que nadie le haga el más mínimo caso durante toda la noche? ¿Y cómo todo esto puede estar recogido (que no documentado, el autor siempre omite las supuestas referencias científicas en las que se basa... sencillamente, porque no existen) en un libro, siendo además un éxito de ventas?

Vivimos en una sociedad cada vez más frenética y despiadada. Así, el tener un hijo se mete en el mismo cajón que el resto de las obligaciones del día a día. Y claro, por la noche, eso de no dormir puede resultarle a uno terriblemente desesperante... Y si de noche dejamos de trabajar, ¡dejemos también de tener un hijo, que es más cómodo!

Pues no, es que eso es imposible. Un hijo no es un tamagochi. Un hijo no puede criarse con mando a distancia, apagándolo y encendiéndolo a voluntad. Dejando de lado el que por la bipedestación, el bebé humano nace muchísimo más desvalido que el resto de bebés mamíferos, es que aunque se tratara de un niño de cinco años, eso, sencillamente, no se hace. No se puede amar a un niño de día y odiarlo de noche. No se puede besar a un niño por las mañanas y torturarle nocturnamente. No se puede hacer todo esto sin crear una bomba de relojería emocional que, tarde o temprano, explotará.

¿De verdad merece la pena?

¿De qué tienen miedo los padres que no se atreven a compartir el lecho con sus hijos? Se me ocurren las típicas razones...

- "Es que jamás se irá de mi cama." ¿De verdad piensas que tu hijo querrá dormir contigo toda tu vida? Ayyy, siento decepcionarte (sí, porque luego se echa mucho de menos). Tu hijo irá reclamando la independencia que por naturaleza le corresponde reclamar, y se acabará marchando a otro cuarto, al igual que más adelante querrá vivir en otra casa. Es ley de vida, ¡qué le vamos a hacer! Los niños a los que se les permite ser dependientes (sí, es que los niños son dependientes, no "saben" dormir solos ni conducir ni hacer la declaración de la renta, ¡fíjate tú qué cosas!) cuando les toca, serán luego lógicamente mucho más independientes que aquellos que tienen una dependencia no saciada.
- "Me van a criticar por consentir a mi hijo, por malacostumbrarle." ¿Y no es "malacostumbrar" acostumbrar a un niño al mal, al sufrimiento de sentir que nadie le hace caso? ¿No es más sano un niño que sabe que sus padres le protegen día y noche, como hacen los restantes mamíferos?
- "Es que entonces perderé la vida sexual." ¡Qué poca imaginación, hay que ver! ¡Pues anda que no hay sitios donde poder darse un buen meneo más allá de la cama!
- "Me preocupa el incesto." Si alguien piensa en esto, que vaya al psicólogo YA.
- "Es que el método funciona." Sí, es verdad. Funciona. También funciona pegarle a tu perro con un zapato. Pero funcionar no quiere decir que esté éticamente bien. Si mi vecino me molesta con el taladro y le mato, funcionará, el ruido ya no volverá. Pero evidentemente no es ético.
- "Tengo miedo de aplastar al bebé." A menos que peses 300 kilos o estés hasta arriba de heroína, anda que no es difícil eso. Cuando uno duerme, no está en coma. Siguiendo unas precauciones básicas, el colecho es totalmente seguro.
- "Es que me han regalado el libro." Pues quémalo en la chimenea, que en invierno hace frío. A todo se le puede encontrar una utilidad, aunque sea indirecta.

Y yo me pregunto... Cuando el autor de este librito (que encima es un plagio de otro) se siente triste... ¿se acurruca junto a su mujer, o se aplica a sí mismo su propio método?