sábado, 24 de octubre de 2015

Fomentando la falta de empatía desde bien pronto

Después de los cotidianos anuncios de juguetes sexistas de todas las navidades, llega ahora una nueva categoría: los juguetes crueles.

¿Puede alguien decirme cómo esto se considera normal, más aún, cómo esto es divertido?



¿De verdad es gracioso ordeñar a una vaca hasta que se le salgan los ojos?



Otro ejemplo, de la misma marca, que clama al cielo: 


Ahí, enseñando a los niños a matar roedores a escobazos.


Me resulta tremendamente triste cómo se juega con esta ausencia de empatía y esta falta de respeto absoluta hacia los animales.
Si el maltrato y la muerte de animales no debería ser un espectáculo (véase corridas, toro de la vega, etc)... ¿por qué sí es lícito si se dan en los juguetes infantiles?
Sin palabras.

viernes, 2 de octubre de 2015

Espacios y género: diferencias desde la infancia

El otro día andaba charlando con mi pareja sobre cómo, según él, la ocupación de espacios no tiene nada que ver con el género, a raíz de una imagen similar a ésta, que supongo que cuando vives instaurado en el privilegio no concibes como una diferencia de género, sino como una "casualidad".



Claro que hay gente caradura en ambos géneros. Claro que también hay mujeres que "resultan molestas" en los transportes públicos (o en algún otro ámbito), pero la ocupación del varón de los espacios a su voluntad es más que eso: es casi un arquetipo, porque representa cómo se comporta, como norma general, en la sociedad.

Teniendo como base que la división de géneros comienza desde el embarazo, que desde las guarderías ya podemos observar comportamientos sexistas entre los niños, es lógico que en las propias escuelas estos comportamientos se perpetúen y se favorezcan. Porque aunque en los colegios se suelan llenar la boca con palabras como igualdad, no se explica en qué consiste esto, más aún, no se da ejemplo -que a la larga, importa siempre mucho más que las meras palabras-. No recriminar a los niños sus comportamientos sexistas es no favorecer la igualdad. No dar las mismas oportunidades en los deportes es no favorecer la igualdad. Perpetuar estereotipos de género en los juegos simbólicos (las niñas como princesas, los niños como guerreros), por supuestísimo que es no favorecer la igualdad.



Si tú a un niño le estás mandando el mensaje desde el mismo momento de su nacimiento de que sólo por su género ya tiene más derechos, él va a reclamar dichos derechos de un modo u otro, en todos los aspectos de su vida. Esto puede verse, por ejemplo, en el recreo. Observando cómo se comportan los niños y niñas en el juego se aprende mucho. De hecho, existen muchos estudios sobre este tema, pego el resumen de uno de 2005 (Cantó Alcaraz, Ramón; Ruiz Pérez, Luis Miguel) aquí:

El propósito de este estudio es analizar la existencia de comportamientos motrices diferenciados entre chicos y chicas, así como las posibles causas ambientales-físicas que provocan, o facilitan, el mal reparto del espacio disponible en el patio de recreo escolar. De manera específica este estudio tiene por objeto valorar el reparto del espacio disponible en el patio de recreo escolar, entre un grupo de escolares a lo largo de un curso escolar. Por medio de una metodología observacional se han identificado y constatado los distintos espacios empleados en cada una de las categorías establecidas, con la finalidad de poder establecer la territorialidad (reparto, ocupación y uso) entre los niños y las niñas participantes en este estudio, dentro del espacio disponible en el patio de recreo escolar. El análisis de las observaciones registradas, mostraron la existencia de dichas desigualdades en el uso y empleo del espacio disponible, desigualdad que perjudica a las niñas. El estudio concluye con la necesidad de repensar los espacios de juego para que tanto niños como niñas puedan desplegar sus posibilidades de movimiento en el momento del recreo escolar.

Está, por lo tanto, observado y convenientemente estudiado, aunque las que hemos sido niñas en el recreo ya lo hemos experimentado por nosotras mismas, que nos hemos visto perpetuamente obligadas a estar por los rincones mientras ellos ocupan prácticamente la totalidad del espacio: "que los niños ocupan la mayor parte del mismo y que se apropian del centro mientras que las chicas se reparten los espacios periféricos" (Tomé González; Ruiz Maillo:1996).



En la edad adulta, esto continúa exactamente igual: si en el inconsciente colectivo, normativo, nosotras estamos regladas al espacio privado y ellos al público, a nivel inconsciente -o a veces no, a veces son plenamente conscientes- van a seguir reclamando SU espacio como el público. Existen muchos estudios de índole sociológica sobre cómo la división de géneros incide en la ocupación del espacio urbano (por ejemplo, McDowell, L:1982 - Hanson, Susan; Geraldine Pratt: 1995). Y esto podemos trasladarlo a la ocupación de los transportes públicos (el espatarre masculino mientras ella queda en un rincón), a la ocupación de los asientos en el cine (él siempre apoyará su brazo en el apoyabrazos central, porque es "suyo"), a la monopolización de las conversaciones laborales (ejemplo típico: propones algo, ni caso, un varón propone lo mismo unos minutos después y es la idea del siglo). En palabras de Pablo Páramo y Andrea Burbano (2010):

Un reflejo de la ideología masculina sobre el espacio se encuentra igualmente en los principios de diseño y de planeación urbana. Short (1996) acuña el término “ciudad-hecha- por-el-hombre” como indicativo de la construcción social del espacio urbano y de la dominación masculina en el diseño y planeación, que refuerza los sesgos de género: los hombres como productores y controladores del espacio y las mujeres como reproductoras de tales estructuras que replican la visión masculinizada del espacio mediante el uso que hacen de éste.

También está estudiada la diferente manera de conducir de los varones, que igualmente reclaman la carretera como suya. Porque "al igual que los demás componentes de lo que constituye la experiencia en el espacio público, el transporte es visto como neutral respecto al género, asumiendo que beneficia a todos por igual. Por el contrario, el patrón de viaje para algunos, es uno de los aspectos de la vida social con mayor influencia de género" (Wachs, 1996).



En fin, que podemos ver cómo efectivamente sobre la ocupación de espacios se puede hacer un análisis exhaustivo desde una perspectiva de género, porque "el discurso del terror sobre el espacio público se crea para mantener precisamente a la mujer bajo el control masculino" (Páramo-Burbano:2010). Pero supongo que cuando uno se beneficia de dichos espacios desde pequeño... no puede verlo, sencillamente.


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Cantó Alcaraz, Ramón; Ruiz Pérez, Luis Miguel (2005): "Comportamiento motor espontáneo en el patio de recreo escolar: Análisis de las diferencias por género en la ocupación del espacio durante el recreo escolar" en "Revista Internacional de ciencias del deporte" número 1, 2005.

Páramo Bernal, Pablo; Burbano Arroyo, Andrea (2010): "Género y espacialidad: análisis de factores que condicionan la equidad en el espacio público urbano"  en "Colombia Universitas Psychologica"  v.10 fasc. p.61 - 70; Colombia: Editorial Pontificia Universidad Javeriana.

Short, John Rennie (1996): The urban order: An introduction to cities, culture, and power. Cambridge, MA: Blackwell.

Tomé González, Amparo; Ruiz Maíllo, Rafael (1996): "El espacio de juego: escenario de relaciones de poder". En "Aula de innovación educativa" nº 52-53; pp.37-41.

Wachs, Martin (2000). "The automobile and gender: An historical perspective" en http://www.fhwa.dot.gov/ohim/womens/ chap6.pdf.

viernes, 25 de septiembre de 2015

Festejos populares versus mataderos: ¿qué pasa aquí?

A la mayoría de la gente le indigna que los animales sufran. Esto es así. A menos que seas un psicópata que se regodee en el dolor ajeno, o un pobre ignorante sin criterio que prefiera aferrarse a la creencia errónea de que los animales no son capaces de sufrir (¡como si no tuvieran sistema nervioso, qué cosas!), no te gustará ver a un animal torturado. La empatía está ahí, es algo que tenemos más o menos desarrollado la mayoría de humanos, y que tiene una gran utilidad social.

Dicho esto, es sorprendente cómo cada vez más y más personas se manifiestan y se indignan a causa de los espantosos "festejos populares" que incluyen maltrato animal, no ya sólo las sempiternas corridas de todos, sino el toro de la vega, las becerradas de Algamesí, y demás simpáticas fiestecillas, que con la etiqueta de "tradición" justifican cualquier barbaridad (las tradiciones, por cierto, no son inmutables, y los pueblos no mueren porque mueran determinadas tradiciones, la identidad cultural es otra cosa, y desde luego cambia con el tiempo, no hay un esencialismo inamovible sin el cual un pueblo ya no sea un pueblo... porque si no, estaríamos todos aún bajo el derecho de pernada y cosas así, anda que no hay tradiciones absurdas que han desaparecido). Es emocionante cómo cada vez más personas reclaman que se ponga fin a esto, y les estoy eternamente agradecida a quienes son tan sumamente valientes de enfrentarse a los paletos hechos masa -sí, la "valentía" canallesca siempre surge de la masa, o del anonimato de internet-. Gracias a todos los que os preocupáis por los animales, de corazón.


Pero... ¿y qué pasa con la otra cara de la moneda? ¿Por qué hay tanta gente que se indigna con los maltratos "festivos" de los animales y sin embargo no dice ni mu sobre el filete que tiene delante, en su plato de comida, todos los días? ¿Qué sucede aquí? Hagamos un pequeño repaso de las cosas en común y de las diferencias que hay entre ambas cuestiones, basándonos en los argumentos clásicos que se escuchan popularmente.

1. "No es lo mismo el matar animales para un espectáculo que para comer; comer es una necesidad imprescindible, y como omnívoros, tenemos que comer carne".
No sé el número de veces que habré escuchado este argumento. Y sí, somos omnívoros. Pero "omnívoro" no quiere decir "tener que comer de todo" (si no, la mayoría de la gente en Occidente tendría una dieta bastante pobre, ya que no suele comer insectos, por ejemplo), sino "tener la capacidad de poder comer de todo". La diferencia parece sutil, pero no lo es en absoluto. Ser omnívoro es, desde luego, muy ventajoso, porque nos permite alimentarnos de animales y/o vegetales, es decir, ¡podemos estar perfectamente sanos comiendo sólo vegetales, precisamente porque somos omnívoros!
Los toros que se lidian después se comen, por cierto. Y su carne es muy cara, además. Y los animales de la mayoría de festejos, lo mismo: ¡la carne no se "desaprovecha"!
Es decir, los animales que se usan en los festejos populares normalmente acaban en un plato, igual que los de los mataderos.


2. "Los animales de los festejos sufren un montón, no así los que nos comemos".
Ésta es muy graciosa. La mayoría de la gente no sabe nada de los animales que se come, o, más bien, prefiere no saber. ¿Tú conoces dónde están los centros donde se procesa la carne, has visto alguna vez cómo se engorda a estos animales, cómo se les trata, o cómo se les mata? No, claro, todo esto "se esconde debajo de la alfombra", porque si la gente supiera, si la gente viera de verdad cómo funciona la industria alimentaria de la carne... no podrían soportarlo, con total seguridad. Al menos, la gente normal, no los psicópatas. Al toro de la vega lo lancean sin piedad. A las vacas que esperan en línea su muerte (imagina ese momento: ver cómo estás haciendo fila y cómo las que están delante de ti, tus compañeras, son torturadas, cómo se las mata de mala manera, cómo muchas veces hay tanta prisa que son escaldadas vivas, descuartizadas vivas, colgadas de un gancho sin que haya funcionado el aturdimiento...), las espolean, esto es, ¡lo mismo! Las pinchan y golpean con palos, se los clavan, para que continúen en la fila1. Cortes, mutilaciones, roturas de huesos... están a la orden del día. Y eso en las vacas o en los cerdos. En animales más pequeños y por ello más "manejables", como los pollos, el horror es aún más impresionante.
Es decir, tanto los animales de los festejos como los que acaban en el plato, sufren muchísimo y son torturados.


3. "Sí, bueno, pero es que yo sólo como carne ecológica de primera, de animales felices".
La carne ecológica se supone que tiene mejor calidad porque los animales han sido mejor alimentados, con ellos no se han usado tantos químicos (antibióticos y demás), y "en teoría" han llevado una "buena vida en libertad". ¡Anda, qué curioso, el mismo argumento que dan con los toros... que han vivido estupendamente, y que por eso no se pueden quejar! Ahora imagina que te ofrecen vivir en una jaula de oro, donde te van a dar masajes todos los días, comida estupenda y te van a poner música clásica. Eso sí, te explican que sólo será el tiempo indispensable hasta que engordes y entonces te maten. ¿De verdad elegirías esto? ¿Qué clase de argumento es "te voy a matar pero hasta entonces vas a vivir estupendamente"? Y por cierto, yo he visto gallinas "ecológicas". El término es tan laxo que resulta gracioso. Te ponen un 0 en los huevos (indicativo de que son gallinas en libertad) únicamente con que éstas salgan un rato al día a un patio pequeño. Evidentemente, no debe de ser suficiente, porque estas pobres gallinas tenían el pico tan cortado como las "no ecológicas" (a las gallinas se les corta el pico porque se vuelven locas hacinadas, y acaban desarrollando comportamientos psicóticos, y dándose de picotazos las unas a las otras... se les corta sin anestesia, y a veces tanto que les impide comer y finalmente mueren de inanición... las gallinas usan el pico para conocer el entorno, y con esta práctica se las deja como ciegas).
Es decir, no hay "animales felices", todos tienen el mismo final: los de los festejos, y los de los mataderos.


4. "Las fiestas con animales mueven mucho dinero, es una industria podrida que se beneficia de subvenciones y demás".
Sí, es verdad. Hay mucha pasta en juego. Subvenciones PÚBLICAS (financiamos estas barbaridades con nuestros impuestos)... al igual que las hay para la ganadería. ¿O acaso pensamos que los toros de lidia, por ejemplo, surgen de la nada? Forman parte de la industria ganadera, al igual que las vacas, son por lo tanto dos caras de la misma moneda. La ganadería mueve mucho dinero. Me contaba un compañero de trabajo cómo en su pueblo mucha gente vivía de la ganadería, forrada gracias a las subvenciones que les daban2. Oh, sí, ahora diremos que si la crisis, o que si esto ya no es lo que era. Me da exactamente lo mismo: se está sacando dinero a costa de la esclavitud, la tortura y la explotación.
Es decir, hay dinero en medio de ambas prácticas, porque forman parte de lo mismo: la cría y explotación animal.


5. "Los espectáculos de los festejos populares dan una imagen festiva de matar, sacando lo peor de los humanos".
Es lamentable ver cómo se comportan los garrulos de Tordesillas, por ejemplo. Cómo se dedican a increpar a los activistas, insultándoles y agrediéndoles como "valientes machos ibéricos". Lo mismo pasa con el paradigma del torero, como el de un hombre "valiente" que se enfrenta "ante la bestia" (¿no hay detrás de esto algo ancestral, ritual?), mientras las damiselas (véase el arquetipo de "la folclórica y el torero") les lanzan un pañuelo perfumado y se entregan a ellos cuando le ganan la batalla al animal. En los mataderos, los empleados (hombres, generalmente, sobre todo con los animales más grandes), se emplean con una agresividad alucinante en la tortura y el "procesamiento" de los animales.
Hay una dicotomía de géneros que siempre se ha esgrimido, un sistema dualista donde lo masculino se ve como lo fuerte, lo activo, lo que manda, y a esto podríamos añadir también... y la carne. Sin embargo, lo femenino se asocia con lo débil, lo pasivo, lo que debe de ser mandado... Comer verduras entraría aquí también, según el imaginario colectivo. No tenemos el arquetipo de un hombre fuerte, vigoroso... y vegetariano (que haberlos, haylos, pero no nos los solemos representar así). ¿Qué quiero decir con esto? Que para mí, veganismo y feminismo son dos cuestiones que deben de darse la mano. Feminismo y veganismo son justicia. Luchan contra estereotipos y dualismos estúpidos y mañidos, donde se explota a unos seres para beneficio de otros.
Es decir, que tanto en los festejos populares como en los mataderos, los humanos sacan lo peor de sí mismos. Y eso se extrapola al imaginario social, donde esta agresividad se asocia con valores patriarcales, masculinos.
Guauuu, qué machoteeee

6. "Todo el mundo come carne, no puede ser que todo el mundo esté equivocado, me gusta cómo sabe la carne, sin embargo no me gusta ver festejos populares donde maltratan animales".
Todo el mundo (bueno, no todo, pero la mayoría) come carne porque no se lo ha planteado. Yo no pienso que quienes coman carne estén equivocados. Simplemente opino que aún no han reflexionado sobre de dónde proviene lo que se comen. Porque no es sencillo hacerlo. Porque supone ir en contra del sistema, que ampara estas prácticas, escondidas por la industria alimentaria porque son tremendamente crueles con los animales para obtener el máximo beneficio al mínimo coste. Capitalismo puro y duro. Lo que está normalizado, se legitima, y con ello cualquier práctica, por cruel que sea, se aprueba, aunque sea intentando olvidar que existe. Así que vamos por ahí "haciéndonos los tontos", comprando en el supermercado bandejitas monísimas con todo despiezado, carnes tratadas con nitratos para que estén rositas (y no grises, como serían sin tratar... son cadáveres, a fin de cuentas), donde no podemos ver nada que nos recuerde que "eso" fue un animal, que sintió y quiso vivir como todos los demás. Y sí, la carne está muy rica para mucha gente, pero hay algo más allá del mero placer momentáneo: la ética. Sin embargo, ver las fiestas produce mucho malestar. ¿Por qué?

PORQUE SE VEN, sencillamente.

Y aquí es donde está la diferencia que buscamos: lo que no se ve, se puede obviar, pero lo que está delante de mis narices... ¿cómo lo escondo, cómo "hago como que no está"... si está ahí?

Yo comprendo que todo el mundo ha de elegir sus batallas. Que no se puede luchar contra todo. Que el mundo está repleto de injusticias, y que cada uno ayuda en lo que buenamente puede. Por ello, es de agradecer que tanta gente se indigne y reaccione ante la crueldad animal. Pero siempre ha de tenerse en cuenta que eso implica una gran contradicción. Que no podemos quejarnos de la crueldad en las fiestas populares pero aceptar la crueldad de los mataderos. Yo misma, cuando comía carne, era consciente de que no estaba siendo coherente, lo sabía y lo admitía, pero la inmensa mayoría de la gente se molesta cuando pones el dedo en la llaga en el centro de su incoherencia. Porque en el fondo, muy en el fondo, saben que "ahí pasa algo".



Festejos y consumo de animales son dos caras de la explotación. Ambas terminan en el mismo sitio (el plato), la diferencia más llamativa que hay entre ambas es que en una se ve la tortura; en la otra, no. Y lo que no se ve, se puede esconder... pero si te lo ponen delante de las narices, ¡la cosa no es tan fácil de olvidar!

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1“Aplicaciones del Manual Media a Sectores Industriales: Industria Cárnica”. Ministerio de Ciencia y Tecnología. Edición Impresa. 2001

2 http://www.magrama.gob.es/es/ministerio/servicios/ayudas-subvenciones/ayudas.asp

sábado, 19 de septiembre de 2015

Inoculando el virus del privilegio

Muchas personas dicen que la denominación "violencia de género" es ridícula, porque es violencia sin más. Que un asesinato es un asesinato, que debería llamarse por ello "asesinato" y no "asesinato por violencia de género". Y bueno, un asesinato es. Es violencia, sí. Pero la coletilla "de género" no está puesta "porque sí".

Los feminicidios, y la violencia contra las mujeres en general, son el crimen más silenciado del mundo. Las mujeres somos la mitad de la población mundial, y en todas partes (aunque algunas en mayor medida que otras, claro, gracias a los logros del feminismo que mucha gente dan por supuesto, pero no, todo eso son conquistas que se han llevado a muchísimas valientes por delante), las mujeres son consideradas "el género inferior". Hago aquí un parón para recordar la diferencia entre sexo y género, que por extraño que parezca, no suele conocerse: el sexo es a nivel biológico, el género a nivel social. Es decir, el "género femenino" es cómo se supone que socialmente debe de ser una mujer, cómo ha de comportarse, cómo se la identifica. Evidentemente, habría que tender a una deconstrucción de los roles de género (que NO de los de sexo, y aquí es, para mí, donde se equivocan muchos feminismos), para que dejen de ser estratos sociales inamovibles, donde uno mira desde el privilegio sin darse ni cuenta y el otro está doblegado con mayor o menor sutileza.

La cuestión es que la etiqueta "violencia de género" sirve para identificar qué se esconde detrás de este tipo de violencia. Si una mujer mata a su marido, por ejemplo, NO es violencia de género, porque el género masculino no es el "considerado inferior", y por ello, no ha ejercido un tipo de violencia totalmente estructural y normalizada como sería al revés. Las motivaciones que pueden llevar a una mujer a matar a su marido son otras bien diferentes, pero en este caso ellas no se encuentran en el lugar de privilegio y por ello no reproducen los patrones de superioridad en el comportamiento transmitidos de generación en generación.



Quiero decir que la violencia de género no es simplemente la violencia directa, lo que se ve (palizas, violencia psicológica, muertes, violencia obstétrica, qué sé yo), sino que la violencia directa es sólo la punta del iceberg, y que está firmemente asentada en una violencia cultural y estructural que legitima dichos comportamientos. O sea, que si tú a un niño desde que es un bebé le estás enseñando que su lugar es el privilegiado, que es superior sólo por pertenecer a determinado género... ¿de qué nos extrañamos si luego reclama dicho espacio?

La ley contra la violencia de género tiene grandes carencias; por ejemplo, sólo considera que se trate de violencia de género cuando sucede en el marco de la pareja o ex pareja. Por ello, víctimas en otros contextos (el trabajo, la consulta del médico, etc)  pasan "desapercibidas". La violencia de género abarca mucho más, y las víctimas son muchas más de las que creemos. Está en todas partes, porque la sociedad asienta sus pilares en ella.



Y luego pasa que llega un verano funesto como éste, donde se han matado a mujeres y a niños (hijos de éstas) sin parar, donde los periódicos y demás medios de comunicación han usado eufemismos absurdos como "mujer fallece en Cuenca" (¡no, no fallece, la han asesinado, señor mío!), y te das cuenta del lío que hay en torno a los conceptos, de cómo no se comprende qué es el género, qué es la violencia de género y en qué consiste.

Todo lo estructural está normalizado, invisibilizado, y por ello es algo tremendamente peligroso. Se trata, entonces, de admitir una vez más cómo el feminismo necesita aún de muchísima pedagogía para llegar a todo el mundo, para explicar los conceptos, para hacer comprender... Y para que todas las personas sepan que la violencia de género existe. Que es un hecho. Que está ahí. Y que quienes la ejercen no son enfermos, sino los hijos sanos del patriarcado, a quienes han inoculado el virus del privilegio desde la cuna.

¡Y cuánto queda aún por hacer!

lunes, 6 de julio de 2015

Adiós, Sarah

Ayer murió mi hermana. Ahora podría empezar a idealizarla, hablando de lo maravillosa que era y de cuánto la quería. Es lo fácil, es lo que se hace. Pero mi hermana y yo apenas teníamos nada en común, éramos como agua y aceite. Ideas y creencias opuestas. Caracteres antagónicos. Opiniones, modos de vivir enfrentados, en pocas cosas coincidíamos, aparte del amor por los animales y por la música clásica.

La mayoría de las veces, hablar con ella resultaba agotador, porque tenía que ir con un tacto exquisito, se ofendía con facilidad, su carácter era bastante extraño, y cualquier cosa le molestaba, así que no podía decir nada sin pensármelo antes, lo que me resultaba muy cansado, lo que me obligaba a ponerme siempre mil máscaras y no me permitía ser nunca yo misma. Lo consideraba normal: su enfermedad la había amargado, y bastante poco en realidad, porque siempre se mantenía optimista. Otras personas se habrían hundido ante un cáncer como el suyo, pero ella la mayoría de las veces permanecía ahí, positiva, luchadora. Claro que su carácter se resentía. Y el de cualquiera lo habría hecho también. Pero tratarla era complicado.

No nos veíamos mucho, teníamos encuentros y desencuentros y reencuentros. Pero sabía que estaba ahí, luchando. Que estaba muy bien rodeada de muchos amigos que la querían. Que poco a poco parecía que mejoraba, hasta pensábamos que iba a superarlo. Terminó el último ciclo de quimio en octubre. Su médula empezó a funcionar de nuevo. ¿Era éste el milagro que esperábamos?

No. Fue sólo una tregua de unos meses.

Ayer murió mi hermana cuando ya nadie esperaba este final tan amargo y repentino. Cuando ella misma creía que iba a poder rehacer su vida, que iba a poder volver a trabajar. Que con sus escasos 35 años iba a poder vivir, por fin. Mi hermana, moralista, estricta, que me daba lecciones éticas que jamás le había pedido, que creía firmemente en un dios que nunca hizo nada por ella. Que me sacaba de quicio.

Pero era mi hermana.

Y hoy no puedo, no quiero, recordar nuestras discusiones o desavenencias, nuestras diferencias o nuestras crispaciones mutuas.

Ahora sólo puedo, sólo quiero, recordar cómo la llevaba de la mano cuando éramos pequeñas.
Cómo nos partíamos de la risa de noche cuando se suponía que teníamos que estar dormidas.
Cómo nos íbamos a la piscina en verano, y nos tirábamos horas nadando sin querer salir.
Cómo la defendía de los niños que se metían con ella.
Cómo la noche de antes de que empezara el curso nos la pasábamos hablando, nerviosas y contentas, sin pegar ojo.
Cómo nos escondíamos sobre la litera de arriba, llamábamos a mi padre y cuando entraba en la habitación, le tirábamos una manta desde ahí, como la trampa de un bosque.
Cómo nos íbamos de campamento en verano.
Y después, cómo trataba a mis hijas, cómo jugaba maravillosamente con ellas, les pintaba las uñas, les contaba cosas, cómo ellas la querían y cuánto se reían juntas.

¿Cómo puede ser?

Ayer murió mi hermana y con ella se va una parte de mí. Una parte que estaba enterrada bajo años de supuesta madurez. Una parte que jugaba a las canicas, que hacía casas de muñecas cutres pegadas con celo. Una parte que reía por la noche sin importarle el cansancio del día siguiente.

Ayer murió mi hermana. Ayer murió mi infancia.



jueves, 28 de mayo de 2015

Resultados sobre la encuesta de violencia obstétrica (Parte 2)

De todas las participantes en la encuesta, 340 han querido compartir un poco más en profundidad sus experiencias, que pueden encontrarse aquí. No obstante, ofrecemos a continuación un pequeño resumen con extractos de las mismas, totalmente sobrecogedores. Porque podemos encontrar muchas cosas en común en las narraciones de estas 340 mujeres. Definen la experiencia como «traumática y demoledora» (#276) o «brutalmente inolvidable» (#331), describiéndola como una «obligación a la sumisión para la supervivencia» (#287), sintiéndose «al servicio de la comodidad médica» (#309).

Muchas coinciden en tener que soportar burlas e insultos: «me quejaba mucho y las enfermeras me apodaron “la llorona"» (#86), «la ginecóloga se ríe abiertamente en mi cara» (#111), «el celador que me llevó al paritorio en un ascensor con otras personas se burló de mí ante ellas en tono jocoso» (#115), «se rieron entre ellas pensando que no me daba cuenta porque me olía mal el aliento» (#129), «el ginecólogo que me atendió me llamó la llantos» (#166), «el ginecólogo me hizo mover las piernas arriba y abajo; después se rió» (#180), «la comadrona se burló del tamaño de mis genitales y me ignoraba cuando yo le preguntaba cosas sobre mi proceso de parto, incluso me dio la vuelta al monitor para que no pudiera verlo» (#232). Igualmente, no se permite gritar a las parturientas, sin embargo ellos las gritan y maltratan: «me gritaban todo el tiempo» (#35), «el comadrón me dijo que tenía que callar y seguir órdenes» (#116), «tras sentir un inmenso dolor y como acto reflejo de mi cuerpo, empujé con mi pie en el hombro de la matrona y me chilló que le había empujado y se enfadó; su trato fue a peor aun habiéndole pedido mil disculpas» (#199), «me decían que me callara, que no gritara» (#201); «me decían que dejara ya de quejarme, que ya me estaba pasando con las quejas» (#216), «me decían que dejara de gritar, que si acaso me creía que esto era una película o una telenovela; me acusaron de estar fingiendo el dolor» (#319), «hicieron que me tapara la cara y no dejaban que yo gritara» (#324), «un auxiliar que abría la puerta del paritorio me gritaba que me diera prisa, que había más gente esperando fuera» (#292). Resaltan la instrumentalización, el trato vejatorio y la infantilización, cómo se las amenazaba, y se las trataba como a tontas e ignorantes: «un parto medicalizado e instrumentalizado en el que se me infantilizó hasta el punto de engañarme y ponerme oxitocina en contra de mi voluntad» (#131), «me dijo la matrona que yo no servía para parir» (#135), «la anestesista me amenazó diciéndome que me "rajarían igualmente y que me iba a doler"»(#148), «el ginecólogo me dijo "si hubieras sido mi mujer hace rato te hubiera hecho una cesárea; deja ya los rollos hippies, estás poniendo en peligro a tu hijo"» (#217), «esa sensación de infantilizarme y de
indefensión fue horrible» (#237), «el ginecólogo decía "esta niña no sabe empujar"» (#240), «me trataba de manera infantil y me abría las piernas a golpes, como si le molestara tener que mirar ahí» (#257), «en cada momento me decían "es que no sabes parir"» (#269), «la anestesista me llamó retrasada por plantearme un parto sin epidural» (#298).

Igualmente, subrayan la sensación de cosificación, indefensión y vulnerabilidad: «me hacían esperar a que llegase el médico tumbada en la camilla sin bragas; no sé para qué me tenía que quitar las bragas para una ecografía abdominal» (#13), «en el hospital me levantaron patas abiertas y mostraban mi vagina a todas las enfermeras escandalizadas por una fuerte candidiasis; fue horrible y vergonzoso» (#151), «pasas de mujer a útero que contiene un bebé y de ahí a madre inútil» (#221), «me sentí objeto; yo no contaba para nada en mi parto» (#242), «me quedé aterrorizada por el dolor y por la indefensión de estar totalmente expuesta» (#306), «nunca he tenido una experiencia tan horrible ni he sentido tanta impotencia; el trato que se le da a las mujeres embarazadas es convertirlas en contenedores» (#311), «fue mucho lo desvalida y engañada que me sentí» (#142), «humillación y falta de respeto en un momento en que eres muy vulnerable» (#257), «me parece que estamos totalmente indefensas» (#330). También hablan de la sensación de apropiación de sus cuerpos, de pérdida de control sobre éstos, de ser espectadoras de sus propio partos: «sólo puedo recordar desconexión conmigo misma, con mi cuerpo y con mi bebé; sentí perder el control de todo lo que pasaba en mi cuerpo, sólo quería que todo acabara» (#7), «me sentí ninguneada, me hicieron sentirme incapaz de parir, totalmente a merced de ellos» (#22), «sentí que no estaba pariendo; siento que me han robado el parto» (#57), «era como un cuerpo sólo, sin tenerme en cuenta como persona» (#68), «entras en un círculo de intervenciones que una lleva a otra y tú lo ves como espectadora» (#95), «me sentí como si fuera un cuerpo inerte» (#118), «me siento que me han robado el parto» (#127), «me
sentí como utilizada, no como protagonista de mi parto» (#208), «hoy, no tengo la sensación de haber parido; me operaron de mi bebé» (#226).

Para muchas, el parto con violencia obstétrica es como una violación: «siento que mi parto fue una violación» (#59), «me sentí violada» (#91), «en mi primer parto me sentí violada literalmente; usaron mi cuerpo a su voluntad» (#94), «horrible, traumático, vejatorio, me sentí como violada» (#155), «fue el peor dolor que he experimentado en mi vida, una mano moviéndose violentamente dentro de mí» (#189), «nadie me volverá a violar» (#202), «cuando tenía 16 años fui víctima de una violación, que por miedo y vergüenza ni denuncié ni he contado a más de dos personas; cuando estuve de parto fue una experiencia parecida» (#318).

También abundan las sensaciones de culpa y de miedo: «han pasado 8 años y sigo sin haber superado el sentimiento de culpa de haberle fallado a mi bebé y a mí misma, porque llevaba la lección aprendida sobre lo que no debe ser un parto hospitalizado, pero una vez allí pierdes el control de todo» (#24), «me costó mucho superar la culpabilidad que sentía tras mi primer parto» (#63), «me ataron con los brazos en cruz causándome una sensación de miedo y desprotección muy grandes» (#160), «me anularon completamente con miedos» (#206), «pasé un miedo tan horrible que me llegué a desvanecer» (#335). Hay, además, una gran falta de intimidad: «recuerdo muchos momentos violentos, demasiadas personas mirando mis genitales» (#42), «desde la cama de partos podía ver a la gente correteando por el pasillo general, y la gente a mí pujando» (#117), «en mi cesárea, sin consulta previa, había unas 10 personas de prácticas» (#180), «más de 30 personas entrando y saliendo» (#200), «cuando me llevaron al paritorio había mucha gente, no se presentaron, no me hablaron; me sentía como un trozo de carne» (#116), «en el momento del expulsivo había unas 10 personas en el paritorio, un ginecosaurio que ni se me había presentado se subió encima» (#169), «incluso la empleada de la limpieza que pasaba por allí se permitió decirme: "uyyy, esta chica cómo se queja, ¡nena, que no es para tantooo!"» (#209), «horrible, parto múltiple, mil personas en mi paritorio hasta el punto de mandar yo a callar y reírse de mí» (#219), «me amarraron las manos desnuda y en un quirófano lleno de desconocidos con máscaras; tras el parto, durante la noche, varias personas me miraban mis partes sin pedir permiso» (#222), «había como 30 personas mirando mi parto como si fuera un partido de fútbol, pero a mi marido no lo dejaban pasar» (#240). Muchas veces esto es debido a la presencia de estudiantes sin pedir permiso: «fui objeto de hasta cinco tactos, uno tras otro sin que se me pidiera permiso y mucho menos sin presentarse ante mí los que eran claramente aprendices» (#111), «el día que nació mi hijo TODOS los partos fueron realizados con fórceps (¿era día de práctica?)» (#194).

También denuncian una gran falta de información: «en ningún momento me explicaron nada ni pude participar en ninguna decisión» (#25), «me mete la mano en mi vagina, pregunto qué pasa... y me responde nada nada... tratándome como a una chiquilla preguntona» (#179), «no me dejaron decidir nada ni pidieron mi opinión en ningún momento; cuando pedí explicaciones me contestaron como si molestase, cuando me eché a llorar por la impotencia se burlaron» (#185). Es común además el trato descuidado: «la matrona encargada de mí se fue a ver la tele» (#48), «la matrona entraba a atenderme comiendo maíces con el olor que desprenden» (#99), «muchas de las enfermeras wassapeaban durante el alumbramiento» (#117), «una ginecóloga intentó sondarme mientras hablaba por su teléfono móvil, ni se dio cuenta que no llevaba epidural» (#230), «durante el seguimiento del embarazo me llegaron a decir que tenía VIH siendo mentira» (#263).

Algunas describen cómo no se aceptan los planes de parto, e incluso cómo se toman represalias contra las que se atreven a presentarlos: «el matrón me rompió el plan de parto en la cara» (#77), «se saltaron casi todos los puntos de mi plan de parto» (#96), «mi plan de parto desapareció, me devolvieron mi cartilla y no había ni rastro» (#99), «tuve que insistir 3 veces para que el matrón leyera mi plan de parto y después me dijo que no lo iba a respetar» (#159), «me obligaron a firmar que renunciaba a mi plan de parto antes de darme opciones para aliviar el dolor» (#216). Igualmente, son comunes las represalias contra quienes intentan un parto en casa pero no lo consiguen y acuden a un hospital: «ya en expulsivo y decir que veníamos de un parto en casa el equipo médico hacía comentarios despectivos, como si yo no estuviese, de las comadronas que atienden partos en casa» (#59), «nos trataron de irresponsables, maltrato por parte del personal del hospital en el post-parto, por ser "la que quería un parto en casa y al final mira cómo acaban”» (#274), «el anestesista cuando entró al quirófano diciendo "¿ésta es la del parto natural?" con un absoluto desprecio hacia mí» (#278), «se medio mofaron diciendo “está llorando porque ella quería un parto natural” en tono
mofoso» (#281).

Es común también la separación sin motivos del bebé, y el darle biberones cuando se prohíbe expresamente por querer ofrecer lactancia materna (el biberón interfiere con ésta): «no pude volver a verle ni tocarle hasta 1 día y medio después» (#129), «me trataban con desprecio por querer estar con mi hijo» (#239), «no toqué a mi bebé hasta 12 horas después» (#316), «durante ese tiempo, a mi hijo le dieron al menos dos biberones, cuando expresamente había pedido que no lo hicieran» (#339).

Las consecuencias psicológicas (estrés postraumático, depresión y ansiedad al recordar lo vivido) son muy frecuentes: «el primer parto me dejó en estado de shock por todo lo vivido; me separaron de mi bebé y ni siquiera me importó» (#50), «las secuelas psicológicas y físicas me han impedido tener más hijos» (#113), «siento odio hacia las personas que me asistieron» (#73), «me he quedado con la sensación de no haberlo hecho bien, lo que me costó una pequeña depresión post parto; hasta el día de hoy (2 años han pasado) sigo FURIOSA» (#208), «en su momento no denuncié la negligencia porque estaba agotada tras un posparto que casi me mata; me arrepiento de no haberlo hecho» (#252), «me da ansiedad revivirlo» (#303), «aún se me ponen los pelos de punta; han pasado casi 8 años» (#337).

Igualmente, hay consecuencias físicas: «después de 15 meses lo paso fatal para hacer caca; no he vuelto a tener relaciones sexuales satisfactorias» (#54), «no pude volver a tener relaciones pasados el año y medio y después de sesiones de fisio» (#101), «me hicieron una gran episiotomía que hasta hoy, 9 años después, siento» (#135), «9 meses después sigo con dolores vaginales» (#260), «después de mi mala experiencia en el parto tuve que hacer rehabilitación vaginal durante varios meses» (#265), «a día de hoy, mi hijo tiene 14 meses, sigo sin disfrutar satisfactoriamente del sexo» (#279).

Pero cuando solicitan los informes, para comprender qué ha pasado o poner una reclamación, se encuentran con que éstos están incompletos o repletos de mentiras: en ningún informe se pone que se realiza la maniobra de Kristeller, por ejemplo, pero es tremendamente común (casi en el 30% de los casos aquí recogidos). Igualmente, se miente sobre los motivos que llevan a practicar algún procedimiento: «en los papeles del alta mintieron indicando "necesidad urgente de cesárea por más de 24 horas con bolsa rota"; la bolsa la rompieron ellos 2 horas antes de la cesárea» (#11), «en el informe de la cesárea pone distocia de dilatación y yo dilaté hasta 6 cm» (#181), «hice una queja formal a mi hospital 8 meses después y me contestaron con que esa maniobra [Kristeller] no constaba en el informe» (#219), «solicité los informes y hay tachones y no hay nada explicado, como si todo hubiese ido genial» (#227).

También se resalta la falta de sensibilidad ante las pérdidas de embarazos: «en urgencias me comunicaron fríamente que estaba abortando, fuimos al ecógrafo y el gine sin dirigirse a mí, avisa a una doctora y le dice que es "negativo"; así me entero que no hay latido, sin una palabra amable» (#192), «me pasé día y medio ingresada en una planta llena de bebés que lloraban mientras mi bebé estaba muerto dentro de mí; fue una auténtica tortura» (#272).

No es de extrañar que algunas víctimas de violencia obstétrica decidan tener el siguiente parto en casa, para evitar el volver a pasar por algo así: «un infierno del que aprendí mucho; el próximo parto en CASA» (#14), «no volvería a parir a un hospital» (#69), «el dinero mejor invertido en mi vida fue pagar a las matronas que me atendieron antes, durante y después de mi maravilloso parto en casa» (#100), «si tuviera un tercero, creo que lo haría en casa» (#109). Y es que «es una vergüenza que sigamos en la situación en la que estamos en la mayoría de los hospitales y que lo que esté generalizado en las mujeres y la sociedad sean violencia, protocolos intervencionistas y prejuicios y poca confianza en los cuerpos de las mujeres y en el proceso fisiológico de parir» (#172).

miércoles, 27 de mayo de 2015

Resultados sobre la encuesta de violencia obstétrica (Parte 1)

Por fin, tras varios meses, aquí están los resultados de la encuesta que realicé por medio de este blog y de distintas redes sociales sobre víctimas de violencia obstétrica. Tras eliminar las repeticiones, las encuestas incompletas y las "bromas e insultos varios", el número que quedó fue de 619. Su valor es meramente anecdótico, no se trata por ello de una encuesta formal y no forma parte del corpus de mi TFM, sino de un anexo ilustrativo de cómo perciben la realidad muchas víctimas en España.

Muchas gracias, de nuevo, a todas las que habéis participado.

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En primer lugar, veamos por números de partos:



Las edades de las encuestadas van desde los 18 a los 72 años, distribuidas de la siguiente forma:



La Sanidad Pública es lo que usó la mayoría de las mujeres:



La gran mayoría se considera bien informada sobre estos temas:



Cuantos más partos han vivido, más informadas se consideran (la experiencia es un grado):



De la totalidad de encuestadas, 231 se plantearon en algún momento el parto en casa, 388 no se lo plantearon y 4 no saben o no contestan. Las razones principales esgrimidas para no querer parir en casa son las siguientes:



Pero cuantos más partos se pasan, más aumenta el deseo de parir en casa: es decir, cuando se sabe cómo funciona el hospital y sus protocolos, muchas mujeres se sienten profundamente decepcionadas.



En cuanto al plan de parto, 169 mujeres presentaron uno, 415 no lo hicieron, y 35 quisieron hacerlo pero no se lo aceptaron. Las razones principales esgrimidas para no presentar un plan de parto son las siguientes:



Las intervenciones más comunes en el embarazo son las siguientes:


Las intervenciones más comunes en el parto son las siguientes:


Hay cosas llamativas, como que suelen ir de la mano la imposibilidad de moverse libremente con la imposibilidad de comer y beber: es así en 285 casos.

En cuanto al postparto:



Y en cuanto a los bebés que presentaron problemas (236 presentaron uno o varios de los siguientes):



Podemos observar que hay una cierta consonancia entre el número de intervenciones en el parto y el número de problemas en el postparto:



También llama la atención cómo, normalizando la cantidad de mujeres que entregan un plan de parto con las que no, se aprecia que esto apenas incide en el número de intervenciones recibidas: es decir, los planes de parto NO funcionan, porque no se respetan.


Si comparamos la sanidad pública con la privada, normalizando el número (puesto que había más mujeres que habían parido por la sanidad pública), observamos que en la sanidad privada, de media, se realizan más intervenciones.


En un siguiente post, los testimonios.

sábado, 16 de mayo de 2015

Cuestionario sobre violencia obstétrica: experiencias

De las más de 600 encuestas registradas, hay 340 mujeres que han querido compartir más en detalle sus experiencias.
Están numeradas y separadas, pero en ningún momento se dan datos personales de quienes han tenido la amabilidad de compartir su historia.
Muchas gracias, desde aquí, a todas.


  1. Un trato totalmente vejatorio sólo por el hecho de ser primeriza, como si fuera tonta y no supiera que estaba de parto.
  2. En ningún momento se aceptó el plan de parto, no se respetó nada de lo que yo quería, se me hacía callar si gritaba un poco fuerte durante el parto, se hizo episiotomía a pesar de haber flexibilidad para salir.
  3. Mi primera hija tardó 17h en salir. Las enfermeras y la matrona se portaron genial pero el ginecólogo tenía prisa por irse y se portó muy bruscamente.
  4. Presión para uso de epidural, Kristeller y gran episiotomía con secuelas de escape de orina, gases y en ocasiones caca.
  5. Parí sin epidural y no me dejaron moverme libremente ni parir sentada o en cuclillas, como el cuerpo me pedía. Me obligaron a parir acostada y me hicieron episiotomía porque me dijeron que si no el bebé iba a tardar mucho en nacer. La ginecóloga estaba agotada después de 7 partos en su guardia. Necesité ir al baño y no me dejaban porque decían que podía parir allí... y al final lo conseguí y luego me dijo la comadrona que me había ido genial para que el bebé bajara porque lo tenía muy arriba. Se rieron de mí cuando les dije que quería un parto natural.
  6. Entré en el hospital sabiendo un poco lo que me encontraría y acepté que debía encargarme de mí misma o nadie lo haría.
  7. Después del parto sólo puedo recordar desconexión conmigo misma, con mi cuerpo y con mi bebé. Sentí perder el control de todo lo que pasaba en mi cuerpo. Sólo quería que todo acabara. Me sentí muy observada pero poco acompañada. Sinceramente, lo recuerdo como una de las peores experiencias de mi vida.
  8. La violencia la he experimentado sobre todo después del parto. He tenido problemas con la lactancia por mal agarre (bebé prematuro) y he comprobado que los profesionales sanitarios no tienen conocimiento ni interés en la lactancia materna. No han sabido siquiera diagnosticar algunos de mis problemas y no me han prestado atención. Además, me practicaron un drenaje de un abceso en la areola del pezón sin anestesia y sin informarme de lo que me iban a hacer. Fue traumático por el dolor... y la médica que me lo hizo me dio a entender que era culpa mía por elegir darle el pecho a mi hijo... Para mí eso, junto a malos diagnósticos de mastitis y demás problemas, también es violencia obstétrica.
  9. La ginecóloga que estaba cuando ingresé tardó 3 horas en verme, iba con fisura de bolsa y sin contracciones y me riñó por no haber acudido antes, tardé menos de 12 horas en acudir como me explicó la matrona si las aguas eran limpias. Había estudiantes en prácticas que me realizaron tactos y pruebas de líquido amniótico. Acabe con cesárea después de 10 horas de contracciones, considero que tenían más prisa ellos que yo, a mí no me importaba seguir poco a poco a mi ritmo por muy doloroso que fuera; fue mi primer parto y fue por cesárea, espero poder tener el próximo natural, pero me temo que dependerá de la prisa que tenga el ginecólogo que me toque.
  10. Me hubiera gustado tener más libertad de movimientos y no estar la dilatación con monitores en la cama. Me ponían pegas hasta para levantarme a hacer pis.
  11. A las 11 entré en el hospital. A las 11.30 me pusieron oxitocina (sin prostaglandinas), vía, tumbada y monitor fetal. A las 13 me dijeron que el parto no avanzaba y rompieron la bolsa. A las 14.00 me aconsejaron epidural. A las 15.30 me bajaron a quirófano y a las 16.20 nació mi hija por innecesárea. Nos separaron 4 horas. En los papeles del alta mintieron indicando "necesidad urgente de cesárea por más de 24 horas con bolsa rota". La bolsa la rompieron ellos 2 horas antes de la cesárea.
  12. Por la urgencia y ante la posibilidad de que mi hija dejara de respirar en la placenta la tuvieron que sacar haciéndome una cesárea y rápidamente se la llevaron a la uci de neonatología. Sólo pude verla a 1 metro de distancia durante 5 minutos y mientras yo estaba en una camilla medio dormida, durante la primera hora de vida. Después no pude verla hasta pasadas 15 horas de su nacimiento.
  13. En el seguimiento del embarazo, en algunas pruebas que no me hacía mi ginecóloga me sentí "cosificada". Un ejemplo algo simple: en las ecografías especiales que te hacen fuera de consulta (12 y 20 semanas) me hacían esperar a que llegase el médico tumbada en la camilla sin bragas. No sé para qué me tenía que quitar las bragas para una ecografía abdominal.
  14. Fue horrible, una inducción a la que me tenía que haber negado, lo hacen por protocolo... No te dejan llegar a la semana 42. Y probé todo, propess y sus tremendos dolores absurdos porque no dilataba, oxitocina, epidural, broncas porque me movía mucho y el monitor no salía bien, pero era demasiado dolor para estar quieta así que me dejé poner la epidural... Picor y fiebre, me pusieron haloperidol (que reblandece el cuello) pero me daba sueño y yo no quería cerrar los ojos, monitor interno porque sale mal... 3pH así 14 largas horas. Como no quería más manipulación al bebé y estaba estancada solicite una cesárea... Algo que les pareció muy gracioso, "tú vas a parir que eres joven y abrimos hueco para el segundo, llevadla al paritorio". Y allí tras ventosa, Kristeller continua, un bolo de epidural porque me moría, palas y fórceps finalmente nació mi hija y rápidamente se la llevó el pediatra. Coserme fue una odisea, antiinflamatorios para el tremendo edema de suelo pélvico que tenía y extrayendo coágulos y trozos de membranas manualmente. Pero cuando todo pasó como tuve fiebre en el parto mi hija tenía analíticas seriadas para monitorizar pcr, aparte tenía mil traumatismos y un hematoma tremendo en la cabeza, fue ingresada a las 12h del parto por pcr elevada por protocolo del hospital aunque no había mostrado signos de fiebre y mis exudados eran negativos, para administración de tratamiento antibiótico. No podía andar para ir a neonatos a verla... Y se negaban a dejarme una silla de ruedas. Nadie vigiló la episiotomía hasta el alta y el ginecólogo me mandó a la matrona a los 5-7 días... Fui inmediatamente, soy enfermera y tengo fotos de mi episiotomía. Tenía esfacelos y muy mala pinta. Efectivamente, retirada de puntos, cierre por segunda intención y finalmente reconstrucción por parte de un ginecólogo por fístula enterovaginal (por no coser el desgarro interno), terapia psicológica, fisioterapia de suelo pélvico para recuperar esfínter anal y casi dos años para tener relaciones sexuales ya no placenteras sino por lo menos no dolorosas. Un infierno del que aprendí mucho. El próximo parto en CASA.
  15. La violencia obstétrica es una realidad demasiado extendida y de la que muy pocas mujeres se dan cuenta, sólo tienen una sensación de malestar pero se resignan a "es que las cosas son así".
  16. Sobre todo la maniobra de Kristeller y la cantidad de residentes haciendo tactos.
  17. Durante la dilatación, los tactos vaginales fueron muy violentos y posterior al parto en las primeras curas.
  18. Mi segundo parto venía muy rápido y aun así me pusieron oxitocina, me rompieron la bolsa y no me dejaron vivir el parto y dilatar tranquila. Decir que mi primer parto fue rapidísimo y precioso. Lo viví paso a paso y no fue nada doloroso. En el segundo no estaba preparada psicológicamente. Además me hicieron la episiotomía y además se me abrió la cicatriz del otro parto.
  19. Me duele que a mi hijo, sin más se lo llevasen, y le diesen leche de fórmula en la incubadora. No pude experimentar piel con piel, ni el primer contacto con el pecho. Estaba perfectamente y sólo podía ir cada 3 horas, me sacaba leche, calostro y se lo llevaba y las enfermeras querían completar con biberón. Lo recuerdo y me pongo mala.
  20. La peor fue con el pequeño. La dilatación fue en una sala común con 4 personas más y atendida por una sola persona. Al ir al baño, rompí aguas y nadie se enteró. En una ocasión me echaron en cara que me quejara, ya que se supone que "ya debía estar acostumbrada", al haber tenido dos hijos más. En la sala de partos, yo gritaba en cada empujón (como hacen los tenistas o los luchadores de kung-fu), pero me mandaron callar e hice gritos con la boca cerrada. Eso me produjo temblores después del parto. Después, me separaron de mi niño (nació de noche) y él estuvo toda la noche llorando y yo no dormí.
  21. Nada más llegar me dijeron que me ponían sueros porque no se podía beber y en realidad me pusieron oxitocina, lo que provocó un sufrimiento fetal.
  22. Me sentí ninguneada, me hicieron sentirme incapaz de parir, totalmente a merced de ellos.
  23. Muy mala, ninguna intimidad, encima había un cambio de turno justamente cuando estaba en paritorio así que como querían acabar rápido conmigo me hicieron episiotomía, la maniobra de Kristeller, y pujos dirigidos... fatal. No me dejaban ni beber agua ni nada.
  24. Me sentí muy mal, pasé mucho miedo, me anularon, no me veía con fuerzas de hacerme valer e imponer mis deseos. Lo cierto es que no tengo palabras para describir lo mal que lo pasé. Han pasado 8 años y sigo sin haber superado el sentimiento de culpa de haberle fallado a mi bebé y a mí misma, porque llevaba la lección aprendida sobre lo que no debe ser un parto hospitalizado, pero una vez allí pierdes el control de todo.
  25. Rompí aguas y esperé dos horas para ir al hospital. Sólo al entrar a urgencias ya me pusieron la vía y no dejaban que me moviera ni beber agua. A las dos horas me llevaron a la sala de dilatación, allí me dijeron que el bebé era grande y que mejor me ponían la epidural. Dilaté tumbada sin poder moverme y cuando estaba me llevaron al paritorio, allí estuve 5 horas haciendo pujos. La comadrona venía cada media hora, me saltaba encima e intentaban mover al bebé que estaba atascado. A las 2 de la mañana cuando era la hora de plegar me hicieron una cesárea. Le dieron el bebe a mi marido con el bolso puesto y las llaves del coche en la mano. Querían dejarme dos horas sola en quirófano para hacer la recuperación pero después de insistir muchísimo me dejaron ir a la habitación con mi bebé. En ningún momento me explicaron nada ni pude participar en ninguna decisión.
  26. Me sentí maltratada cuando me secaron para la cesárea y no pude conocer a mi hijo hasta pasadas siete horas y con el segundo porque se me tiró una matrona en la tripa para que saliera el niño.
  27. Todos los pujos, hasta que hubo cambio de turno, tenía que hacerlos con la mano de la matrona dentro de mi vagina. Rogué que la sacara y me dijo que me estaba ayudando... Me pusieron oxitocina sintética con buen trabajo de parto. Rompió la bolsa aun pidiendo que no lo hiciera.
  28. El anestesia adjunto, después de que su estudiante me pinchara tres veces la epidural para al final pincharme él, se bufó de mí diciendo que no tenía tolerancia al dolor y que qué sería de mí el día que mi hija me hiciera una grieta en un pezón. Además de no tener información sobre qué iban a hacer conmigo tras cuatro bradicardias de mi hija por intolerancia a la oxitocina. Tener que rogar que me informaran.
  29. Horrible. En ningún momento tuve las riendas de la situación. No me informaron de que había que usar la ventosa, echaron a mi marido y me sentí muy sola. El ginecólogo un desagradable.
  30. El posparto fue un infierno, por las secuelas psicológicas y físicas, el dolor persiste a día de hoy y hace 5 meses que di a luz y estoy segura de que todo eso podría haberse evitado si no hubieran intervenido y hubieran dejado que mi parto transcurriera con normalidad.
  31. La matrona me dejó desatendida pensando que tardaría mucho en dilatar. Cuando casi asoma la cabeza de mi niña me llevaron al paritorio y me practicó una episiotomía sin revisarme. Sacó a mi niña y la dejó encima de la mesa. No me la puso al pecho.
  32. La comadrona cuando me puse de parto me dijo que el niño venía muerto. El médico se me sentó en la cintura porque el niño no salía y luego me cosieron a lo vivo, sin anestesiarme para los puntos vaginales.
  33. No me di cuenta hasta que leí a otras mamás, pensaba que era lo normal.
  34. Sobre todo fue escuchando casos cercanos de mi hospital de referencia, y durante el embarazo en conversaciones con profesionales los cuales no están actualizados y carecen de la formación necesaria para hacer acompañamiento a una mujer en una etapa tan importante y tan delicada de su vida. Cuando estaba embarazada de 3 meses, en la sala de espera del hospital vi un cartel de la asociación El parto es nuestro, y a partir de la primera reunión a la que fui no pude más que seguir yendo (mi hija tiene ahora 20 meses). Me parece increíble el desconocimiento que existe sobre algo tan fundamental como un nacimiento, algo intrínseco a nuestra naturaleza, a nuestra especie, y que no tenemos ni idea y lo que es peor, a medida que te vas informando ves la cantidad de profesionales que no se han actualizado en cuestiones médicas, que te niegan tus derechos como usuario del sistema sanitario o que directamente te tratan como a una cría sin capacidad de decisión.
  35. Me gritaban todo el tiempo. Me rompieron la bolsa y yo no tenía idea que eso se podía hacer. Tuve 23 horas de parto con dolores inaguantables y me pusieron epidural 2 hs antes que naciera mi único hijo. La anestesista me gritaba para que no me moviera y si lo hacía amenazaba con no ponerme anestesia.
  36. Yo puse en mi plan de parto que no quería ni rotura de bolsa ni monitorización continua, me respetaron todos menos una que me tuvo todo su turno inmovilizada con el monitor y media hora antes del cambio de turno me rompió deliberadamente la bolsa, llevándome a una monitorización interna... Estoy en trámites de reclamación para que no le pase a otra mujer.
  37. Violación del derecho al consentimiento previo informado a la hora de realizar una episiotomía rutinaria: hecha nada más sentarme en la camilla. Me parece increíble que una profesional se atreva a hacerle una episiotomía rutinaria a una paciente con problemas de cicatrización, sin informarla.
  38. Sentí como violencia obstétrica la maniobra de Hamilton, me la hicieron sin informarme, sin consentimiento en dos ocasiones. En su momento consideré que el parto había "estado bien". Ahora (que me estoy formando como doula), veo que seguramente todo, incluida la inducción, podría haberse evitado.
  39. Típico parto medicalizado. Me hubiera gustado que me dejaran levantarme cuando tenía las contracciones pero no me dejaban moverme.
  40. Más de dos días dilatando, y las comadronas no nos reconfortaban ni informaban. Entraban y salían sin decir casi nada. Era mi primer parto. Cuando no pude más, pedí la epidural, me rompieron la bolsa. En el quirófano me sentí como otro mueble más, no como una mujer. Empecé a empujar cuando el gine estuvo preparado. A los pocos pujos, el gine se acercó la mesa de herramientas "de carnicero" y mi marido se giró con cara de asustado diciendo que empujara, la comadrona se me acercó y dejó caer su peso encima de mi barriga empujándola (me cuesta mucho explicarlo, todavía me duele en el alma). Nació la bebé, me la dejaron ver y se la llevaron para limpiarla entera (fatal) y me dijeron que tenía un problema de respiración y se la llevaron, con mi marido detrás. Me quedé con el gine y una enfermera hablando de una fiesta que había ido y no sé qué, sola, tiritando, sufriendo... ¡7 puntos me cosió! Y la nena estaba bien, era un protocolo que seguían con todos los bebés (de eso me enteré después). Eso sí, a la hora, cuando me la dejaron abrazar, empezó a mamar y ya no nos separaron.
  41. Amenaza de ponerme epidural para hacerme los tactos, trato infantilizado, cesárea no respetuosa y no dejarme estar acompañada.
  42. En mi primer momento recuerdo muchos momentos violentos, demasiadas personas mirando mis genitales, me decían que no gritara en las contracciones, me "obligaron" a ponerme la epidural alegando que "el anestesista se va, así que o te la ponemos ahora o nunca", me monitorizaron, no me dejaban moverme de la cama.
  43. Tuve muchos problemas con la lactancia, muy poca ayuda en el hospital, poca información y formación. A los 5 días la dejé porque no me hacía feliz. Fue horrible.
  44. En aquel momento, por desinformación, no experimenté sensación de no-respeto, creía que era lo normal... Pero me sentí muy mal cuando me hicieron la maniobra Kristeller sin tan siquiera avisar. Nunca supieron darme una explicación a lo sucedido... Ahora sé que me daban largas.
  45. Muy mal recuerdo del trato y todo, no es normal que en los tiempos que estamos dejen sufrir tanto a las mujeres.
  46. 6 horas después de que empezara a estar de parto ingresé por urgencias. Comprobaron dilatación y me hicieron una eco. Estaba de parto. Pasé a una habitación y me monitorizaron acostada. Me riñeron por intentar moverme. Grité de dolor después de dos horas allí "tirada" sin que me dejaran levantarme. El bebé se giró en una contracción por la posición y por eso dicen que utilizaron ventosa. Epidural porque estaba con dolor de lumbago y una pierna por obligarme a estar acostada. Una ginecóloga se subió a mi barriga para cargar mientras hacía expulsión. Separación del bebé porque estaba cansadito, sin indicar mayor problema físico o médico. Al bebé quería alimentarlo con leche materna, estuvo menos de 24 horas con glucosa en ayunas. Cuando decidieron darle alimentación no vinieron a mí, al calostro. Le dieron biberón, y así los 3 días más que estuvimos hasta el alta.
  47. Me llevaron a paritorio para inducirme el parto estando de 39+5 por una TA 160/90. Pero descubrí que me iban a inducir el parto porque la auxiliar comenzó a rellenar la pulsera de identificación. Nadie me explico el porqué ni pidió mi opinión.
  48. Me maltrataron, me hicieron sentir que era una inútil y no sólo no me cuidaron sino que la matrona encargada de mí se fue a ver la tv. Se me hizo una eco un viernes y me echaron a casa. Así hasta el lunes que di a luz por una cesárea de urgencia. Perdí el conocimiento porque al no haberme hecho otra eco desde entonces no vieron que el bebé se había hecho caca, la había tragado y se le bajaron las pulsaciones. Al niño hubo que reanimarlo y nació cianótico. No pude denunciar debido a mi estado de ánimo, acabé en el psicólogo durante unos meses y ahora soy incapaz de pensar en tener otro hijo gracias a esa matrona.
  49. No recuerdo la primera vez que vi a mi hija y eso me produce una gran tristeza. Siento que le he fallado cuando más me necesitaba.
  50. El primer parto me dejó en estado de shock por todo lo vivido. Me separaron de mi bebé y ni siquiera me importó...
  51. Después de 48h de trabajo de parto, el ginecólogo decidió, con 8 cm de dilatación y contracciones ya muy frecuentes, que mi bebé estaba teniendo sufrimiento fetal (la monitorización no lo demostraba) y en contra de mis deseos, que se los volví a hacer saber, desnuda en una bañera, me dijo que ellos eran los médicos y ya no podían aguantar más. Así que procedieron a romper la bolsa y poner oxitocina sintética.
  52. El ginecólogo fue brusco y me hizo daño todas las veces que me palpó tras parir, me sentí impotente. Y para darme el alta me volvió a palpar y lloré del daño que me hizo, sin miramiento. Las maneras eran de veterinario, no de ginecólogo.
  53. Para mí lo peor fue cuando me pusieron los fórceps, era una chica aprendiendo y mira que había dos ginecólogas mirando y me colocó las palas al contrario, menos mal q se dieron cuenta y las sacaron y volvieron a meter. Pero ese momento de abrir los huesos no lo olvidaré. Tampoco tuve contacto piel con piel. Nada más entrar me rompieron la bolsa y ya me acostaron en una cama sin poder levantarme. Estoy segura de que si hubiese estado incorporada mientras estaba empujando hubiese sido todo mucho más rápido.
  54. Verme cómo la matrona me clavaba el codo en las costillas me resultó repulsivo, y todo porque la epidural me sentó mal y no paraba de temblar, que ya no sentía ni contracciones, y con la episiotomía lo pasé fatal, nunca me dijeron cuántos puntos me dieron, decían que qué más da, a las tres semanas tuve que volver porque me cosieron de más y me dejaron un ojal, también se me desgarró la vejiga, y después de 15 meses lo paso fatal para hacer caca. No he vuelto a tener relaciones sexuales satisfactorias.
  55. Me sentí ninguneada y como si no fuese lo suficientemente buena o inteligente para decidir sobre mí misma. El último parto fue sin asistencia en un hospital, aunque en la distancia estaban por si acaso. Fue totalmente mío y de mi bebé, a la que yo misma saqué. Parí de pie.
  56. No me dejaron tener parto natural ya que mi primera hija era muy grande según los doctores y luego pesó 3.475 kg, me pareció que podría haber evitado la cesárea.
  57. Sentí que no estaba pariendo. Siento que me han robado el parto.
  58. No me dejaron ver al bebé durante muchas horas sin motivo.
  59. Al llegar al hospital ya en expulsivo y decir que veníamos de un parto en casa el equipo médico hacía comentarios despectivos, como si yo no estuviese, de las comadronas que atienden partos en casa (que si están locas, que claro luego nos llegan las madres al hospital así...), no me explicaron nada, ni tan siquiera que me hacían una episiotomía (con la epidural puesta pero sin efecto, por lo que me dolió mucho), no me dejaban gritar en los pujos (que a mí me apetecía pero me decían cómo tenía que respirar y qué tenía que hacer), se dirigían a mí enfadadas, con malas palabras... Al nacer mi hijo lo cogieron y no me lo dieron hasta mucho rato después, a pesar de que estaba perfectamente. Siento que mi parto fue como una violación.
  60. Mi pareja y yo no pudimos dejar de repetir que queríamos un parto natural... Recuerdo que en pleno expulsivo tuve que apartar a la comadrona que quería hacer la maniobra de Kristeller. También pedí que no me realizaran episiotomía, pero ginecóloga y pediatra insistieron en que era lo mejor debido al tamaño del bebé... y en ese momento no tenía fuerzas ni ganas de discutir...
  61. Muy triste pero entonces creía, como casi todo el mundo, que era el precio de la maternidad. Tuve depresión y me sentía muy culpable por sentirme así. Tardé años en comprender por qué.
  62. En el embarazo, una matrona fría, que menospreciada mis dudas, centrada solamente en decirme que no engordase. En el parto apareció un ginecólogo que realizó episiotomía, utilizó ventosa que se escapó tres veces produciendo más desgarros y más episiotomía, se volcaron encima mío dos enfermeras para empujar al bebé, y ya en el postparto en las visitas de control a matronas, muy poco tacto con la episiotomía y demás desgarros, ninguna atención a las molestias derivadas de la misma que me impidieron mantener relaciones en nueve meses y que a día de hoy siguen molestando e incluso doliendo.
  63. Desconcertante, me sentía culpable por haber elegido parir con epidural en esa clínica. Tiempo después, comprendí que no había sido mi culpa y me sentí muy mal atendida. También sufrimos separación tras el parto (2 horas en la incubadora), totalmente injustificada ya que la niña estaba perfectamente. Nadie nos explicó las razones de esta separación. Me costó mucho superar la culpabilidad que sentía tras mi primer parto. El segundo, aunque fue mucho más respetado tampoco me dejó buen sabor de boca. Viví muy mal la segunda episiotomía y me costó conectar con mi bebé.
  64. Pre inducción e inducción por razones nada objetivas, falta total de explicaciones de cada una de las intervenciones, malas respuestas a mis preguntas, maniobra de Hamilton sin consentimiento informado, ignorar la fiebre materna y el sufrimiento fetal, desinformación cuando todo se complicó, separación madre-bebé y continuos masajes uterinos tras la cesárea sin consentimiento, por varios profesionales en diferentes departamentos.
  65. Fui a una revisión por dolores y hongos y la persona en cuestión me trato muy fríamente y me hizo muchísimo daño. Me quejé y se burló de mí. Fue horrible. Los profesionales deben amar su oficio y a las personas que tratan.
  66. Es muy largo de contar, resumo: de entrada me ofrecieron silla de ruedas pero como la niña ya estaba naciendo yo ya quería pujar, entonces me dejaron irme sola cogiéndome de las paredes para llegar a la sala de partos, allí me gritaron e intentaron ponerme epidural con 10 cm de dilatación, me llamaron llorona, me gritaron que cómo pensaba parir de pie y me tumbaron, me hicieron episiotomía y yo gritaba que no, me pasaron una sonda después de haber parido y me fastidiaron la uretra, me quitaron la placenta a mano y como se les quedó dentro un pedazo metían la mano y la jalaban, no quiero ni acordarme. A mi hija la vistieron en un pasillo, casi se les cae al suelo, etc, etc, etc, fueron muchas cosas.
  67. Cesárea por no progresión (incompatibilidad cefalo-pélvica que no era tal), separación, tactos múltiples, maltrato, separación larga...
  68. Era como un cuerpo sólo, sin tenerme en cuenta como persona, tuve dos cesáreas con reanimación de cerca de cuatro horas separada de mis bebés. Luego tuve hemorragias. Cambio constante de gine cada día del hospital, con diversas opiniones.
  69. Mi primer parto fue una inducción por feto grande (3,800 de peso estimado). No se me informó de nada, se fue haciendo y ya. Acabó en cesárea con 8 horas de separación. El segundo volví a parir al hospital. Me negué a 1 cesárea y 2 inducciones. Nació en la semana 41, con vía aunque no la quería y monitorización continúa. No volvería a parir a un hospital.
  70. Después de meterme miedo porque el niño estaba de nalgas el doctor me ingresó sin pedir opinión, porque se iba de vacaciones y no quería que me pusiera de parto en su ausencia, y como el bebé venía de nalgas me dijo que nunca podría parir.
  71. No respetaron mi fecha de parto, me programaron inducción sin explicarme por qué, estuve con el propess todo el día y con monitorización intermitente, tactos cada 4 horas, rotura artificial de la bolsa, epidural, pocos ánimos, diciéndome que no colaboraba cuando estaba totalmente sedada y temblando por culpa de la epidural, para al final ir a cesárea urgente porque mi bebé perdía pulso. Me gustaría poder denunciar, porque ya han pasado más de 3 años.
  72. Por ser ex-fumadora y llevar un bebé "supuestamente" pequeño en la ecografía de tercer trimestre, me programaron una ecografía adicional en la semana 38. Al salir de nuevo resultados de bebé pequeño y placenta envejecida y aunque ya estaba borrando el cuello del útero, me programaron inducción al parto para el día siguiente. Al día siguiente pedimos segunda opinión médica que consistió en coacciones y amenazas de poner en peligro la vida del bebé, incluso asustando con posibilidad de muerte. Acepto la inducción que no progresa y se lleva a cabo sin información real y con infantilización. El bebé pesó 500 gramos más que los cálculos de la ecografía, y la placenta ligeramente envejecida.
  73. Me sentía impotente, lloraba con cada nueva maniobra vejatoria con la que no estaba de acuerdo. No se me olvidará nunca. Siento odio hacia las personas que me asistieron.
  74. Ante la 'complicación' de bradicardia fetal y 'posibilidad' de acabar en cesárea, pujos dirigidos, rotura de bolsa y Kristeller en el primer parto. El segundo, mucho más consciente de todo no se me hizo nada de esto.
  75. La inexperiencia hizo que me dejara hacer y decir todo tipo de cosas. Me indujeron el parto en la 40+6. Como era viernes por la tarde, las seis mujeres que estábamos allí fuimos cesárea. ¿Casualidad? No lo creo. Tras ella, estuve dos horas sin saber dónde estaba mi hijo, luego supe que tampoco su padre ni mi familia fueron informados de dónde estaba. La sanidad pública está podrida.
  76. No me fue tan mal comparado con otras mujeres, simplemente porque ni se dieron cuenta de que estaba de parto y me dejaron a un lado. Pero la infantilización, las órdenes como si fuéramos idiotas y un ginecólogo impidiéndome incorporarme para pujar de forma autoritaria además de quitarme a mi bebé sano durante 8 horas.
  77. El matrón me rompió el plan de parto en la cara, entré a paritorio dilatada de 7 cm, había hecho la dilatación sola en la habitación porque se habían olvidado de mí, pusieron oxitocina y epidural, cuando ya estaba de 7 cm dilatada ya que había roto las membranas hacía 24 horas y por "protocolo" el niño debía de nacer YA. El parto se paralizó y con dilatación completa el bebé no salía, normal por otro lado, así que utilizaron ventosa
  78. El trato vejatorio y la falta de empatía y humanidad, mi hijo en la unidad de neonatos en una incubadora secuestrado 24 horas porque en la REA no quieren a bebés llorando. El hospital era un hospital público de Madrid con certificado IAN y prolactancia, ninguna de las dos cosas se dieron, increíble.
  79. La noche previa a la consulta de gine programada tuve la sensación de mojar, como primeriza me asusté y cuando acudí a la consulta de gine me dijo que podía ser una fisura, aunque me exploró y no vio nada, me ingresó por precaución. Estaba de 39+4 y eran las 8 de la mañana. Me empezaron a provocar el parto con prostaglandinas, creo, vaginal. A las 8 de la mañana del día siguiente, después de toda la noche con contracciones y exploraciones dolorosísimas me pasaron a dilatación con oxitocina. Como las exploraciones eran muy dolorosas, me rompieron la bolsa mientras yo gritaba y me decían que no era para tanto, me pusieron la epidural. Ahí se empezó a parar el parto, a las 17 después de dos episodios de sufrimiento fatal y pararme las contracciones con prepar, me hicieron una cesárea de urgencia.
  80. Estuve 23 horas de parto, se me impidió levantarme de la cama y sacarme los monitores. No podía recibir ni anestesia ni quería oxitocina y en mi plan de parto que no fue respetado ni siquiera leído durante estas primeras siete horas pedía que me dejaran a mi aire para poder dilatar y parir con naturalidad.
  81. Horrible. Después de informarme tuve a mi segundo hijo y fue un parto maravilloso y eso que fue inducido, gracias a gente como “por un parto respetado”.
  82. Por tener aguas muy ligeramente amarillas, color orina poco concentrada, me pusieron oxitocina. Al pedir explicaciones y otra solución me dijeron que era su recomendación y que si no quería tenía que firmar un papel por si le ocurría algo al bebé. No me atreví. Durante el parto alguna enfermera me trató con desdén y me ponían problemas por querer moverme. No me dejaron entrar con mi marido para el primer control. En pleno expulsivo me dijo la matrona que no estaba colaborando nada y tiró del bebé. Tuve restos de placenta que me provocaron una infección que obligó a un legrado. la próxima vez no iré al mismo hospital y nunca antes de tener contracciones ya muy pegadas. También me negaré a que se lleven al bebé. Ojalá supiera todo lo que sé ahora antes de parir la primera vez.
  83. Falta de libertad en cuanto a movilidad y hacer lo que me apeteciese en cada momento. Me hicieron cesárea porque se me paró la dilatación y tuvieron que ponerme anestesia general al sentir el corte. No conocí a mi bebé hasta pasadas 3h.
  84. Mi experiencia de violencia se centra en los tactos vaginales. A pesar de que fui yo misma quien los autorizó, me parecieron lo peor de mi parto.
  85. Al ser una inducción por posible CIR no respetaron mi plan de parto. Rompieron la bolsa de aguas sin decirme nada. Me trataron como una enferma y no me dieron información. Acabó en cesárea y estuve 2 h separada del bebé. Por suerte hice piel con piel con él. Me ofrecieron la posibilidad de cortar la leche. Alucinante...
  86. Rompí aguas la noche del 5 de Octubre de 2008. Me dirigí a mi hospital. Allí me ingresaron por riesgo de infección pues di positivo en estreptococo. Me pusieron la vía y me dieron calmantes. Al cabo de 6 horas estirada al ver que no dilataba me empezaron a administrar oxitocina sintética. El dolor se agravó más. Me quejaba mucho y las enfermeras me apodaron “la llorona". Me administraron más calmantes (enanthyum) al cabo de 8 horas y después de estar todo el rato estirada me bajaron a quirófano, me administraron epidural pero sólo se durmió medio cuerpo y tuvieron que ponerme más cantidad. Me cayó la tensión a 4 y 3 perdí el conocimiento y tuvieron que administrarme epinefrina. Al despertar tenía encima de mí a 3 enfermeras presionando mi abdomen, nervios, algún grito, el papá medio llorando, y yo angustiada. Sacaron a mi hijo a la fuerza y como fuera, respiro al 9/10. Tenían los reanimadores preparados porque mi bebé nació azul. Me cosieron y a él se lo llevaron al cardio y lo ingresaron en mi misma habitación. Le administraron un biberón sin mi permiso y no me ayudaron en aspecto de lactancia, aunque pude lactar 2 años sin problema.
  87. Más de 10 personas llegaron a estar en la sala, hicieron todo sin consentimiento, nos humillaron, nos pusieron solos en una habitación y nadie ni me hizo curas ni me revisó, simplemente me dieron el alta antes de 48 horas, he de decir que tardaron más de 2 horas en coserme, lo que da una idea de cómo podía estar.
  88. El primer parto fue peor, un completo de enema, epidural, etc... Me agobié mucho porque el niño "no salía". El segundo a pesar del propex fue maravilloso.
  89. Amenazas.
  90. Primer parto con cesárea, anestesia general porque "me puse nerviosa", tactos continuos y Kristeller. Segundo parto: presenté plan de parto y amenazaron con aplicarme la ley del hospital, desde ahí el trato fue el de humillarme, fórceps, desgarro, anestesia general, prohibición de levantarme. No indicarme dos horas antes de que decidieran los fórceps que me iban a sedar completamente y que si quería estar despierta el nacimiento tendría que ponerme la epidural. Tactos indiscriminados.
  91. Doloroso, humillante, triste, duro, impotente, podría seguir pero se me salen las lágrimas. Me sentí violada, y encima de forma consentida e incomprendida. Que se asistan partos en casa por la seguridad social es imprescindible. El dolor de saber que podía parir en la intimidad de mi casa, y no poder acceder a ello, saber que iba a que me hicieran daño sin poder remediarlo, fue demoledor.
  92. Preparto largo de más de tres días, contracciones irregulares de entre 3 y 10 minutos durante todo este tiempo. Al estar cansada y con necesidad extrema de dormir ya que me ingresaron en una habitación con una recién cesareada, su bebé y sus respectivas visitas, la única forma que vi de salir de allí era pedir la epidural. Me la pusieron y puede descansar dos horas. Rompo bolsa espontáneamente aunque ya había comenzado con el chorreo de oxitocina sin mi consentimiento. Tuve fiebre intraparto pero que consiguieron controlar. Estaba en fase de pujos, y feliz porque ya no contaba con anestesia. La matrona me dice que puedo seguir así un buen rato, a mi ritmo y sin prisas. Pero casualmente era el cambio de turno a las 22h. Por lo que a las 22:15 nació mi hijo tras una Kristeller con ayuda de ventosa. Desgarro de iii grado más episiotomía en el sentido opuesto. Experiencia horrible.
  93. Muy mal trato por parte de la comadrona, muchos tactos dolorosos y malas maneras, no respetaron que el cordón dejara de latir, me vaciaban la vejiga muy a menudo, no me dejaban mover... Usaron ventosa y no se me informó. El pediatra calculó mal el % de pérdida de peso y no nos dejaron marchar a casa, me daban suplemento de biberón cada 3 horas... Muy mal y todo por error, el niño estaba perfecto.
  94. En mi primer parto me sentí violada literalmente. Usaron mi cuerpo a su voluntad. También el de mi hijo. Nos separaron a pesar de mis súplicas.
  95. Entras en un círculo de intervenciones que una lleva a otra y tú lo ves como espectadora.
  96. Nada más entrar me dijeron bien claro “sentimos lo que te hayan dicho respecto a tu plan de parto, pero aquí tenemos unos protocolos y tengo que cumplirlos, para esto es mejor parir en casa, una vez que entras al hospital tienes que hacer lo que te digamos”. Y a pesar de que me informaban de todo lo que iban a hacerme se saltaron casi todos los puntos de mi plan de parto. Mis brazos acabaron amoratados de tantos pinchazos intentando que saliera algo de sangre porque era imprescindible sacarme según su protocolo. Después de 6 años todavía no lo termino de superar. Fue horrible, a pesar que muchas mujeres salen muy satisfechas con las mismas intervenciones o peores, yo no puedo olvidarlo.
  97. En ningún momento tuve intimidad, presenté mi plan de parto pero no lo respetaron porque hacían lo que podían y como podían, pero me sentí como si fuera al matadero en vez de calmar mis nervios y hacerme vivir el parto como la experiencia tan magnífica que en verdad debería ser.
  98. Muchísimos tactos, cada 15 min aprox, un tacto… Primero por la comadrona y luego el gine, rotura de la bolsa para que "se colocase mejor", no daban explicaciones de lo que hacían y por qué, si yo no preguntaba expresamente, no me dieron tiempo… Muchas prisas y algún comentario desafortunado como cuando me quejé de por qué me hacían tantos tactos y me respondieron..."y los que faltan". Fatal el tema lactancia, pediatría. Muy antipáticos y queriendo obligarme a dar suplemento con biberón en vez de con jeringa, me curaban la herida con yodo… cuando deberían saber que no se puede hacer eso en una mujer que da el pecho.
  99. Empezaron por decirme que el plan de parto era muy difícil de cumplir, me rompieron la bolsa del todo sin decirme nada desde el minuto uno y sin padecer dolores me intentaban convencer de ponerme la epidural, no me dieron opción y me monitorizaron, me dieron 3 horas según ellos un lujo antes de empezar a provocarme el parto, la anestesista cuando me puso la epidural me dijo que claro ahora que me dolía ya no quería natural, y que la hubiese pedido antes... Me ofrecieron el alta voluntaria diciendome que en mi conciencia quedaba lo que le pasase al niño... Me pusieron oxitocina pero me la quitaban porque no le iba bien al niño, luego me la ponían otra vez, la peor frase fue “sí, tú tienes derechos. Pero aquí se hace así”; mucha prisa para que pariese pero una vez dilatada me hicieron esperar 2 horas al cambio de turno, y en media hora de pujos decidieron cortarme y usar espátulas. Mi plan de parto desapareció, me devolvieron mi cartilla y no había ni rastro. Con los cambios de turno entraban preguntándome si era la del parto natural. La matrona entraba a atenderme comiendo maíces con el olor que desprenden. Me sentí ninguneada. Me robaron la que tenía que ser la mejor experiencia de mi vida.
  100. El dinero mejor invertido en mi vida, fue pagar a las matronas que me atendieron antes, durante y después de mi maravilloso parto en casa.
  101. Daños físicos en mi zona genital, no pude volver a tener relaciones pasados el año y medio y después de sesiones de fisio. El dia del parto tuve una dilatación respetada, hasta que llegó el gine en el expulsivo, empecé a sangrar por tejido friable se asustó y empezó con Kristeller, espátulas, episiotomía, y ventosa. Yo notaba todo lo que me hacía y se lo decía, y él me contestara que me callara. Preguntaba qué pasaba y no contestaban. Estuvieron una hora cosiéndome, en ese tiempo perdí el efecto de la epidural y me dolía y me decía que no me moviera. Toda esa hora mi hijo estuvo separado de mí. A los 5 días de parir me citó en su consulta para ver cómo estaban los puntos, mi sorpresa fue que me exploró instrumentándome y tocando, como si no hubiera herida. Esto es muy resumido.
  102. Mi problema fue tras el cambio de turno, que la nueva matrona creía que era epidural y que estaba hipotensa, sin preguntarme nada me encasquetó vía y suero con medicación, cuando yo también soy hipotensa. Y en planta me pusieron una dosis de atb porque la ginecóloga que me revisó al ingreso puso bolsa rota. No se pregunta, directamente se actúa. Parece una tontería o leve, pero tras un parto estupendo donde estaba saliendo como había deseado, el post-parto no fue así y me dejó marcada por no reaccionar y preguntar por qué hacían eso, lo que me hace darle vueltas continuamente y decirme: si es que tenía que...
  103. Básicamente no dejaron que mi cuerpo tuviera tiempo de hacer lo natural. Me pusieron oxitocina, me tumbaron en una camilla sin dejarme pasear. Tuve que pedir epidural porque en esas condiciones no aguantaba. Se paró el parto, no acababa de bajar, cuando quisieron hacer Kristeller me negué y me amenazaron con cesárea.
  104. Me hicieron la versión externa echando de la habitación a mis familiares con un montón de estudiantes presentes. Cuando terminaron sin éxito no llamaron a mi familia y me dejaron sola conectada a varias máquinas, no podía moverme. Al hacerme la cesárea no dejaron entrar a mi pareja, me enseñaron al bebé unos segundos, no la pude tocar. Estuve sin verla hasta el día siguiente desde las 19:30 hasta las 20:00 sin saber nada
  105. Casi 3 días de litotomía sin comida ni agua. Cantidad desproporcionada de epidural durante muchas horas. Dolor extremo durante la cesárea. Sedación durante la misma. Separación madre bebé. Varios errores médicos ético ingreso hacia madre y bebé.
  106. Trato por parte de gine nefasto gracias a la matrona, me desgarré con 7 cm, venía con vueltas de cordón y sufría; ¡algo tan bonito y que lo conviertan en una pesadilla! Enema apoyada a la pileta porque sino manchaba la cama. Penoso.
  107. Se suponía que me había acogido al programa MARE de parto respetado... pero no me libré de gran parte del pack obstétrico de intervenciones.
  108. Dolorosa.
  109. En el primer parto, el uso de fórceps, me desgarró y necesite una gran cantidad de puntos,y el trato de las comadronas fue poco humano, y en el segundo caso, advertí que no quería que utilizaran ninguna técnica que implicara instrumental, ni episiotomía, y me hicieron episotomía igualmente. En ninguno de los dos casos, me dejaron coger el bebé de inmediato, decían que porque al ser diabética gestacional, tenían que controlar al bebé. En ninguno de los dos casos pude dar el pecho de inmediato, y eso dificultó el inicio de la lactancia. Si tuviera un tercero, creo que lo haría en casa.
  110. Fue horroroso, no disfruté nada el parto y lo pasé fatal en el posparto. Deberían dejar de ejercer muchos profesionales del sector y tendría que estar contemplado por la Seguridad social el parto en casa.
  111. Imposible de olvidar. La violencia obstétrica estuvo presente tanto por la desinformación durante el embarazo como el trato físico y verbal durante el parto, como la desidia y rechazo que me mostraron en el posparto. Ejemplos -que a día de hoy casi 10 años después aún recuerdo-: 1) Unas horas después del parto estoy en la habitación de planta junto con otra embarazada con riesgo de aborto. Nos visita un médico joven y le acompaña una enfermera o auxiliar toda dulzura ella (ironía). Él sin mirarme a la cara ni molestarse en ver primero mi historia clínica me pregunta si tengo leche, como yo no sé y estoy en shock, agarra sin pedir permiso ni avisar y estruja mi pecho duro hasta que suelto un grito y dice "no, no tienes nada" (he parido después de tres días de inducción y mi bebé está crítico en la UCIN, y en ningún momento he visto a mi hijo, ni mucho menos he podido ofrecerle pecho); 2) Al día siguiente (después de haber fallecido mi hijo y haber pasado toda la tarde y noche sin recibir visitas médicas para seguimiento ni para nada) llega una ginecóloga, que fue la que me empezó la inducción cuatro días antes, y me dice "¿qué, cómo se te ha quedado el cuerpo?". No se ha molestado en mirar mi historia clínica ni se percata de que no estoy en la planta de embarazadas y madres con bebés sino que estoy en otra planta destinada a las patologías ginecológicas. 3) Me dan el alta un sábado, sin revisarme, con ganas de que me vaya del centro hospitalario y sin citas para volver a revisión. Una semana después recibo una llamada telefónica para decirme que tengo que ir para revisar la sutura de la episiotomía y cuando llego y me encuentro con la ginecóloga de turno, ésta se ríe abiertamente en mi cara delante de mi amiga porque "estoy caminando raro"... Será que ella no sabe lo que es una episiotomía mal hecha. 4) No se me pueden olvidar todas las horas que pasé tumbada sola en una sala de paritorio siendo objeto de hasta cinco tactos una tras otro sin que se me pidiera permiso y mucho menos sin presentarse ante mí los que eran claramente aprendices.
  112. Después del expulsivo no esperaron ni 5 minutos para sacar la placenta, tiraron de ella y como no salía metieron la mano y tiraron, no salió entera y me hicieron un legrado, y me cosieron. Todo ello sin anestesia ninguna.
  113. No me hicieron caso por mi desproporción pélvico-cefálica obligándome a pasar horas sin una cesárea necesaria y provocando que mi hijo naciera con sufrimiento fetal extremo y con parada respiratoria. Casi morimos mi hijo y yo porque una ginecóloga no nos quiso practicar una cesárea. Entiendo que hay casos en los que urge y es necesaria. Tuve que esperar al cambio de turno y por culpa de eso las secuelas psicológicas y físicas me han impedido tener más hijos.
  114. Mi parto fue tan malo que mi marido no ha querido tener más hijos por miedo a perderme en el proceso. Sufrí desinformación en todo momento, usaron paletas para sacar al niño, me hicieron la maniobra Kristeller aunque dije que no me la hicieran, me separaron de mi hijo durante dos horas, al menos lo tuvo mi marido en brazos, sufrí desgarro vaginal y hemorroides horribles que me tuvieron durante 3 semanas sin poder sentarme, en fin, experiencia para olvidar y no repetir.
  115. Me sentí ridiculizada e incluso humillada. Hasta por el celador que me llevó al paritorio en un ascensor con otras personas y se burló de mí ante ellas en tono jocoso. Una matrona también se rió de mí y el anestesista.
  116. Yo elegí ponerme la epidural, y creo que la oxitocina era necesaria ya que llevaba 25 horas con contracciones y con el cansancio estaba tan tensa y por eso no dilaté bien. Lo que me hizo sentir violada casi fue que había cambio de turno, el comadrón (hombre) ni se presentó, me hizo unos tactos superdolorosos (tenía la epi pero había dejado de tener efecto en mi lado izquierdo y él no me creía cuando dije que dolía), luego entró una ginecóloga, tampoco se presentó y sus dos estudiantes. Las tres me volvieron a hacer los tactos aunque yo protestaba. Cuando me llevaron al paritorio había mucha gente, no se presentaron, no me hablaron. Me sentía como un trozo de carne. Mientras pujaba el comadrón intentó cambiarme de pose, bajo mis protestas. Me dijo que tenía que callar y seguir órdenes. Al final, mi hijo se quedó atrapado con media cabeza fuera entre contracciones. Cuando iba a empujar para sacarle (sé que lo podía haber hecho) el comadrón se me echó encima y empujó hacia abajo, muy doloroso y sin explicación ninguna. Horroroso.
  117. Durante el proceso de parto natural no me pude negar a la vía, me administraron oxitocina para expulsar la placenta, durante el parto entró y salió medio personal del hospital, y muchas de las enfermeras wassapeaban durante el alumbramiento, desde la cama de partos podía ver a la gente correteando por el pasillo general, y la gente a mí pujando... Fue un parto natural ridículo, la persona que me entregó al bebé después de pesarlo acababa de fumar y apestaba a tabaco en las manos, hubo cosas horribles... Me cogieron los pezones como pellizcándolos para darle de mamar al bebé mientras me cosían, después descubrí que es la peor manera de dar de mamar, he perdido la lactancia por culpa de mastitis, creada por heridas en los pezones.
  118. En ese momento no lo viví como violencia. Fue meses más tarde y a raíz de leer e informarme, de ser consciente de que me sentí mal en el parto, sin acompañamiento, con falta de intimidad, como si fuera un cuerpo inerte.
  119. Para mí lo duro fue que no hubiera matrona o médico al final de la dilatación porque estaba muy cansada.
  120. Una de las comadronas intentó hacerme una maniobra de Kristeller. Se ofendió cuando la echamos de la sala. Esta misma me recriminó que no me dejara hacer nada y eso estaba alargando mi parto. El resto del personal fue fantástico y esta señora entendió que teníamos muy claro lo que sí y lo que no queríamos.
  121. Me trataron muy mal, una de las 3 matronas que atendieron mi parto decía que mis contracciones no eran válidas, que si no me daba prisa me derivarían a un cuarto al final del pasillo sin las comodidades del que estaba ocupando, pues había más parturientas esperando.
  122. Sentirte un número más sin intimidad.
  123. No considero que la comadrona me tratara demasiado bien a mí ni a mi pareja. No daba explicaciones, decía cosas de mala gana, yo quería hacer partícipe a mi pareja y ella lo ninguneaba. Me tuvo en la camilla tumbada y entraba sólo para mirar los monitores cada vez que pitaban marcando que no había latido fetal, y apretaba un botón y se iba sin decir nada (así estuve 4 horas). En el momento del expulsivo la comadrona se me puso encima con los puños apretando (mientras yo le decía que me hacía daño y que parase).
  124. Durante el seguimiento de mi embarazo se ninguneó mi opinión respecto al no programar cesárea y a no separarme de mi hijo, por suerte en el nuevo centro no fue así.
  125. Información inexistente, trato vejatorio.
  126. No lo viví como violencia hasta varias semanas después, empecé a notar dolor muscular causado presuntamente por la maniobra de Kristeller que me realizaron. En el hospital me sentía poco dueña de mí misma, sin opción a decidir nada, todo fue al ritmo que me marcaron: a tal hora tenía que haber nacido mi hija y así fue.
  127. Me siento que me han robado el parto, sólo al llegar al hospital: rotura de bolsa, monitorización y oxitocina; al no poder aguantar la oxitocina química, epidural, grogui 12 horas, sin poder moverme y de repente, dilatación completa, se llenó el paritorio de gente en prácticas, fórceps y la niña sólo nacer con la matrona, ¡hasta la peinó antes de dármela!
  128. Humillante, dolorosa y algo que recordaré toda mi vida. Siento mucha pena por ello. Con el segundo no me dejé hacer muchas cosas que querían y estaban todo el tiempo amenazando con que iba a morir el bebé por mi culpa. Odio eso.
  129. En el primero me metieron un montón de medicamentos sin explicarme lo que eran hasta que pregunté (oxitocina y otra cosa para parar el parto), el niño venía mal, no me dejaron casi estar sola con mi familia ni ponerme en la posición más cómoda para mí, al final me hicieron cesárea, tuve que pedir por favor que me dejaran ver a mi hijo antes de que se lo llevaran corriendo. No pude volver a verle ni tocarle hasta 1 día y medio después. Después de la cesárea me dejaron sola en una pequeña habitación muriéndome de dolor. El segundo parto fue mejor, pero al entrar en urgencias una enfermera joven y bastante estúpida me dijo que era una exagerada por pedirle que no me hiciera el tacto hasta que no se me pasar la contracción que estaba teniendo, no me hizo caso. También se rieron entre ellas pensando que no me daba cuenta porque me olía mal el aliento, y yo durante horas pidiendo poder beber un poco de agua. Por suerte cambió el turno por la mañana y vinieron una comadrona y una médico excelentes, cuidadosas y sensible. Me alegraron el parto. Me di cuenta de lo importante que es que te atiendan buenas personas en este momento. A las otras brujas me va a costar olvidarlas.
  130. Me trataron muy mal. Tenía dolores con contracciones no efectivas y me dejaron tirada en un box sin darme ningún consuelo ni consejo. Estuve 38 h de parto, 12 de ellas con epidural. A última hora casi me tienen que hacer cesárea porque el niño estaba girado. Estuve sangrando durante horas ya que metían el brazo entero para rotar al niño desde su cabeza. Utilizaron ventosas para sacarlo. Tuve mal trato por la primera doctora que me atendió por su mala relación con mi ginecologa, lo sé porque presencié una discusión.
  131. Horrible. Un parto medicalizado e instrumentalizado en el que se me infantilizó hasta el punto de engañarme y ponerme oxitocina en contra de mi voluntad. Con todo, lo peor fue la separación de mi hija.
  132. Con el primero sólo tenía 19 años, no fui de las quejicas Pero el niño sacó el brazo e hicieron episiotomía, en total 35 puntos, para coserme no pusieron anestesia por más que la pedí y sólo sabía decime que no había nada peor que una niñata quejica además mientras me cosíia empezaron a entrar celadores limpiadoras y mogollón de gente a ver a mi hijo...
  133. Muy traumática.
  134. Ya no quiero pasar por algo así más.
  135. No estaba de parto y mi ginecóloga estaba de turno así es que decidió que ya tenía que nacer (semana 39), me indujo, me rompieron la bolsa y los dolores eran terribles, así es que pedí la epidural. No sentía nada, mi hija no bajaba y me hicieron la maniobra de Kristeller. Finalmente la sacaron con fórceps. Tenía moratones en las piernas y una gran episiotomía que hasta hoy, 9 años después, siento. Me dijo la matrona que yo no servía para parir.
  136. Parto inducido en la semana 41+1, fueron "generosos" con la epidural, no sentí nada. Posteriormente, sentí que mi cría nació sola, que me la habían parido, que yo había estado como ausente. El único consuelo, también visto así bastante después, en un ejercicio de encontrar un equilibrio emocional, fue que no hubo separación, que hubo contacto precoz, que la lactancia se instaló desde el principio y sigue casi 48 meses después, que dejaron latir el cordón, que estuvimos piel con piel y tuvimos intimidad durante la estancia en la clínica.
  137. Sentí que me arrebataban mi parto.
  138. Me sentí ninguneada. Yo soy andaluza y hablaban todo bajito y en catalán por lo que algunas cosas no las entendía. Preguntaba qué estaba pasando y nadie contestaba, seguían a lo suyo. Me hicieron episiotomía sin avisarme ni informarme. Antes me pusieron durante 12 horas tampón de prostaglandina sin informarme de lo que era realmente. Al sacar a mi bebé, con fórceps y sin consultármelo, no me lo pusieron piel con piel, y yo lo pedía sin parar. Su excusa: tenía que verlo el pediatra si estaba bien antes de dármelo.
  139. No vi a mi bebe hasta 2 horas después.
  140. Se fue minando mi poder y mi seguridad en mí misma en base a tactos, pedirme que empujase cuando aún no tenía ganas y obligándome a los fórceps porque hacía demasiado que empujaba sin resultados.
  141. Desde la rotura de membranas sin yo saber nada, subir con dolores y monitorizarme acostada sin poder moverme. Me rompen la bolsa , entraron un montón de estudiantes y todos haciendo tactos. Me rasuraron, episotomia, me apretaron la barriga y como no salía, me metieron las palas. Todo con gotero y oxitocina. Fue horrible. ahora estoy de 32 semanas y temo el dia del parto.
  142. Especialmente en la cesárea, me ataron sin mi consentimiento, luego hicieron comentarios hirientes sobre lo supuestamente envejecidos que tenía mis ovarios para mi edad (35 años). No me dejaron piel con piel a pesar de haberlo prometido y al contar las gasas creyeron haber olvidado una dentro por lo que literalmente te rebuscaron dentro de mí hasta que descubrieron que una auxiliar la había utilizado para envolver la placenta. Fue muy desagradable la bronca y lo desvalida y engañada que me sentí. Y más después de haber estado 20 días ingresada.
  143. Me lo provocaron con un tampón de oxitocina y eso es muy lento, tanto que estuve 23 horas con contracciones cada minuto y el dolor era insoportable, ya no podía ni respirar y no me ayudaban. Y además me pusieron mal la epidural y no me hizo efecto. Psicológicamente tantas horas con dolor sin que me ayudaran a pararlo o a que fuera más rápido mediante gotero por ejemplo fue muy traumático porque incluso perdí conciencia de muchas cosas que sucedieron, aparte del agotamiento del bebé, que se pegó 24 horas durmiendo tras el parto.
  144. No se me informó de la oxitocina ni se me dio tiempo a dilatar por mí misma.
  145. En mi primer parto elegí el obstetra sin tener conocimiento sobre su trabajo, simplemente me parecía simpático. Como estaba de vacaciones no me atendió el parto, lo atendió un obstetra (jefe se servicio), que quiso provocarme el parto sin haber cumplido las 40 semanas. Me puse de parto espontáneamente al final, pero se encargó de acelerarlo rompiendo la bolsa, administrando oxitocina y finalmente usando ventosas.  
  146. La falta de información por parte del personal sanitario y la separación total con mi bebé.
  147. Después de intentar empujar un par de veces, me dijeron que iba a tener que ser cesárea y de repente tenía una médico encima de mi barriga empujando a mi bebé y otra que le había puesto un kiwi en la cabeza para tirar por él y me habían hecho un corte fabuloso... nació en un momento y lo vimos dos segundos. Me quedaron unos moratones en las nalgas que daba miedo mirarlos… No volvieron a llevárselo más que para bañarlo, y con eso y todo me salí de la habitación y me fui a ver cómo lo bañaban y me lo agarré en cuanto me lo soltaron… No quería que me lo cogiera nadie… Debía de parecer una paranoica. Me sentí fundamentalmente desinformada, sola.
  148. Yo quería intentar un parto vaginal dado que el primer bebé estaba de cabeza y podría ser que el segundo se diera la vuelta o naciera de nalgas gracias a que el camino ya estaba abierto, pero me lo negaron en todo momento. Me quería negar a firmar los papeles de la anestesia porque quería intentar parir yo, pero la anestesista me amenazó diciéndome que me "rajarían igualmente y que me iba a doler". Aunque yo temblaba de miedo nadie se dignó en ningún momento en tranquilizarme ni en explicarme lo que iba a ocurrir en cada momento.
  149. Me sentí vulnerable, no me informaron de nada, me hicieron creer que no era capaz de parir, me hicieron daño con el Kristeller, hicieron comentarios desagradables.
  150. Horrible pero a la vez me dio poder. Soy mas fuerte ahora y más feliz. La separación tan temprana del bebé. Creo que está dañando muchas vidas.
  151. Tuve un sangrado a mitad del embarazo provocado por una candidiasis. En el hospital me levantaron patas abiertas y mostraban mi vagina a todas las enfermeras escandalizadas por una fuerte candidiasis. Fue horrible y vergonzoso.
  152. Dejadez, abandono ignorando los sistemas de alarma de los dos monitores mientras atendían otros partos. Los cuidados después de la cesárea, muy bruscos y violentos por parte de enfermeras y ginecólogos.
  153. Me pusieron la epidural muy pronto por lo que fueron muchas horas tumbada con monitorización interna y administrándome fármacos sin explicarme para qué eran. Luego me dijeron que el bebé tenía sufrimiento fetal y que no bajaba porque tenía el cordón enrollado y que me harían cesárea por eso, sin embargo en el informe no pone nada eso. En la cesárea me sedaron sin preguntarme ni avisarme, por lo que me desperté en la sala de postoperatorio sin saber nada de mi bebé, lo que me generó mucha angustia. Por último las enfermeras se empeñaban en que mi niño no comía bien porque a los cinco minutos se soltaba del pecho, empeorando mi estado de ánimo (mi niño comió así perfectamente hasta el año que no quiso más).
  154. Sentirme tratada de manera infantil, la matrona te riñe, no dejan pasar a tu marido... y no te dejan adoptar una posición que te permita pasar las contracciones de manera más cómoda.
  155. Horrible, traumático, vejatorio, me sentí como violada. Mi segundo bebé murió durante el embarazo, la falta de información sobre atención al duelo gestacional y perinatal es tremendo, y fue muy doloroso todo el proceso.
  156. Se resume en intervenciones sin justificación médica para las que ni se me informó ni se contó con mi autorización.
  157. Había hablado previamente con la ginecóloga para pedir lo que quería y ella me dijo a todo que sí, pero una vez allí se sucedieron una intervención tras otra. En el momento del expulsivo me durmieron totalmente a pesar de que yo dije que no e incluso me arranqué el gotero. Cuando desperté me sentí como aplastada y es porque la matrona se había subido encima de mí. A mi hija no la vi hasta el día siguiente y tuve muchos problemas de vinculación los primeros meses.
  158. Muchas horas de parto inducido con oxitocina, mi hijo nació con fórceps de urgencia porque se quedaba sin respiración, yo tuve una atonía en la sala de partos y nadie me avisó, tuve otra en la habitación con sangrados de más de 3 horas, me opero un médico de urgencias y me tuvieron que poner 3 litros de sangre y varias bolsas de hierro.
  159. Llegué al hospital con la bolsa rota y me dejaron ingresada. Tuve que insistir 3 veces para que el matrón leyera mi plan de parto y después me dijo que no lo iba a respetar. Ahí empezó todo y así lo hizo. Me dijo que las mujeres éramos tontas por no querer epidural. Me puso oxitocina sin mi consentimiento y a pesar que estaba dilatando muy muy rápido. Monitorización continua. No me dejaba moverme. Y un largo etcétera. Parto de 4 horas. Al final llamó al ginecólogo para que sacara a la niña con ventosa porque llevaba 1:30 empujando (siendo primeriza y sin sentir ni un solo pujo) y el bebé no salía. Y por supuesto me practicaron la consiguiente episiotomía de la que un año y medio después no me he recuperado. Por último, en el potro aún, la auxiliar me dijo que con los pezones que tenía no iba a poder amamantar. Y lo hemos hecho sin problemas durante un año.
  160. Comentarios de desprecio antes y durante el parto. Me ataron con los brazos en cruz causándome una sensación de miedo y desprotección muy grandes durante la cesárea. No me permitieron coger a mi bebé ni quedarme con ella. Durante la hospitalización en varias ocasiones intentaron llevarse al bebé sin ni siquiera explicarme dónde iba. En 2 ocasiones me la quitaron de los brazos y la acostaron en la cuna "porque yo tenía que descansar" y porque "se iba a acostumbrar a los brazos".
  161. Siendo primeriza, llegó al hospital con 6 cms, del tirón sin explicarme nada me ponen en vena oxitocina, me meten varilla para romperme bolsa y me hacen episiotomía. No respetaron los tiempos.
  162. Maltrato verbal por parte de la matrona.
  163. Me engañaron para hacer lo que ellos querían y me trataron como a una ignorante.
  164. Día que cumplía semana 40, cintos, maniobra de Hamilton, malestar todo el día, a las 10 de la noche rotura de bolsa, a las 12 comienzan contracciones muy seguidas y largas, a las 7 de la mañana 3 cm dilatada, 0 apoyo de las matronas, me decían que así no podría... 7,30 epidural.... Parón de parto con todo lo que conlleva, oxitocina, sufrimiento fetal, monitorización… 6 de la tarde antibiótico por la rotura de bolsa, 7 de la tarde "nace" mi bebé, 9 de la noche me lo devuelven… ¡PUF! Muy resumido, pero aun después de 15 meses me cuesta horrores recordarlo. Aún poco a poco voy recordando cosas nuevas...
  165. No me dejaron moverme, me hablaban mal… no me escuchaban.
  166. No fue agradable el ginecólogo que atendió mi parto, me llamó la llantos y al nacer mi peque no me lo dejaron tener encima, me lo enseñaron y se lo llevaron.
  167. Comentarios hostiles por parte del personal sanitario. Falta de intimidad antes de entrar en el paritorio e impedimentos para que me acompañase mi pareja. Corte pronto del cordón. Pegar al bebé para que se espabilase. Fue mucho más violento el tratamiento a mi bebé y a mí en el período de hospitalización tras el parto en la unidad de neonatología patología pediátrica
  168. Lo que he comentado en el apartado anterior. A eso le sumas una reclamación al servicio de ginecología del hospital y como resultado: un desagradable encuentro con el jefe de servicio y 9 horas de retraso en la cesárea programada en la que convirtieron mi segundo parto, muy a mi pesar. Con mis dos cesáreas se ha acabado mi sueño de tener 3 hijos, ya que con todos los problemas que he tenido en el segundo postparto no quiero tentar más a la suerte teniendo ya dos cesáreas previas...
  169. No entendí que la había sufrido hasta mucho después. Todo empezó por una fisura en la bolsa, inmediatamente me pusieron prostaglandinas y luego a inducir. Inmovilizada 36 horas. Cuando ya no pude más pedí que la sacaran, a mi niña, estaba aterrada y agotada. El momento del expulsión había unas 10 personas en el paritario, un ginecosaurio que ni se me había presentado se subió encima.
  170. Me provocaron el parto, el gel me dio reacción alérgica y a raíz de eso me vi en la necesidad de ponerme la epidural (cosa que siempre he querido evitar incluso antes de estar embarazada), me hicieron empujar de manera antinatural y después de 20h de parto y 3 de empujar me hicieron cesárea.
  171. Durante mi primer parto, ahora, con el paso del tiempo, sé que sufrí cosas que al cabo de unos meses me hicieron daño. Me sentí sola mientras esperaba al anestesista porque mi pareja estaba haciendo papeles, sentí frío y miedo (recuerdo que estuve a punto de pedirle al camillero que me diera la mano ante una contracción). Durante el parto no fui informada. No me trataron mal, ni me hablaron mal pero no me explicaron NADA. Me hicieron una Kristeller sin pedir permiso. Se llevaron a mi bebé a vestirlo, pesarlo, curarlo, sin informarnos.
  172. No la tuve porque lo evité, pero me costó mucho tiempo, esfuerzo y dinero. Me considero una afortunada por haber tenido la información y los medios necesarios para evitar la violencia obstétrica, pero es una vergüenza que sigamos en la situación en la que estamos en la mayoría de los hospitales y que lo que esté generalizado en las mujeres y la sociedad sean violencia, protocolos intervencionistas y prejuicios y poca confianza en los cuerpos de las mujeres y en el proceso fisiológico de parir. Que es una vergüenza que para ser una afortunada como yo y no tener que recuperarme de ninguna secuela haya tenido que dedicar tanto tiempo en lectura, consultas, trabajo personal para salirme de lo esperable y establecido por la sociedad y del dinero que me costó pagar a mi matrón y alquilarme un piso un mes en la ciudad donde nacieron mis hijas porque no había quien atendiera partos en casa donde yo vivo. Es una barbaridad tener que hacer todo eso para poder hacer algo tan normal y natural como parir bien sin jugarse la lotería de ir a un hospital.
  173. Parto inducido con prostaglandinas. Reacción y dilatación muy rápida. Riesgo de pérdida de bienestar fetal. Monitorización interna e imposibilidad de movilidad. Paritorio, más de 14 personas, maniobra de Kristeller, intento de parto con ventosa, episiotomía y fórceps. Para coser traslado a quirófano y colocación de anestesia raquídea. Padre con bebé sin información de la madre y trasladado a planta con todos los familiares sin posibilidad de intimidad. Madre en rea sola sin bebé ni información.
  174. Trato humillante y prepotente, rotura de bolsa que no era necesaria, consecuencia de la cual comenzó con bradicardias durante más de 7h, cesárea urgente por riesgo sufrimiento, rcp bebé, ingreso en neonatos. Recuperación lenta de la cesárea, pérdida de amistades.
  175. En un momento dado me llegaron a decir que si seguía así me harían una cesárea y que si a mi hija le pasaba algo sería por mi culpa. Todas eran mujeres.
  176. El segundo parto fue de ensueño, me tocó un matrón que hace partos en casa. El primero llegué con rotura de bolsa, me metieron miedo y me dijeron que era mejor empezar a provocarme el parto porque si no al bebé podría pasarle algo malo. Al llevarme a hacer una eco, el ginecólogo ni de dirigió a mí y empezaron a hablar por lo bajo como si yo no estuviera presente. Llevaba varias vueltas de cordón y me bajaron abajo a paritorios. Entraban las enfermeras a decirme que no pasaba nada si me ponía la epidural, que no tenemos que ser tan valientes. Pujos dirigidos y el infierno de la máquina de motorización a mi lado. Tenía que empujar una vez y la siguiente contracción aguantarme, sin epidural y oxitocina sintética fue un horror. No hacían más que meterme el dedo en dos sitios estirandome de los labios (que fueron por los dos sitios que me desgarré) y en posición horizontal. Sólo escuchaba cómo le bajaban las pulsaciones a mi bebé en cada contracción, aún tengo pesadillas con eso. Tres horas de pujos dirigidos después, nació mi pequeña. Me cosieron y hasta que no tuve a mi segundo hijo, no pude llevar una vida sexual normal. Cuando nació el segundo, me desgarré por el sitio que me habían mal cosido y ya he podido tener una vida sexual normal.
  177. A finales de embarazo me negué a realizarme la prueba del esteptococo y la matrona me dijo que estaba maltratando a mi hija, luego dijo "mejor me callo". Ya podría haberse callado desde un principio... Fue muy desagradable y me pasé el día enfadada.
  178. Tuve que protestar hasta que me dejaron moverme libremente y entonces por fin comenzó mi parto. Muchos tactos sin preguntar. La maniobra de Hamilton sin preguntar, menos mal que ya estaba de cinco cm y mi parto comenzó con rotura de bolsa. Lo peor, pujos dirigidos mientras intentaron maniobra de Kristeller y me di cuenta y lo impedí. Lo peor ir perdiendo fuerza con los pujos tras 24 h de parto de riñón mientras escucho cómo las matronas hablaban entre ellas de llamar al ginecólogo para usar instrumental para sacar a mi hija. Me incorporé, pregunté qué pasaba y pedí espejo, cuando vi la cabeza de mi niña casi afuera pujé dos veces y di a luz por mí misma. Pude terminar de sacármela y ponérmela al pecho. Resulta que venia con cordón en bandolera y por eso no terminaba de salir. El problema es que la matrona dio por sentado que ya no podía más y en vez de informarme pensó en instrumentos. Si yo no hubiese intervenido seguramente me hubiesen destrozado y hubieran sacado a mi niña con fórceps. Un horror. Fueron amables pero se ve que están acostumbradas a seguir un protocolo y a no informar ni escuchar. Eso parece que está cambiando pero no todo lo rápido que debería. Es una pena que tenga que estar una pendiente de todo y no poder relajarse.
  179. Una de las comadronas entró en la sala de partos… Mi hija no venía en la posición correcta y apenas sin darme cuenta me mete la mano en mi vagina, pregunto qué pasa… y me responde nada nada… tratándome como a una chiquilla preguntona. He de decir que el resto de comadronas eran un encanto y pedí que ésta no volviera a entrar… y así fue. Para mí parir tiene que ser un acto de libertad, un acto vital… donde la mamá tiene que estar segura y tranquila… es como hacer el amor… algo muy íntimo.
  180. Fue cesárea programada el mismo día que cumplía. No se me dejó elegir, ya que me asustaron con la muerte de mi bebé, que podría quedar su cabecita encajada. También me dijeron que si moría sería mi culpa. El ginecólogo me hizo mover las piernas arriba y abajo. Después se rió y me dijo que pasase a ingresar para una cesárea. Le parecería divertido. Una vez allí, me ingresaron dos días. En las pruebas de anestesia me querían dormir entera, a lo cual me negué. En atención al paciente me dijeron que si presentaba el plan de parto me tratarían fatal. En todos los reconocimientos y ecografías no me contestaban las preguntas, no me informaban del peso o medida del feto y no me hacían partícipe de mi propio parto. En mi cesárea, sin consulta previa, había unas 10 personas de prácticas. Me separaron de mi hijo, al que sólo pude dar un rápido beso, ya que estaba atada. Nadie me enseñó lactancia materna. Me gustaría que para mi proximo parto no me tratasen como un portabebé. Soy una persona y ningún ginecólogo se va a preocupar de mi bebé como yo. También pido que se respete a las matronas y matrones, que son los que deben estar en los partos. Y 10 minutos en cada pecho es una información errónea y resultará en una lactancia fallida. Profesionales, recíclense y sean más empáticos. Gracias
  181. Fue parto inducido en la 41+3, me pusieron la epidural nada más entrar porque según ellos así iría más rápido todo, no dejaban de decir que lastima hacerte una cesárea pero no dilatas. A las 3-4 horas estaba de 6 cm y entonces empezaron a hablar de cesárea otra vez porque ahora resultaba que la niña venía con la cara levantada y que no se podía hacer nada para cambiarlo. Entonces cesárea sin mi pareja, otra epidural por catéter mal puesto y separada de mi hija durante 3 horas. ¡Ah! Y no le dejaron hacer el piel con piel a su padre porque no le dejaban desnudarla, para que no pasara frío.... En el informe de la cesárea pone distocia de dilatación y yo dilaté hasta 6cm, ésa no fue la causa que me dijeron a mi en ese momento para hacer una cesárea.
  182. En mi primer parto llegué con la bolsa rota pero sin contracciones ni dilatación, eran las 11 de la noche y me dejaron ingresada. A la hora comencé a sentir contracciones y estaba muy incómoda en la cama pero como estaba en una habitación de planta la enfermera me dijo que me quedara en la cama, que no podía ser para tanto y que los monitores no daban contracciones tan fuertes como para quejarme tanto. Así pasé toda la noche y en el cambio de turno otra enfermera me dijo que sí, que por supuesto me levantara y caminara. Sobre las 15h me bajaron a paritorio con apenas 3 de dilatación, me pusieron un enema y me ofrecieron epidural, les dije que si aguantaba no la quería. Al rato me pusieron oxitocina sintética y comenzaron unas contracciones horrorosas muy seguidas, casi no terminaba una cuando empezaba otra, les pedí por favor la epidural porque eso no lo aguantaba, aún tardó 20 minutos el anestesista y cuando ya venía les dije que no me la pusieran porque ya estaba en un punto en el que no me podía estar quieta como para que me pincharan. Entonces la matrona me dijo que me quitaba el goteo para que pudiera pincharme. Así lo hicieron y a los 30 minutos de habérmela puesto me dijo la matrona que estaba en completa, me prepararon, posición tumbada y piernas arriba atadas con una correa y cuando ya estaba empezaron a entrar personas con gorro y mascarilla a las que no podía ver la cara ni conocía y una ginecóloga me empezó a dirigir los pujos, de repente me dijo que parara, hablaron entre ellos y me pegó un tijeretazo que me asusté por el chorro de sangre que saltó. Al siguiente pujo salió mi hijo, me lo pusieron un instante y se lo llevaron a la mesa de al lado a limpiarle, sacarle mocos y demás. Cuando ya estaba con pañal, body y gorro me lo dieron.
  183. Debieron mandarme a casa porque estaba verde, pero como el ginecólogo tenía cesáreas programadas me hicieron quedar, y a partir de ahí fue una tras otra. Con la suerte de que mi cuerpo reaccionó a la oxitocina sintética y dilaté, por lo que me ahorré la cesárea que no hubieran dudado en practicarme. Para los siguientes embarazos y partos me fui a la pública, donde fueron mucho más respetuosos...
  184. Fue un parto provocado y muy medicalizado.
  185. No me dejaron decidir nada ni pidieron mi opinión en ningún momento. Cuando pedí explicaciones me contestaron como si molestase. Cuando me eché a llorar por la impotencia se burlaron.
  186. Una de las cosas que más recuerdo es que me pusieron tanta epidural que no sentía nada, y me regañaron por no empujar. Yo no sabía cuándo debía empujar. Una matrona me dijo que nos creíamos muy valientes en plan sorna. Me hicieron la maniobra hamilton sin consultar, tuve rotura de coxis.
  187. Mi sensación es que me lo sacaron, que yo no participé en el parto. No me dejaron demostrar que podía dar a luz como cualquier mamífero.
  188. Hubiese intentado que fuera parto natural aunque viniera de nalgas, no me dieron opción. La cesárea me pareció muy traumática e innecesaria a no ser que se me hubiera complicado. Y no dejar al bebé conmigo piel con piel los primeros minutos de vida me parece fatal ya que esos minutos son importantes para el bebé y la madre.
  189. En ese momento no me di cuenta, simplemente me dejé llevar. Lo peor fue la rotura de membranas que a mí no me dijeron que lo iban a hacer. Tan sólo me dijeron "vamos a molestar al bebé para ver si se inicia el parto". Fue el peor dolor que he experimentado en mi vida, una mano moviéndose violentamente dentro de mí. Ya no recuerdo el dolor, pero sé que fue muy fuerte. Luego oxitocina para agilizar el parto horas después, tumbada en una cama sin poder moverme, atada a una vía y a un monitor. La suerte es que mi hija nació rápido, con 3 pujos o así, que también fueron violentos porque alguien se subió a mi tripa e hizo fuerza para permitir que saliera... Me hice pis durante al menos 1 semana, no existía control entre mi mente y mis músculos de la vejiga. 3 años para recuperarme de las pérdidas de orina...
  190. Llegué a las 7 de la mañana, a las 9 ya decían cesárea, a las 12 sin previo aviso echan a mi marido, me ponen la vía de la orina sin anestesia, me llevan corriendo al quirófano, me pusieron la epidural y me abrieron para sacar a mi niña, todos gritaban porque la niña no respiraba, no funcionaba el aspirador se lo metieron varias veces hasta que alguien gritó y se quedó todo en silencio y de repente empezó a llorar, yo estaba tumbada atada de los dos brazos sin poderla coger, envuelta me la trajeron, un besito y 5h sin verla sin olerla sin tocarla sin teta.
  191. Al llegar de parto, lo primero que me dijeron es que no lo estaba y me hicieron un tacto doloroso para confirmar que según sus dedos no estaba de parto. Rompí aguas al poco tiempo y me quedé ingresada con fuertes contracciones. Nadie vino a ayudarme a desvestirme con las contracciones. Luego, en el paritorio, dependiendo de la matrona, los comentarios eran generalizadores y poco amables, del tipo, todas gritáis, la del paritorio de al lado no sé qué (la última era respetuosa y amable) y para mí, sobró la epidural (que yo misma pedí por miedo a una cesárea de urgencia por los comentarios de los profesionales) y por supuesto la oxitocina. Todo eso hizo que tuvieran que empujar al bebé para salir según el ritmo que marcaba el ginecólogo y no el nuestro (mío y del bebé).
  192. En urgencias me comunicaron fríamente que estaba abortando, fuimos al ecógrafo y el gine sin dirigirse a mí, avisa a una doctora y le dice que es "negativo". Así me entero que no hay latido, sin una palabra amable. Después un parto muy dirigido, muy violento y sin intimidad para despedirnos de nuestro hijo. Antes y postparto también hay falta de empatía e infantilización, desinformación y paternalismo.
  193. En el primer parto me decían “bueno mamá, hay que aguantar”; te lo decían mal pero las peores eran las enfermeras, me colocaron una sonda porque me desgarré y cuando me la sacaron fueron muy brutas, me higienizaron muy mal, me decían que me quede quieta porque ensuciaba todo el piso ya que en el segundo me rompieron bolsa. Y me dijeron que mi esposo no podía estar conmigo en el parto porque no había lugar.
  194. Tuve que enfrentarme a una (no sé si enfermera o médica nadie se identificaba) porque tenía un mal día y me habló mal en varias ocasiones. El día que nació mi hijo TODOS los partos fueron realizados con fórceps (¿era día de práctica?)
  195. Nada de intimidad en el parto, nada de información, y rotura de aguas innecesariamente.
  196. Con mi primer hijo me hicieron cesárea alegando desproporción pélvico-cefálica. La verdad es que me tocó el cambio de guardia nocturna. Con mi segundo hijo se me subió una matrona sobre la tripa y me rompieron la bolsa sin piedad, luego me pusieron de pie y me mandaron sola y caminando a tumbarme cuando estaba que me caía. Estaba sola. Me separaron de mis bebés también. Con mi tercer hijo, que fue en la privada, me dieron palabra de que no me iban a separar de mi hijo y aun así lo hizo, nos separó.
  197. Desde la maniobra de hamilton, me fisuró la bolsa, dolor, rotura de bolsa al llegar al hospital, monitorización interna, me negué a oxitocina y me la pusieron, acabe en cesárea y por preguntar me dijeron que me calmara o me anestesiaban completamente... A mi pareja también le trataron mal.
  198. El obstetra era un tanto rudo para hacer el tacto vaginal.
  199. En uno de los tactos para ver la dilatación, tras sentir un inmenso dolor y como acto reflejo de mi cuerpo, empujé con mi pie en el hombro de la matrona y me chilló que le había empujado y se enfadó. Su trato fue a peor aun habiéndole pedido mil disculpas. Me sentí avergonzada a pesar de haberlo hecho sin querer.
  200. Los dolores en casa eran muy llevaderos, llegué al hospital de 6 cms de dilatación después de sólo unas 4 horas activas de contracciones, pero al no haber rotura de bolsa y ser primeriza siempre hay la duda de que realmente sea eso, al llegar al hospital en la admisión de urgencias sí me dijeron "no creo que estés de parto siendo primeriza, tienes demasiada buena cara y no chillas". Después de comprobar la dilatación ya no me dejaron andar, en silla de ruedas hasta el paritorio y una vez allí, vía correas y monitorización para controlar al bebé, me impedían moverme a pesar de pedirlo de todas las formas. Conseguí que me dejaran ir al baño y para mi sorpresa había una silla de partos dentro de la ducha. Los dolores eran tan incontrolables tumbada que finalmente de 8 cms sucumbí a la epidural, menos dosis para sentir pero así poder aliviar el dolor. A los 10 cms de dilatación rompen la bolsa y hay aguas sucias, así que cogen y empiezan un protocolo de limpieza con sueros de dos horas para que el canal esté limpio cuando la niña pase. Comienzo expulsivo a las 07:45 de la mañana... cambio de turno, más de 30 personas entrando y saliendo, la matrona que tiene que suplir al que me había atendido toda la noche no llega así que viene el del paritorio de al lado con todo su equipo... "Aquí vengo de casillas a recoger el balón en la portería", a pesar del comentario el hombre me dejaba empujar cuando yo notara las contrataciones, pero justo ya la niña coronada, llega la mía, vuelta a cambiar, espera un pujo toca y episiotomía (pequeñita dos puntos). 08:05 la niña nace, trae vuelta de cordón y por las aguas sucias empiezan protocolo de aspiración con el cuerpo, aún dentro consigo verla un segundo al salir y se la llevan para comprobar que todo está bien, mientras esperamos alumbramiento y después a coser... Todo ese tiempo mi niña permanece separada de mí a escasos metros, oyéndola llorar.
  201. Con la primera pensé que todo había ido de maravilla, unos años después supe que no había sido así y que podía haber exigido, es más, cuando vi que me cosía hasta bromeé diciéndole que no me lo cerrara, que todavía pensaba usarlo, sin saber que me había hecho una episiotomía de 7 puntos. También pedí grabarlo porque quería verlo y no me dejaron y hasta se burlaron. Con la 2 estuve sola y me gritaban mi nombre y me decían que me callara, que no gritara y no dejaron pasar a mi suegra hasta que ya había nacido y no me dejaban sentarme en la pelota “porque le hacía daño al feto”, me obligaron a acostarme, y cuando ya nació, le dije a mi bebé que muy bien, que lo habíamos hecho muy bien, y la ginecóloga dijo "ni tanto", me sacó a tirones y obligándome a pujar lo que quedaba y en ninguno pude donar el cordón a pesar de haberlo solicitado con antelación. Me entristece no haber sabido todo lo que sé ahora porque hubiese tenido unos partos gozosos y con mejores o más bien con recuerdos más bellos. Creo firmemente que el dicho de bien nacidos se refiere a bien paridos.
  202. Me indujeron el parto con 37 semanas, con la falsa excusa de que el flujo tenía mal color y eso significaba que el bebé se había hecho caca. A partir de ahí, rotura de bolsa, sedantes, oxitocina, Kristeller... y todo sin informarme. En dos meses volveré a dar a luz y esta vez aparte de huir de los privados, voy con las cosas claras. Nadie me volverá a violar.
  203. El ginecólogo me recriminó no haberme puesto la epidural, me obligaron a parir en litotomía, me engañaron para hacerme una episiotomía, no me daban agua, sin riesgos querían monitorización continua. Me separaron del bebé rápido, sólo para pesarle y medirle. El personal que atiende partos debe estar formado humanamente antes que profesionalmente, si no no debería ni siquiera presenciarlos puesto que carece de empatía.
  204. Fórceps bestial y separación del bebé durante 3 días.
  205. No me explicaban nada, siendo un parto espontáneo nada más llegar me pusieron oxitocina, muchas personas allí y muy doloroso el Kristeller (acabé con hematomas en la barriga).
  206. Me anularon completamente con miedos. Decidieron que había desproporción y que el bebé llevaba muchas horas con contracciones. Empezó como inducción (41,2 semanas) y acabó en (inne)cesaria.
  207. Muchas horas, mucha gente, muchos tactos y luego mucha prisa, Kristeller, fórceps, vamos a ayudarte y cosas así.
  208. Me sentí como utilizada, no como protagonista de mi parto. Psicológicamente fue muy duro porque me he quedado con la sensación de no haberlo hecho bien, lo que me costó una pequeña depresión post parto. Hasta el día de hoy (2 años han pasado) sigo FURIOSA.
  209. Lo peor fue estar "a pública subasta", tumbada y despatarrada mientras por allí pasaba hasta el apuntador, y dirigiéndose a mí como si fuese un objeto y con ninguna delicadeza, en ocasiones hablando de mí en tercera persona entre ellos, sin hacerme partícipe e ignorando mi presencia. Incluso la empleada de la limpieza que pasaba por allí se permitió decirme: “Uyyy, esta chica cómo se queja. ¡Nena que no es para tantooo! Madre mía pues sí que...."
  210. Los tactos me parecieron innecesarios y me ocasionaron muchísimo sangrado. Y el separarnos para pesarlo y medirlo y todo eso tampoco me gustó, aunque sí tuvimos un primer contacto piel con piel breve.
  211. Con mi primer parto, era muy joven, tenía 23 años y ninguna experiencia cercana. Me informé antes del parto pero no supe poner en práctica mis derechos. Sentí dolor, la oxitocina sintética es imposible de soportar, con 3 cm ya no podía más. Rotura de bolsa sin información, sonda para orina, miles de tactos... Con mi segundo parto, me convencieron de que era hospital respetuoso y amigo de los niños, público. Nada de eso. Actuación similar al anterior parto, sólo que sin mi ginecóloga. Semi litotomía, y porque insistí mucho, me presionaron para epidural y oxitocina... pujos dirigidos sin ganas... yo menospreciada por paciente listilla y rebelde.... Hay que evitar esto a toda costa. Evitar que a nuestras hijas les suceda lo mismo.
  212. Cesárea de urgencia con anestesia general y separación de mi bebé y en el segundo parto con palas y desgarros grado 3b. Con información y más empatía todo sería más sencillo.
  213. Todo comenzó en una visita rutinaria en la que me estimularon porque 'ya estaba muy grande mi bebé'… Parto con contracciones nada naturales, cada 3 min durante 40 h y remate con Kristeller… fatal. Por suerte las hormonas, imagino, me ayudaron a disfrutar del bebé y conseguí sentirme muy feliz. Con la lactancia ningún problema gracias al taller al que había acudido durante el embarazo.
  214. Creí que lo hice todo mal hasta que me dí cuenta que era imposible hacer otra cosa. Me sentí culpable.
  215. En un expulsivo de media hora me trataron mal, me obligaron a acostarme, me infantilizaron y sondaron sin pedir consentimiento, intentaron un Kristeller, me dirigían los pujos, apenas mi hijo había cogido el pecho se lo llevaron para bañar, e ignoraron mi petición de dejar de latir el cordón antes de pinzar. Se me suministró methergin vía oral durante las 48 horas postparto, sin informarme de que inhibía la subida de la leche, tenía que seguir en casa, pero leí el prospecto y no lo tomé.
  216. En el primer parto, me obligaron a firmar que renunciaba a mi plan de parto antes de darme opciones para aliviar el dolor. El parto se alargó muchísimas horas por dilatación lenta y, finalmente, se me practicó cesárea de urgencia por bajo ph del bebé. En mi segundo parto (clínica privada) se me trató como "carne de quirófano" desde que entré por la puerta: se me infantilizó para obligarme a ponerme vía y epidural, se me negó el beber agua y durante todo el proceso se me decían frases desmotivadoras. Finalmente, pude realizar el expulsivo donde se me intentó dirigir los pujos (obligada a estar en litotomía) y se extrajo al bebé con ventosa sin informarme de ello. Tuve un desgarro bastante grande en la vagina y, mientras me ponían los puntos (sin anestesia), me decían que dejara ya de quejarme, que "ya me estaba pasando con las quejas".
  217. Me hicieron sentir mal varias cosas. Una es que pedí que no me pusieran oxitocina y marcharme del hospital porque tenía bolsa fisurada pero sólo llevaba 12 horas y sabía que podía aguantar. Fui para asegurarme de que el bebé estaba bien y se me estaba regenerando el líquido pero me hicieron sentir mal con comentarios del tipo "si le pasa algo a tu bebé y se muere será culpa tuya". Al final me puse oxitocina forzada porque no tenía ni siquiera buena dinámica y eso destrozó mi parto. Aguanté como una jabata durante horas y finalmente me caí rendida y me pusieron epidural. Luego vino el ginecólogo y me dijo "si hubieras sido mi mujer hace rato te hubiera hecho una cesárea. Deja ya los rollos hippies estás poniendo en peligro a tu hijo”. Eso delante de mi madre, con la que después tuve luchas para que entendiera lo mal que me sentía por culpa de ese comentario. Al final le dije que me hiciera la cesárea y mientras la hacía se puso a hablar de fútbol. Me sentó fatal. Me pareció insensible.
  218. Para mí lo peor fueron los pródromos, no dilataba y a nadie parecía importarle, aunque me estuviera cayendo al suelo, literalmente, por las contracciones. Una vez en paritorio todo cambió. No sé si la rotura de bolsa era o no necesaria y nunca lo sabré, pero una vez rota todo fue a pedir de boca, sufrí mucho antes de entrar a paritorio, incluso tuve que oír que no estaba de parto 5 horas antes de nacer mi hijo.
  219. Todo el rato querían que me tumbara para explorarme y ante mi negativa noté enfado por parte de la matrona. Cuando la cabeza ya salía me hicieron ir hasta el paritorio andando, tumbarme en el potro, donde boca arriba e incómoda dije que no podía… Así que la matrona se me subió encima empujando mientras yo me negaba… Sentí un dolor insoportable además de la sensación de que me había robado lo más bonito… Hice una queja formal a mi hospital 8 meses después y me contestaron con que esa maniobra no constaba en el informe.
  220. Horrible, parto múltiple, mil personas en mi paritorio hasta el punto de mandar yo a callar y reírse de mí. Me hicieron de todo, nada natural, todo artificial.
  221. Horrible y para no vivirla jamás. A día de hoy pasas de mujer a útero que contiene un bebé y de ahí a madre inútil. Sinceramente creo que hay muy mala formación en todos los ámbitos. Yo diría que desactualizada en varias décadas.
  222. Para someterme a cesárea, me amarraron las manos desnuda y en un quirófano lleno de desconocidos con máscaras. Tras el parto, durante la noche, varias personas me miraban mis partes sin pedir permiso y me revisaban la barriga apretando para ver si salía líquido. Me sentí horriblemente sola en el quirófano, necesitaba la ayuda moral de alguien conocido.
  223. Básicamente me indujeron el parto a pesar de comentar que ya estaba de parto. Me rompieron las membranas en un tacto sin pedir consentimiento. Me dijeron que estaba empujando mal.
  224. Ya desde las clases de preparación al parto te instruyen para que te dejes llevar por los profesionales en lugar de vivir plenamente la experiencia tan maravillosa, confiando en mí, en mi cuerpo, en mis capacidades mamíferas. Pero la mayor parte de profesionales de la salud que me trataron, lo trataron como un proceso mecánico y frío, donde no importaba lo feliz que me hacía la estúpida dieta que me mandaron seguir tan estrictamente, o los nervios que me cogía si me comía un trozo de pan de más... Tampoco importaba si me ponía epidural, sin embargo hoy en día sé de todos los efectos negativos, así como de la oxitocina sintética que me administraron por no esperar a que las contracciones se originaran por sí solas de forma natural... cosa más bien imposible por otro lado, en un ambiente donde era imposible que mi oxitocina natural fluyera, aparte de tenerme tumbada, etc. En definitiva, demasiada mecanización del embarazo y parto, demasiados miedos infundados. Una lástima. A pesar de todo, tuve un parto no ideal pero feliz y mi hija nació sana aunque con alguna pequeña dificultad que con 10 minutos de incubadora desapareció. Mi posparto fue genial a pesar de que las enfermeras me llevaban a planta un biberón que yo no pedía, a cada momento y ninguna me orientó acerca de la lactancia materna, así como mi matrona tampoco lo hizo. Aprendimos solas mi bebé y yo y salimos adelante, fueron 4 años de maravillosa lactancia. Si tuviera más hijos sería mucho más consciente de que la protagonista y la dueña y responsable de mi cuerpo, de mi embarazo, soy YO. Ojalá informaran de verdad, con información de calidad, sin tantos mitos ni tabúes... en lugar de tratarte como si fueras una niña pequeña que se tiene que dejar hacer, por su bien y por el bien del bebé. Todo mentira. El poder está dentro de nosotras, si confiásemos más en nuestra naturaleza, nos iría de otra manera, lo viviríamos más plenamente y todo fluiría mejor.
  225. Rotura de bolsa e inducción de parto sin dar tiempo a que la naturaleza hiciera su labor.
  226. Fue un caso de urgencia, un desgarre de placenta. La cesárea era indispensable porque tenía una dilatación de sólo un centímetro. Pero fui al quirófano muy decepcionada porque no me había imaginado esa situación. No lo vi salir de mí misma. No lo pude tocar, abrazar, besar... No fui actriz del mayor momento de mi vida. Y los dolores postoperatorios fueron bestiales durante un mes. Hoy, no tengo la sensación de haber parido. Me operaron de mi bebé.
  227. 8 de diciembre por la noche, se rompe la bolsa, sin contracciones ni dilatación, el día 9 por la tarde me ponen cinta de prostanglandina y un suero y en el suero ponen una inyección, me dicen que es antibiótico por seguridad, a la hora de ponerme la cinta, tenía unos dolores muy fuertes que no me dejaban respirar, pedí que me quitasen la cinta porque era mi parto y decidía yo, se negaron y me dijeron que tenía que estar 12 horas por protocolo, comienzo a tener contracciones muuucho más fuertes y muy largas, mi pareja les dice que si es normal que duren 10 y 20 minutos, les dicen que sí, que es porque me estoy moviendo, no podía respirar y el dolor era muy intenso y largo, pido el alta voluntaria y no me la querían dar (pedí el alta voluntaria para que me quitasen la cinta de prostanglandina), consigo que me quiten la cinta y ya había dilatado 4 cm, me llevan a paritorio y comienzo a tener ganas de empujar, me miran y ya tengo 8 cm según ellos, han pasado 2 horas desde que me ponen la cinta y ya he dilatado 10 cm, cuando comencé con los dolores indiqué que algo no iba bien porque el lado derecho me dolía muchísimo, no me pueden poner epidural, al final me ponen la epidural con 10 cm, mi peque venía mirando hacia mi abdomen, con la epidural me sigue doliendo el lado derecho, me dicen que es porque no me cogió bien la epidural, les digo q me pellizco y no siento nada, les digo q algo no va bien, casi 90 minutos empujando, ya casi no tengo contracciones, entran 17 personas en paritorio, intentan girarlo con los fórceps, un dolor horrible y el peque sufriendo, lo intentaron una vez más, agarrándolo con esos hierros por la cabeza para girarlo, al final tiraron de él, como si no valiese nada, casi se les cae al suelo, tuvo parálisis facial en el lado derecho, tenía el brazo mal colocado por eso el dolor que sentía, y una contractura en la espalda, la cabeza alargada casi 2 meses, yo con un desgarro de 3 grado, y nadie fue capaz de decirme lo que le pasaba en la cara, lo tuve que preguntar yo, ha estado 9 meses en rehabilitación, porque la parálisis facial también afectó al cuerpo, ahora ya está bien pero solicité los informes y hay tachones y no hay nada explicado, como si todo hubiese ido genial.
  228. Horrible la matrona que me atendió en mi primer parto, me insultó, se rieron de mí.
  229. Principalmente no ser informada de lo que iba a suceder y no dejarme estar acompañada por mi pareja. Y durante el embarazo se me hicieron un número elevado de ecografías las cuales después se vio que no sirvieron de nada porque no detectaron una cardiopatía grave que tenía mi bebé.
  230. Una ginecóloga intentó sondarme mientras hablaba por su teléfono móvil, ni se dio cuenta que no llevaba epidural. Tuve que decir que no quería epidural más de cinco veces, y me rompieron la bolsa a pesar de haberme negado en varias ocasiones Falta total de apoyo y soporte durante el parto. Escaso espacio donde moverme. Falta total de intimidad.
  231. Tuve una hemorragia post-parto. Nadie me explicó nada en ningún momento, sólo podía ver sus caras de apuro y oírles decir llama a fulano y mengano hasta que se juntaron 14 personas allí. Yo estaba nerviosa y no paraba de hablar y me dieron alguna mala contestación. Me sentí muy sola, a pesar de estar lleno de gente, no había nadie de mi cintura para arriba. Y mientras tanto mi bebé llorando de hambre durante hora y media a dos metros de mí, afortunadamente en brazos de su padre. El trato de los médicos durante la situación de emergencia fue lo que adoleció de humanidad y lo que me dejó mal sabor de boca.
  232. La comadrona se burló del tamaño de mis genitales y me ignoraba cuando yo le preguntaba cosas sobre mi proceso de parto, incluso me dio la vuelta al monitor para que no pudiera verlo, y el médico me amenazó con llevarme a quirófano si no dejaba de quejarme. Se les rompieron las ventosas dentro de mi cuerpo, la matrona casi me mata saltando encima de mi barriga… todo esto con los estudiantes de medicina mirando. Han pasado 10 años y aún recuerdo con rabia y dolor todo aquello, y por lo que sé, en la actualidad siguen pasando las mismas cosas en ese mismo hospital. Espero que mi experiencia y mi testimonio sirvan para que en el futuro sea delito tratar así a las mujeres y sus bebés durante los partos.
  233. Mi parto fue no respetado porque tras romper aguas deciden esperar 5 horas para darme tiempo a que se regulen las contracciones, pero luego a las 2 horas me ponen oxitocina, no me dejan moverme para nada, ni andar, ni pelota ni hacer pis, todo en la cama porque se pierde el latido y me monitorizan vaginalmente. Me van haciendo tactos y pido la epidural, que tardan 1 hora en ponerme, ya estoy bastante dilatada. Sigo dilatando hasta los 10 y tengo ganas de pujar y a la espera de que me pase a paritorio y los llamo para decirles que quiero pujar y me dicen que no, luego que sí un par de veces y vienen enseguida, una hora más tarde me entran a paritorio se ve la cabeza, antes de empezar me hacen una episiotomía y luego en un empujón sale.
  234. No me dejaron pujar, metieron ventosa y sacaron a la fuerza.
  235. Cesárea de urgencia con anestesia general por sufrimiento fetal severo en el contexto de preeclampsia no detectada. Minimización de síntomas por ser primeriza. Separación del bebé de 12 horas. Maltrato durante estancia en unidad de neonatos. No apoyo a la lactancia materna exclusiva ni al piel con piel en este servicio.
  236. Creo que estamos muy acostumbradas a recibir órdenes, y a que nos mediquen sin preguntar cuando llegamos al hospital. Pero personalmente lo que más me chocó y descolocó fue cuando una mujer (ni siquiera sé quién era) se puso a hacer fuerza sobre mi tripa, lo que después del parto supe es la Maniobra de Kristeller, mi hijo estaba saliendo perfectamente, pero debía de tener prisa esta "señora".
  237. Llegué al hospital demasiado pronto, cuando había roto aguas pero el parto aún no había empezado. Pasé todo el día dilatando en una habitación compartida con cuatro personas presentes (entre mis 2 acompañantes y la otra pareja), me aconsejaron que no me levantara de la cama por el riesgo de que la niña se quedara sin líquido. El dolor cada vez se hizo más insoportable, me llevaron a monitores y me tuvieron 3 horas en monitores, sola, sin mi pareja. La habitación de monitores era una habitación grande separada en cubículos delimitados por cortinas, con mujeres en cada uno de los cubículos. Mi máquina no paraba de pitar, las pulsaciones de la niña eran muy altas y la máquina pitaba. Yo llamaba a alguien, cada vez más asustada y dolorida, pero allí no aparecía nadie. Así durante horas. Ya era insoportable, y cuando alguien apareció por allí ya pedí la epidural porque no lo soportaba más. De allí me llevaron directamente a paritorio, y a mi pareja ya no lo volví a ver (aunque lo pedí una y otra vez) hasta que no tenía la epidural puesta. Me lo negaron una y otra vez. Cuando ya tenía la epidural entré en la rueda, eso llevó a oxitocina sintética, pérdida de sensibilidad en el expulsivo, pujos dirigidos, Kristeller... y separación posterior. No me dieron a mi hija hasta que no había expulsado la placenta (tardé en hacerlo) y me habían cosido el desgarro. Todo este tiempo con mi bebé llorando a pleno pulmón a unos metros de mí. Fueron un par de horas. Fue horrible para mí, el sentirme ignorada, que hacían conmigo lo que querían, a pesar de lo que yo expresamente les pedía. Esa sensación de infantilizarme y de indefensión fue horrible.
  238. Si volviera a parir, volvería hacerlo en casa. No tuvo nada que ver: el trato, el respeto, el bienestar, la intimidad... Volvería a parir mil veces en casa. En cambio, de mi parto hospitalario guardo un recuerdo muy amargo (y doloroso).
  239. No se me informaba de nada, nadie sabía nada, no querían informarme, lo hacían y no me contestaban. Me giraban monitores para no ver ecos. Cesárea, bebé en mesa, no me dejaron verlo hasta dos días después en que pude ir a la incubadora. No me dejaban cogerlo las enfermeras a pesar de las órdenes del pediatra, no me ayudaron con info, ni querían lactancia materna, me trataban con desprecio por querer estar con mi hijo, no podía estar de pie así que me sentaba en un rincón de la sala mirando la incubadora. lo peor era la antipatía y desprecio de las enfermeras, jamás me quejé de nada pero estaba triste por no tener a mi hijo ni poder cogerlo y les molestaba mi cara triste y mi presencia sentada en una silla mirando a mi bebé de lejos. En resumen, me negaron info de lo que me pasaba y hacían a pesar de pedirlo, separación al nacer sin dejar ni verlo, trato despreciativo por pedir ver a mi hijo y estar con él por parte enfermeras, ninguna ayuda para lactancia, era mejor el bibi y con exigencias de horario exacto cada 2 horas justas y rapidez en comérselo. Me sentí despreciada y culpable por estar allí "molestando", se enfadaban por pedir el biberón cuando tocaba, cuando lo tenía en brazos, cuando tardaba en comer,... yo no decía nada, no me quejaba y tal vez por eso se aprovechaban, porque sabían que no les contestaba.
  240. En el primer parto se me subieron dos personas de unos 100 kilos encima, empujando a mi bebé, mientras el ginecólogo decía "esta niña no sabe empujar". En el segundo parto me tumbaron, amenazaron con cesárea porque era gemelar y de mucho riesgo (parí vaginal sin problemas), había como 30 personas mirando mi parto como si fuera un partido de fútbol, pero a mi marido no lo dejaban pasar. Y nada más nacer me los quitaron y tuve que insistir mucho par que me los dieran enseguida. No hicieron ni caso de mi plan de parto.
  241. Me sentí engañada. Para acabar en cesárea.
  242. Me sentí objeto. En resumen, no se me pidió mi parecer en nada.Yo no contaba para nada en mi parto.
  243. El primero venía con vuelta de cordón. Cada vez que pujaba le bajaban las pulsaciones. Me dijo la ginecóloga que o bien utilizaba fórceps o se ponía encima mía. Finalmente se puso encima mia. Fue dolorosísimo. Tendría que haberme planteado otras posturas para ver si podía nacer en otra posición más rápido.
  244. Horrible. Lo que más me dolió fue que eran todas mujeres. Mujeres. Todas.
  245. Cesárea irrespetuosa y creo que innecesaria en todos los sentidos.
  246. Fueron trece horas de trabajo de parto en la cual me encontraba sola ya que no dejaban que mi pareja me acompañara y sin comer ni beber. Estaba muy asustada. La doctora que finalmente me saco a mi bebé dijo que mi hija estaba con los latidos muy bajos, ahí me asusté, luego que nació no me la pusieron en mi pecho, se la llevaron inmediatamente, sólo la pude ver una hora después.
  247. Yo no quería episiotomía y no se me pidió permiso. Creo que sin la episiotomía el desgarro que tuve no hubiera sido tan grande. Para mí no fue un parto tan malo aunque hubiera cambiado cosas. Me hubiera gustado alumbrar en el agua y haber podido relajarme con la pelota de pilates durante las contracciones. Ojalá se humanice más ese momento, ya que en mi opinión los especialistas son demasiado fríos con los papis. Habría que recordarles que es un momento único y que queremos disfrutarlo al máximo.
  248. Tener que dejarte hacer sin informarte, no hacer caso a lo que estás pidiendo (moverte, quitar monitores....). Mis tres partos han sido diferentes, el primero prematuro y muy "peligroso" (mentira podrida), el segundo lo normal en las clínicas privadas... Y el tercero sanó todas mis heridas, nació en casa en las manos de su padre, calentita y muy tranquila, ella y yo.
  249. En mi primer parto sufrí burla por parte de la matrona porque me estaba quejando demasiado, hasta que se dio cuenta de que el niño estaba mal posicionado y me hacía mucho daño. Ese parto lo viví acostada con vía sin ninguna forma de paliar el dolor, sin movimiento, sola y terminé con un Kristeller que salvó al bebé del fórceps. En el segundo tomé medidas para que nada de eso sucediera.
  250. Me hicieron creer una inútil por no tener fuerza para empujar para sacar a mi bebé ya que se pasaron con la epidural, no dejaron entrar a mi marido al parto, sacaron al bebé con fórceps y sin dejarme verlo se lo llevaron, me lo dieron más de 15 minutos después, y un largo etc... Me gustaría saber dónde acudir ante estas circunstancias porque me he sentido muy sola en mis dos embarazos/partos ante tanto "profesional" indeseable.
  251. Parto inducido por bebé macrosómico y oligoamnios, me hicieron todo lo señalado anteriormente, sin comunicarme nada ni pedir permiso en ningún momento.
  252. Fue posterior al parto. Al subir a la habitación empecé a sentir un dolor muy fuerte que fue continuamente minimizado y desatendido por el personal sanitario en planta; después de más de tres horas de dolor insoportable conseguí que me viera una ginecóloga: tenía una hemorragia interna que casi me mata. Pasé más de tres horas desgarrándome de dolor mientras escuchaba a las enfermeras decirme que estaba muy nerviosa, que cómo se notaba que era primeriza, que en mi habitación había demasiada gente, que me calmase... Puedo entender que se cometan errores -somos humanas-, pero creo que éste estuvo muy relacionado con el poco crédito/infantilización que se nos da a las mujeres en general y a las embarazadas/parturientas en particular. En su momento no denuncié la negligencia porque estaba agotada tras un posparto que casi me mata. Me arrepiento de no haberlo hecho.
  253. Hicieron caso omiso de mi plan de parto. Las siguientes opciones que ofrecía el plan de parto suministrado por el propio hospital que yo demandé y a la hora del parto nadie me ofreció: dilatación en bañera, nadie me animó a evitar la utilización de la epidural, evitar episiotomía (incluso les puse opciones de ayuda en la dilatación), ver salir a mi hijo con la ayuda de un espejo, contacto piel con piel nada más nacer (nadie me ofreció quitarme la bata para poner a mi bebé en mi pecho), iniciar la lactancia en la misma sala de partos (no me lo negaron pero nadie me enseñó, y dada mi posición por estar siendo cosida, fui incapaz de colocar a mi bebé para que pudiera mamar hasta que volvimos a la sala de dilatación, a solas).
  254. Partos largos, desatención, infantilización.
  255. Me hicieron maniobras Kristeller y hamilton sin informarme ni pedirme autorización, cuando apareció la gine me empezó a decir que pujaba mal, que tenía que parir ya porque había más mujeres esperando y que si no lo hacía bien me iban a tener que "ayudar". Tenía sentimientos de culpa por no haberme hecho respetar por la gine y no haberle dicho q se quitara de encima, también por no saber qué era la hamilton y no ir preparada para decir que no la quería.
  256. Éste ha sido mi.primer parto. Fue muy muy rápido. Rotura de bolsa a las 9.30. Inicio de las contracciones a las 12 más o menos y mi bebé nació a las 2.30 h. Durante el expulsivo se utilizó vacum y se me practicó una episiotomía con 6 puntos de sutura. Fue muy dolorosa para mí durante más de un mes. Además de infección urinaria e infección por la episiotomía.
  257. Rompí aguas sin ponerme de parto y decidieron inducción, vía, oxitocina y prostaglandinas. El dolor de las contracciones era muy fuerte y la comadrona no dejaba que me moviera de la camilla, atada al gotero y con las correas puestas todo el rato. Yo sentía que eso no era lo que el cuerpo me pedía y sólo podía llorar de impotencia y dolor. Además la comadrona me decía que no había para tanto. Me trataba de manera infantil y me abría las piernas a golpes, como si le molestara tener que mirar ahí. Fue muy humillante. A consecuencia de este trato yo no me relajaba y se paró completamente el trabajo de parto. A las 36 horas sólo había dilatado 2 cm. Por tanto, cesárea. Mi marido pudo entrar a la cesárea, pero yo no pude ni tocar a mi pequeña. Se la llevaron, la bañaron, la vistieron y la niña llegó a mis brazos sospechosamente muy tranquila. Creo que le dieron biberón cuando sabían de sobras que yo quería dar pecho. Después de un año aún sigo llorando ese día, todo lo que me perdí y sobretodo toda la violencia y desamparo que vivió mi pequeña en sus primeras horas de vida. Sobretodo humillación y falta de respeto en un momento en que eres muy vulnerable.
  258. Mi experiencia fue horrible, me han tratado como si fuese analfabeta (soy profesora de anatomía y fisioterapeuta). Yo intentaba relajarme y utilizar mis maniobras para aumentar el umbral del dolor y la matrona (domingo por la noche y sin ganas de trabajar) venía y me decía que no era para tanto y que no me quería tirada en el duelo de dolor. A mi marido lo enviaron a mi casa porque decían que no podía quedarse, me dejaron en una planta con otra chica que había dado a luz, nadie venía a decirme nada, sólo que me metiera en la ducha (medio bañera, ni siquiera plato), ahí me quedé casi hora y media y nadie vino a ver si estaba bien, sólo mi compañera de cuarto. Así pase toda la noche hasta que decidieron al otro día llamar a mi marido (8:40 am), yo había ingresado a las 19:00 del día anterior. Agregado a todo esto me dice otra matrona: veras que entramos uno y otro… es que a la beba con cada contracción tuya, se le paran las pulsaciones… así que cada contracción era un miedo terrible a que le pase algo… cambié de postura (me puse de lado, lo único que me han dejado) y volvió a la normalidad… bueno eso dicen… resumen y obviamente termine en cesárea, anestesia total, aparentemente el ginecólogo se apuró al abrirme y sentía dolor… Me despiertan, me encuentro atada (normal por la anestesia) y me muestran de lejos a mi beba, ni me la dejaron para que le dé un beso hasta el otro día. Vamos, horrible y no se lo deseo a ninguna mujer.
  259. Realmente, fue todo lo que fui contando poco a poco en cada punto anterior. Lo que más me afectó fue haber programado la cesárea, pensando que el niño era grande (3,640kg a las 38 semanas), que ya estaba "bien formado", el riesgo de aspiración, comentarios fuera de lugar como el de ese ginecólogo. En el momento de la cesárea, había bastante gente, y se llevaron a mi hijo a limpiarlo y todas sus rutinas, se pusieron a hacer el recuento de gasas y se dieron cuenta de que faltaba una, hasta que supongo que la encontraron dentro mío o no se dónde... luego me trajeron a mi bebé, me lo mostraron por detrás de mi cabeza, le di un beso y se lo llevaron. Lo único bueno por lo que luchamos y conseguimos, fue que lo dejaron en neo junto a su padre, haciendo piel con piel con él... mientras tanto yo, entre dos cortinas, en una camilla, intentando recuperarme de la anestesia y haciendo lo imposible por mover las piernas para que me dejen ir a la habitación con mi bebé. Pasaron dos horas, pensando en sus ojitos y su llanto que se calmó cuando le hable...
  260. En el momento del parto no fui consciente ya que era mi primera vez y mi única preocupación era que mi bebé naciera bien. 9 meses después sigo con dolores vaginales.
  261. En el embarazo sufrí mucho, muy poca empatía, malas maneras.
  262. Lo que he averiguado años más tarde para adelantarme el parto sin ser informada, me hicieron un tacto muy doloroso a las 38 semanas y 3 días, y al día siguiente sufrí rotura de membranas. No había encajamiento ni dilatación con lo que todo acabó en cesárea porque ya no progresó el parto de forma natural.
  263. Como eran las fiestas navideñas para que el parto no cayera en fiesta en la última revisión me rompió la bolsa. Como no estaba de parto me pusieron oxitocina. Me pusieron demasiada cantidad y como no eran capaz de controlar las contracciones me la tuvieron que quitar. Me pusieron la epidural y se me fue la anestesia para arriba. Dejé de tener sensibilidad del tronco para arriba y tuve dificultad respiratoria. La niña empezó a tener sufrimiento fetal, yo estaba cianótica. Me ataron e hicieron una cesárea de urgencia mientras que yo oía que nos iban a perder a las dos. Cuando me sacaron a la niña se la llevaron sin decirme si estaba bien y no la vi hasta pasadas cuatro horas. Un infierno. Por no hablar de todo lo que hicieron mal durante el seguimiento del embarazo, en el que me llegaron a decir que tenía vih siendo mentira.
  264. Con mi primer parto llegué con 2 cm de dilatación al hospital, en el área de dilatación durante las 16 horas que estuve ahí, me hicieron infinidad de tactos vaginales y no siempre era la misma persona, me rompieron la bolsa diciéndome que era para ayudar en la dilatación… En un momento, al inicio del proceso, pude sentarme en una pelota de pilates y por quejarme mucho del dolor me retaron e hicieron callar. Finalmente me quedé con 2 de dilatación, no avancé nada durante todo el tiempo que estuve ahí y fue cesárea. Mi hijo nació, apenas lo pude ver y fue porque pedí verlo, se lo llevaron inmediatamente y no supe de él hasta 2 horas después de la intervención. Con mi segundo parto llegué con mucho dolor y aunque me dejaron moverme a mi antojo me interrumpían para hacer tactos, que por lo demás eran muy dolorosos… dilaté relativamente rápido, pero era tanto mi dolor que pedí me pusieran la epidural. Al cabo de una hora aproximadamente a mi hijo con cada contracción le bajaban los latidos cardíacos, me sacaron 3 veces para llevarme a paritorio y sacarle sangre de su cabeza y medirse el oxígeno, pero si no pregunto qué hacían no me lo dicen… Finalmente la cuarta vez que íbamos a paritorio yo pensando que iban a hacer otra vez el mismo examen me topé con que todos se movían en torno mío preparándose para el parto, o sea sólo por observación me di cuenta de que ellos habían decidido que no esperarían más y sacarían a mi hijo. Mi hijo nació con ventosa y maniobra de Kristeller, que hasta después que llegué a casa no tenía ni idea de que estaba prohibida.
  265. Lamentablemente me dejé llevar por la situación e hicieron con mi parto lo que quisieron. Tuve la mala suerte de que mi comadrona fuera una mujer sin escrúpulos. Después de mi mala experiencia en el parto tuve que hacer rehabilitación vaginal durante varios meses.
  266. Muy poca información de lo que me hacían y por qué.
  267. Principalmente la maniobra de Kristeller, me pareció un poco salvaje.
  268. Maniobra de Kristeller es lo que peor recuerdo, horroroso.
  269. Nada más llegar al hospital me rompieron la bolsa sin mi consentimiento y se enfadaron porque no permití que me pusieran la oxitocina. Me ataron porque quería incorporarme porque el cuerpo me lo pedía para parir y estaba en posición de litotomía, también hicieron la episotomía a sangre fría y me sacaron al bebé con ventosa cuando no hacía falta porque salía con cada pujo. Odié que en cada momento me decían " es que no sabes parir".
  270. Parto potásico, 32 horas de parto, líquido amniótico meconial, rx caderas previa al parto, pujos de más de dos horas, para terminar en cesárea por bradicardia fetales entre otros riesgos. Test apgar 5/7.
  271. En mi primer parto, que fue cesárea de urgencia, porque a la niña se le paró el corazón al ponerme la epidural. A partir de ahí yo no era persona, trato deshumanizado y separación de mi hija.
  272. En mi primer embarazo, tuve un aborto retenido y me ingresaron en maternidad mientras esperaba a ver si mi cuerpo expulsaba a mi bebé. Me pasé día y medio ingresada en una planta llena de bebés que lloraban mientras mi bebé estaba muerto dentro de mí. Fue una auténtica tortura. Mi primer parto me lo indujeron porque la ginecóloga decía que era muy grande y si no, iba a terminar en cesárea. Dije que si podía ser no me hicieran episiotomía y después de desgarrarme hacia arriba, me hizo episiotomía (en litotomía, por supuesto). En mi segundo parto, me lo provocaron porque tenía la bolsa rota y no tenía contracciones, sólo 8 horas después, sin informarme de que se pueden esperar hasta 72 horas. En el momento del expulsivo yo pujaba pero la bebé no terminaba de salir, asomaba cabeza y volvía meterse y una enfermera que acompañaba a la matrona diciéndome que pujara de verdad, que eso ni eran pujos ni era nada.... luego le quitó el bebé de las manos a mi marido que iba a ponerle un pañal diciéndole que si creía que no sabía poner pañales. Embarazada de mi tercera hija, la mediana me dio un cabezazo en la tripa y tras 2 horas de dolor continuado, fui a urgencias. No dejaron pasar a mi marido porque iba con los dos niños dormidos y no podían pasar los niños (que iban dormidos porque eran las 2 de la mañana), no podían pasar a la consulta de paritorios. Les dije que necesitaba que estuviera él porque ya había perdido un bebé y no quería estar sola si me tenían que dar una mala noticia no quería estar sola y no accedieron, argumentando que no estaría sola, que estaban ellas. Me hicieron un tacto muy profundo sin avisar ni pedir permiso, después, cuando yo pensaba que me iban a hacer una ecografia vaginal también sin avisar ni pedir permiso me pusieron la pinza de las citologías y me hicieron una.
  273. En el primer parto sentí que todo estaba demasiado controlado desde el exterior, fue un parto muy duro, y cuando estaba sufriendo las contracciones más fuertes pasó, sin mi permiso, un grupo de estudiantes a observar cómo evolucionaba la dilatación, como estaba sufriendo tanto en el momento ni siquiera me importó, pero después pensé que tendrían que haberme pedido permiso. El segundo fue muy rápido, me pusieron la epidural y apenas sufrí, pero se llevaron al niño y tardaron unos veinte minutos en traérmelo a la habitación, para colmo me "lo devolvieron" con un chupete en la boca, y esta separación me produjo bastante angustia. Creo que debería darse a la mujer mayor protagonismo en el momento del parto. Parece que todo está pensado para la comodidad del ginecólogo o la ginecóloga. Nunca debería, además, separarse a la madre del bebé, sin duda.
  274. Violencia obstétrica por parte del equipo contratado para el Parto en Casa porque me dejaron "sola", desaparecieron, y por parte del hospital por tratarnos mal desde el momento que entramos por la puerta presentándonos con el equipo de Parto en casa. Maltrato, amenazas, nos trataron de irresponsables, y al momento de decidir la cesárea ya ni se dirigieron a nosotros. Anestesia general "porque estaba nerviosa", 3 horas en REA cuando se podría haber acortado ese tiempo, maltrato por parte del personal del hospital en el post-parto, por ser "la que quería un Parto en casa y al final mira cómo acaban"...
  275. El no decirme el por qué fue la cesárea y el de separarme de mi bebé y ni siquiera enseñármelo y estar dos horas sin él y no ayudarme nadie con la lactancia y maltrato por parte de las enfermeras. Que hasta día de hoy tengo la incertidumbre de que mi bebé a veces está irritable porque también tiene el trauma de que nos han separado y que al no vernos hasta duda que de soy su madre, ya que yo me siento desconectada de mi hijo y que el llanto que tuvo en el quirófano lo suele tener en cualquier hora del día.
  276. Traumática y demoledora.
  277. En el primer parto, la matrona me rompió la bolsa sin avisarme y me trató todo el rato como si fuera tonta.
  278. En mi plan de parto pedí que en caso de cesárea nos permitieran hacer piel con piel y que mi marido me acompañase en el quirófano, nos habían asegurado que así sería pero en el momento de la verdad no le dejaron entrar. Me sedaron y me pusieron anestesia general sin consultar, cuando sabían que quería recibir yo a mi bebé. Y eso que no fue una cesárea de urgencia, fue ya con dilatación completa por mala presentación del bebé. Nunca olvidaré la frase del anestesista cuando entró al quirófano diciendo "ésta es la del parto natural?" con un absoluto desprecio hacia mí.
  279. Fue todo bien en general. Pero no me gustó que antes de empujar mi hijo ya tenía la ventosa en la cabeza (con dos empujones salió). Que me dejó desgarrarme y luego me causó problemas en el ámbito sexual y que lo primero fue separarme de él. A los 6 meses tuve que pasar por una cirugía vaginal porque me salio un anillo fibroso que me impedía mantener relaciones sexuales. A día de hoy, mi hijo tiene 14 meses, sigo sin disfrutar satisfactoriamente del sexo.
  280. Falta de personalización y decisión sobre el propio cuerpo, empezando por no informar de los pasos a seguir y lo que estaban haciendo en mi cuerpo en el momento del parto. Desnaturalización, goteros, no poder moverme, no poder beber, ni estar todo el rato acompañada. edema y rasurado forzado y mecánico, episiotomía y desgarro por epidural, maniobra de Hamilton.
  281. Cuando llegamos, ya que habíamos roto aguas, las primeras palabras de la matrona fueron “estás loca, sabiendo que era cesárea cómo esperas a romper aguas”; me pusieron monitores y me llevaron a la habitación, sin aviso previo vino la matrona y me dijo “venga va, que te tengo que poner un enema”. Me llevaron al quirófano y me separaron de mi marido, yo lloraba, estaba sola, aterrada. Me pusieron algún tipo de relajante, no sé qué era, no me preguntaron, sin más me lo pusieron. De repente escuché que me llamaban para que viera a mi hija, la escuché llorar, abrí los ojos, la vi y sin más se la llevaron. Mientras me cosían yo oía a mi hija llorar, no podía hacer nada, no la pude tocar ni oler ni calmarla. NADA. Me pusieron otro calmante porque dolía, antes de ponerme el primer relajante se medio mofaron diciendo “está llorando porque ella quería un parto natural” en tono mofoso. Desperté con mi hija en brazos en el ascensor junto mi marido. No recuerdo nada más.
  282. Demasiadas personas haciéndome tactos cada dos por tres. Obligación de monitorización continua y posición tumbada. Episiotomía innecesaria. Violencia obstétrica es que junten a las mujeres paridas con las que han sufrido aborto en la misma sala de reanimación.
  283. No información, tomaron decisiones sobre el parto sin consultarme ni dejarme opinar.
  284. No me sentí cómoda. Me sentí inútil (o me hicieron sentir inútil porque no empujaba lo suficiente por culpa de la epidural).
  285. Tras varias visitas a urgencias por contracciones la primera de ellas con maniobra de Hamilton, al final Ingresé pero los monitores no funcionaban correctamente, en uno de los tactos me rompieron la bolsa aunque la matrona insistió en que no había sido ella, poca información por más que la pedía. Intimidad prácticamente nula, y todos haciendo tactos. Demasiadas horas de parto para algo que desde un principio era obvio ya que el bebé estaba mal colocado, acabar en cesárea. Y separación precoz, de piel con piel ni hablamos. Tampoco recibí ninguna ayuda para poder amamantar a mi bebé. Horrible.
  286. La matrona consideró que aún no estaba de parto pese a que tenía contracciones cada 3 minutos y me administró un sedante para aliviarme el dolor, según ella. Como realmente estaba de parto di a luz drogada sin vivir mi parto ni poder tomar decisiones en el mismo. Hay diferencias entre la información que te facilitan en la preparación al parto y en la práctica profesional.
  287. Muy mal trato. Obligación a la sumisión para la supervivencia, por lo menos de mi hijo. falta de cumplimiento con la autonomía del paciente y mucho más.
  288. Fue inolvidable, estuve postrada más de 10 días sin poder coger a mi bebe, dándole teta tumbada, psicológicamente hundida, físicamente dolorida, con hematomas e inflamación en la vulva... Debido a esta experiencia tan traumática, no consentí en mi segundo embarazo ninguna intromisión, me realicé las mínimas ecos, pruebas, parí en casa con la ayuda de un matrón pero sin intervención ninguna, y ahora incluso siento que debido a ese primer parto tal vez fui imprudente en mi segundo parto aunque todo salió normal y perfecto. Mi experiencia fue como una mutilación, así lo viví.
  289. La primera matrona no me hacía ni caso, la segunda fue peor, llegó a decirme que para qué había engordado tanto, sólo por sujetarme una pierna, y lo peor cuando se subió encima empujándome la barriga.
  290. Triste.
  291. Maniobra de hamilton sin mi consentimiento, empecé contracciones y quise quedarme en casa pero empecé a manchar amarillo y fuimos al hospital, tacto, rompieron la bolsa, monitorización, no leía contracciones y monitorización interna por gente en prácticas que lo hizo mal, ya vino la experta y entró más gente para ver cómo lo hacía, no me dejaban levantarme, me dijeron que lo hacía bien y me portaba bien, que la mayoría con esas contracciones y demás gritaban, me pusieron oxitocina pese a mi negativa, echaban a mi pareja y me quedaba sola porque no le llamaban, subieron oxitocina, cambio de turno, parto revolucionado y sufrimiento fetal, entró mucha gente, pregunté y me ignoraron, me inyectaron algo para parar el parto, me llevaron a poner epidural (el anestesista fue el más amable de todos), volví y dijeron a quirófano, pregunté otra vez y un celador o enfermero me dijo que estuviera tranquilita o pedía que me pusieran anestesia general, pregunté al cirujano qué pasaba y me dijo que vuelta de cordón, se llevaron a mi hijo, me lo acercaron a la mejilla, estaba vestido y se lo llevaron y no lo vi hasta tres horas después. A mi pareja tampoco le trataron muy bien, cuando le enseñaron al bebé, le dijeron que nos registrara y como tenía mi ropa y demás en las manos ni le dejaron al bebé y le metieron el papel para registrarnos en la boca.
  292. Me provocaron el parto con oxitocina, no me dejaron moverme, rompieron la bolsa sin avisar, echaron a mi marido de dilatación porque había mucha gente, durante la fase de parto estuvieron conmigo una matrona, una auxiliar, dos alumnas de prácticas, dos ginecólogas y finalmente el pediatra, y un auxiliar que abría la puerta del paritorio y me gritaba que me diera prisa, que había más gente esperando fuera. Le pedí que no me hicieran la episiotomía y que me dejaran moverme, no lo hicieron, yo no llevaba epidural. A pesar de ello, me realizaron una episiotomía enorme, la cosieron. Como la placenta no salía, cuando la matrona tiraba de ella, llamó a dos ginecólogos, que después de haberme cosido la episiotomía estuvieron manipulando durante una hora.
  293. No quisieron esperar a que yo sola me pusiera de parto, esperando hasta la semana 41+3. La matrona que me programó la inducción al parto me dijo que fuera en la semana 41 (domingo) porque por agenda iba a haber menos jaleo en el hospital e íbamos a estar más agusto... Así que me presenté a las 8 de la mañana en el hospital y tras varias pruebas previas a la inducción, a eso de las 12 de la mañana me pusieron monitores, y aquí viene lo mejor, empiezo a tener ritmo con las contracciones, siendo regulares cada 10 minutos, pero deciden seguir con SU PLAN de inducción iniciándolo con prostaglandinas. Bien, pues 8 horas después me encontraba en paritorio con dilatación de 8 cm. Tras romperme la bolsa con 5 cm y ponerme la epidural, el bebé comenzó a entrar en bradicardia y acabó en cesárea de urgencias.
  294. Muy traumática y con consecuencias graves para mi hijo.
  295. Fue un parto deshumanizado. Todo el tiempo tumbada en una cama con monitores y el aparato para controlar mi tensión sin poder siquiera levantarme a hacer pipí, con mucha desinformación. Además emplearon la maniobra de posarse sobre mi barriga sin preguntarme, incluso riñéndome por gritar. Emplearon ventosa, sin poder estar el padre, y cuando me daban los puntos de la episiotomía estaba sin ninguna anestesia, aunque a ellos le constaba que sí. Creo que es más necesaria la información por un lado, y por otro, un parto más humano.
  296. La peor experiencia de mi vida, mi bebé falleció.
  297. No se tuvo en cuenta mi opinión, no pude beber, comer o moverme. Parí en una sala llena de gente, sin mi marido, me separaron de mi bebé, estuvo en el nido en contra de mi voluntad.
  298. Mi experiencia es que durante el embarazo luché contra ella haciendo uso de mucha información buscada por mi cuenta. La anestesista en la consulta para el papel de la epidural me llamó retrasada por plantearme un parto sin epidural. Hice todo lo necesario por huir de ella, eligiendo un hospital ihan mediante tarjeta sanitaria de desplazada. Soy una afortunada que no ha vivido violencia obstétrica en el parto ni en el postparto.
  299. Lo peor fue el miedo a mi hija le pasara algo, la matrona me decía que no empujaba bien, que traería los fórceps y su cara manifestando lo mal que lo hacía.
  300. Extracción de placenta en el hospital, amenazas a gritos porque no quise que le pusieran ninguna inyección al bebé. Hice una reclamación porque me trataron mal y me contestaron diciendo que el médico tenía razón.
  301. No me permitieron moverme durante la dilatación, tuve que estar acostada y con monitor, sin ningún motivo pues todo iba bien, me puse epidural porque así el dolor no era gestionable. Me rompieron la bolsa sin avisar ni preguntar. En el expulsivo no tenía suficiente sensibilidad como para empujar sin que me dirigieran.
  302. Traumática y consecuencia de ello depresión, falta de apego, alteración grave de tiroides (aún espero que alguien me confirme la ausencia de relación con la oxitocina sintética); epidural con 2.5 cm de dilatación, parto de 36 h efecto parcial de epidural, terrible dolor inmovilizada, la mano de un hombre bajo mis costillas para arrancar la placenta, un hombre sobre mi barriga para sacar a mi hijo, destrozándome, ventosa, fórceps, rotura de bolsa, no quise coger a mi hijo en el paritorio. Mi segundo parto, plan en mano, fue excepcionalmente maravilloso, enamorada de mi segundo hijo desde que lo saqué de mis entrañas, y antes sin interrupción jeje.
  303. Prisas en el aumento gradual de la oxitocina sintética, vuelta a empezar, tactos bestiales, ausencia de intimidad,... No puedo continuar… Me da ansiedad revivirlo.
  304. Dolorosa por la maniobra de Kristeller y la falta de empatía por parte del personal.
  305. Estuve toda una noche de parto, pero esperaron a la mañana para que viniese el ginecólogo y el bebé ya tenía sufrimiento fetal y había hecho meconio. Me prepararon para la cesárea a eso de las 11 y me dejaron sola en quirófano con la epidural puesta tumbada en la mesa sin abrigarme, mientras el ginecólogo ayudaba a otro colega a hacer otra cesárea. Me hicieron daño interno y perdí el conocimiento. Me separaron del bebé.
  306. Llegué con 8 cm al hospital y parecía que el nacimiento sería inminente. Pero tardó un poco más de lo previsto ya que al entrar en sala se me paró todo un poco. La comadrona se puso nerviosa porque ya había llamado al medico, pero yo, al acostarme y al ponerme las vías y toda la situación parece que mi cuerpo paró un poco. Como que el médico estaba a punto de llegar y yo aún no estaba en el expulsivo, se me puso encima y me hizo el Kristeller, me presionaba para que pujase cuando yo aún no lo sentía, y de hecho no lo llegué a sentir. El médico también impaciente, no podía esperar a que se desprendiera la placenta, me la sacó a la brava, no sé si tirando del cordón pero mi impresión es que me introdujo algo o su propia mano y sacó la placenta produciéndome un dolor brutal, peor que el parto mismo. Algo que me produjo una sensación de miedo, de indefensión, no sabía qué me pasaba, tuve que gritar muy fuerte, me dolía, me arrancaba… Total, me quedé aterrorizada por el dolor y por la indefensión de estar totalmente expuesta. Sufrí un trato cosificante, violento y con procedimientos que eran del todo innecesarios, ya que todo iba muy bien, mi cuerpo funcionaba perfectamente bien y sólo necesitaba un poco de tiempo para haber tenido un parto bonito y fácil para todos. Pero sus procedimientos lo estropearon todo.
  307. Me sentí ninguneada todo el tiempo, pasé todo el parto discutiendo con las matronas que no dejaban moverme cuando no tenían motivos para limitar mi movimiento. Me insistieron con la epidural a pesar de que les dijese que en principio no quería, me cuestionaron que me acompañase mi madre en vez de mi pareja. No pude beber ni comer en 30 hrs, al final pedí epidural y no sentía los pujos y no me indicaban cuándo pujar.
  308. Llegaron a decirme que no se hacían responsables, tuve que recurrir a mi cuñado, médico.
  309. Me sentí al servicio de la comodidad médica, tratada como una paciente con mucha paciencia, y desnaturalizado desde el primer momento el contacto con mis hijos.
  310. Cesárea de urgencia por sufrimiento fetal grave. No consigo entender qué pasó, no me lo explicaron correctamente. No sé si fue violencia o fue pertinente pero fue traumático y hubiera necesitado una explicación más detallada de lo que realmente pasó.
  311. Las dos veces intervinieron tanto que acabó en cesárea. En la primera mi hija acabó en uci, en el segundo la que acabó en uci fui yo… Esta última vez me amenazaron incluso con llevarse a mi hijo a neonatos si no accedía a ponerme profilaxis y no obedecía su forma de atender… Nunca he tenido una experiencia tan horrible ni he sentido tanta impotencia... El trato que se le da a las mujeres embarazadas es convertirlas en contenedores, y la atención al parto se ha convertido en una carrera por terminar cuanto antes, aunque sea a costa de nuestro sufrimiento y el de los bebés...
  312. Fue cesárea de urgencia después de intentar parto en casa, el ginecólogo no intentó parto vaginal, fui derecha a cesárea. Viernes a última hora del día, casualmente.
  313. Por la falta de información no pude tener un embarazo y parto natural donde respetaran mis derechos y los de mi bebé.
  314. En ningún momento se me explicó nada, ni se me pidió opinión.
  315. 4 días con contracciones intentándome ellos con medicación cancelar el parto con el consiguiente sufrimiento fetal y cesárea de urgencia tras lo que no pude ver a mis bebés hasta 24 horas después de mi parto. Para colmo después de la cesárea me han dejado restos placentarios dentro por lo que me tendré que legrar.
  316. Desde el minuto 1, tras primer tacto salía líquido, epidural, bradicardia del bebé, adrenalina inyectada sin avisar, oxitocina, 4 horas tumbada dilatada de 10 cm, episiotomía grande, 1º fórceps y luego ventosa, apgar 5, y 9 a los 5 minutos, distress e ingreso en uci. No toqué a mi bebé hasta 12 horas después. El siguiente me gustaría que fuera en casa.
  317. Me regañaban continuamente, por no querer epidural, por tener tatuajes (en sitios que no molestaban clínicamente hablando), por gemir en las contracciones... Parecía que se enseñaban más conmigo cada vez que no me mostraba conforme con lo que me hacían.
  318. Muy mal, me sentí como un objeto, me ridiculizaron y me trataron sin ningún respeto, no me dejaron decidir de manera tranquila e informada. El personal ni se presentaba antes de entrar y tocarme. Me mintieron, me dijeron que el dolor de la ciática se me pasaría con la epidural pero no es verdad, sólo querían ponérmela. Después del parto se llevaron a mi hija y no pude cogerla hasta media hora más tarde. A la mañana siguiente se la llevaron otra vez y le dieron un biberón sin mi consentimiento. Fueron groseros e irrespetuosos todo el tiempo que estuvimos allí, al final tuve que exigir el alta porque el médico estaba de vacaciones y teníamos que esperar un par de días. Cuando tenía 16 años fui víctima de una violación, que por miedo y vergüenza ni denuncié ni he contado a más de dos personas. Superé esa experiencia por mi cuenta y costó bastante. Cuando estuve de parto fue una experiencia parecida y pude superarla gracias a que ya había vivido una experiencia similar. Sólo espero que mi hija nunca conozca ninguna de estas experiencias.
  319. Cuando pedí asistencia para aliviar el dolor me la negaron, me trataron con rudeza, me decían que dejara de gritar, que si acaso me creía que esto era una película o una telenovela. Me acusaron de estar fingiendo el dolor y me dijeron "cómo se nota que eres primeriza". Como yo temblaba entera, me pusieron una medicación en el suero, sin informarme de qué era, y ésta me dejó atontada, no podía reaccionar y seguía sintiendo los fuertísimos dolores de las contracciones, pero no podía moverme. En el momento en que sentí que mi hija estaba por nacer (me vinieron las contracciones de pujo), mandé llamar a las doctoras pero no vinieron, no me creyeron y a mi esposo le decían que no iban a venir porque ya habían venido hacía 15 minutos, entonces me paré al costado de la cama preparándome para parir y estaba perdiendo mucha sangre, tanta que la paciente de la cama de al lado salió corriendo a buscar ayuda y me vinieron a buscar en silla de ruedas para trasladarme a sala de partos. Como la niña ya estaba alumbrando, no pude sentarme y debí hacer el viaje afirmada sobre los apoyabrazos, manteniendo en el aire la cola. En sala de partos, me aplastaron el vientre muy fuerte y pedí que lo dejaran de hacer debido al dolor pero no me escucharon. Me hicieron episiotomía. La niña nació bien, pero yo estaba muy asustada.
  320. Los tactos constantes. La gente que no paraba de entrar a la habitaciones. El cambio de habitaciones. Y el quirófano, me tocaron entera todos los tatuajes que tenía y me preguntaban sobre ellos. Cuando nació mi hija el obstetra me dijo “nació tu hija” y se llevaron. Yo estaba atada y no veía nada. Vomité y ni me limpiaron. Lloré de la emoción y nadie me consoló. Me dejaron en un pasillo sola. El peor recuerdo de mi vida. Sentía miedo en mi trabajo de parto, fue por lo cual no puede parirla, la retuve dentro mío hasta entrar en shock.
  321. No se me informó de nada, no me dejaron moverme de la cama en más de 12 horas, me regañaban si pedía permiso para ir a hacer pis, sólo pude ir dos veces. Me rompieron la bolsa y mi pareja tuvo que estar limpiándome y cambiándome la compresa y la ropa porque no me dejaban levantarme... No poder comer, no me daban opciones. No me dejaron estar con mi bebé y se la dieron al padre y le mandaron a la habitación y allí la cogieron antes todas las personas que yo.
  322. Mi médico me hizo creer que tras tres días, con tres de dilatación, no me iba a aguantar de dolor del parto y el bebé pagaría las consecuencias.
  323. Durante mi embarazo me dijo el médico que por mi edad, por vuelta de cordón, por tamaño grande racial de bebé, porque uso lentes, tenía que ir a cesárea, por momentos me entraban temores, hasta que me dije dios nos hace perfectas para que salga pleno y natural y ahí me empoderé para tenerla en sentadillas, a pesar que en sala de parto por un momento se acercó la doctora y me dijo que pusiera mis piernas en alto, sólo la miré y dije NO, y la partera que sabía mi plan le explicó. Gracias a dios.
  324. Hicieron que me tapara la cara y no dejaban que yo gritara e incluso me pusieron un suero y me lastimaron.
  325. Inducción del parto por presión alta un día que fui corriendo al control después de un embarazo saludable, rotura de bolsa, inmovilidad, enema, rasurado, tooodo y encima me dicen maricona, dilatación completa, monitoreo, baja el pulso del bebé entrando al canal de parto, me obligan a no pujar y termina en una cesárea de 40 min, me quedo con incontinencia. Segundo bebé se pasa de fecha, el día que me internan empiezo con labor de parto me la hacen iguaal. Mi bebé durmió tres días, muy adormilado, cesárea de 10 min, la lactancia después de la cesárea sin haber tenido trabajo de parto siquiera me fue difícil.
  326. Muy traumática. Me amenazaban con cesárea si no hacía lo que me decían. Me dejaron placenta dentro y, después de tenerme una hora separada de mis bebés sin motivo, me metieron en la habitación y me metieron la mano en el útero para sacarme lo que quedaba. No permití durante la hospitalización que nadie me volviese a poner la mano encima.
  327. Fueron muchos detalles que hicieron un "todo". Desde la primera frase "te vamos a parir", pasando por la bata abierta por detrás, el rasurado entrando gente a la sala, la rotura de bolsa dolorosa, no dejarme beber cuando moría de sed, echar al padre de la sala y llevarse al bebé. Dirigirse a mí en tercera persona, quedarse en el baño hasta que hiciera "mis cosas". Entre otras.
  328. Un trauma y un horror. El primer parto fue robado y lo siento por mí y por mi hija. El segundo fue una reconciliación. Pero mi hija mayor no ha tenido esa oportunidad.
  329. Desde el momento que la ambulancia me recoje en casa me separaron del bebé, cuando por fin estamos en sala de despertar juntos y comienza la lactancia, el bebé estaba agotado y me costó mucho, agradezco al hospital que mirasen que el bebé y yo estábamos bien, pero sería interesante que separen a la madre y al bebé lo menos posible esa primera hora de nacido, porque yo entendí por el dolor que es fundamental.
  330. Yo aguanté muchas horas sin epidural y con libertad de movimientos porque tenía una matrona que era un amor. Cambió el turno, y entró una señora que medio se rió de mí por estar sufriendo a lo tonto, me desanimó, me dijo que quedaba muchísimo y aunque ya había dilatado 10 cm quería ponerme oxitocina y terminar con todo. Pedí la epidural porque me desanimé, estaba agotada después de dos días sin dormir y veinte horas sin comer. Me llevaron al paritorio cuando les cuadró bien, me dirigían los pujos, me hicieron la episiotomía, sacaron al peque (muy peque, 2400 gr) con fórceps, me lo pusieron encima dos segundos y se lo llevaron porque decían que estaba muy débil. No me lo dieron hasta pasadas dos horas. Me parece que estamos totalmente indefensas. Yo tenía las cosas muy claras y la primera matrona me ayudó, acompañó y apoyó. La segunda fue terrible, me criticaba, me inutilizó, hizo lo que quiso conmigo. No sé cómo hubiera sido si la primera matrona hubiera estado todo el tiempo o si hubiera sido en casa. Se me quitaron las ganas de tener más hijos. Es horrible cómo la voluntad de una persona, condiciona el futuro de tu vida.
  331. Brutalmente inolvidable.
  332. Fue largo, mucha gente, me hablaban mal, me presionaban, se reían, me movían, me desaconsejaban darme movimiento mínimo o sensación de libertad, etc... Enfermeras en hospital tras el parto me tiraron el móvil con las sábanas pero es mi culpa, muy insensibles y groseras, contestonas.
  333. Perdía gotitas de líquido amniótico. Entre en protocolo de provocar parto: oxitocina, tactos, epidural, cesárea de urgencia porque no me ponía de parto y a mi bebé le bajaron las constantes vitales. Plan de parto respetado ignorado. Yo sola, drogada, en un quirófano sin mi marido. Me ataron. Me mostraron a mi bebé y sólo pude lamerle la cara antes de que se la llevaran. Quisimos denunciarlos, pero al final sólo quieres llegar a casa y no perder un segundo de estar sin mi bebé.
  334. Me sentí infravalorada y relegada a un segundo lugar sin poder de decisión.
  335. Me rompieron la bolsa sin consultar ni informar, pasé un miedo tan horrible que me llegué a desvanecer.
  336. No me hicieron caso cuando estaba de parto y me dijeron que aguantaba muy mal el dolor. Luego cuando vieron que se habían equivocado me echaron la culpa a mí.
  337. En el primer parto estaba agotada (pujos dirigidos), utilizaron fórceps y episiotomía. Al ir a la ducha me toqué y lloré: ¿qué le habían hecho a mi cuerpo? Debía sentirme feliz y me sentía muy desgraciada. Mi cuerpo, aquella inflamación y dolor. Los puntos. Aún se me ponen los pelos de punta. Han pasado casi 8 años.
  338. Lo peor de todo para mí fue la separación. Se llevaron al bebé por precaución, dijeron, estaba un poco cianótico y el test que les hacen había dado un poco justo, así que se lo llevaron y tardaron unas horas preciosas en traérmelo de vuelta. La sensación fue horrible, y en ningún momento me lo dejaron cerca. Yo accedí a todo porque quería que todo fuese bien, estaba muerta de miedo. Fue en el primer parto. La lactancia me costó muchísimo luego. Con el segundo parto las cosas fueron bastante distintas: no epidural, no maniobras... menos gente... bastante mejor. Sin embargo me rompieron la bolsa. No sé si era necesario.
  339. Me presentaron la cesárea programada en la semana 38 como única opción, y yo me lo creí. No me informaron de que hubiera sido perfectamente posible esperar a que el parto se desencadenara en su momento, e intentar un parto vaginal aunque luego acabara en cesárea. Cuando sacaron al bebé, me lo enseñaron dos segundos, ya completamente vestido y tapado, y se lo llevaron. Incumpliendo mis instrucciones, no se lo entregaron a mi familia, que estaba en el hospital, sino que se lo llevaron al nido. A mi familia la mandaron para casa. A mí me tuvieron en la REA siete largas horas, completamente sola (rodeada de otras mujeres a las que no conocía, también solas). Durante ese tiempo, a mi hijo le dieron al menos dos biberones, cuando expresamente había pedido que no lo hicieran. Cuando me subieron a la habitación, no tenía ni niño ni familia. Me encontré sola, con la única compañía de la familia extraña que compartía mi habitación. Al poco rato subieron al niño y llegó mi familia. A partir de ahí todo fue bien. Pero a día de hoy, todavía me enfurezco cuando recuerdo esas 7 horas que estuve sola, y pienso en mi hijo solito en el nido, bebiendo leche artificial de una extraña. Es urgente que el hospital de La Paz cambie sus protocolos en las cesáreas. Es urgente concienciar al personal médico de este hospital que es su obligación seguir las indicaciones que reciben de las madres y no saltárselas sin más.
  340. Tratada como una niña, ignorante, quejica, atada a los cintos de lado y no te muevas sino qué clase de madre eres que no colaboras... son muchas las cosas que podría decir. Estoy embarazada, fpp mediados de junio, y tan sólo pido un buen trato: es mi sexto embarazo, pero mi quinto hijo, tengo un nivel de estudios medio y no soy creyente, y lloro de pensar que me tengo que enfrentar a esas hija de puta otra vez (perdona la palabra), voy a llevar plan de parto, pero no tengo muchas esperanzas.