sábado, 24 de noviembre de 2012

El apego, también por la noche

Mi hija tiene quince meses y se despierta todas las noches cada hora más o menos. Además, está toda la noche tomando teta sin parar, lo que me obliga a permanecer en posturas rarísimas y me levanto con la espalda hecha un ocho. Y aun así, a pesar de todo, creo que merece la pena.
Muchas personas se escandalizarían con esto, por dos motivos:
- en primer lugar, porque mi hija siga tomando el pecho con quince meses
- en segundo lugar, porque durmamos juntas.

En este mundo absurdo y competitivo, se nos ha olvidado el saber primordial, lo llevamos dentro pero muchas personas deciden callarlo a manotazos, por el qué dirán, por miedo, por inseguridad, por pura vaguería... Hemos olvidado escuchar a nuestra intuición de mamíferas.

Yo jamás he visto a una mamá gorila que obligue a dormir a su pequeño lejos de ella. Ni a una mamá gata, ni a ninguna mamá mamífera de ningún tipo. ¿Que somos más "sofisticados" que todos esos animales? ¿Qué quiere decir eso exactamente? Efectivamente, tenemos más capacidades intelectuales, un raciocinio mucho mayor... pero eso no tiene NADA QUE VER con la crianza. A ver, ser inteligente es estupendo y leer libros, resolver ecuaciones de segundo grado, o complejos problemas, está fenomenal... pero al bebé eso le trae sin cuidado. Le importa tres pepinos, porque el bebé cuando nace sólo tiene sus intuiciones para sobrevivir, su instinto de succión, y la necesidad constante de estar con un cuidador. Sólo así garantiza su supervivencia.


La independencia se alcanza de manera gradual, nosotros no podemos imponer esa independencia a nadie. Un bebé no nace dependiente y de repente, mágicamente, al cumplir tres meses, cuatro días, siete horas y quince segundos ya está capacitado para todo. Somos seres altriciales, somos bebés mucho tiempo, y necesitamos a mamá cerca muchos años. El bebé irá "despegándose" poco a poco, pero jamás podemos forzarlo. Forzar ese desapego sólo conseguirá tener niños inseguros a los que les ha faltado "algo" en su primera infancia.

Nunca he comprendido esa manía de "criar sólo durante el día". Es decir, una es mamá durante el día, y por la noche, como hay "que descansar", pues hala, el bebé en su habitación y la mamá en la suya, con un intercomunicador encendido por si se despierta, en los mejores casos. Y vamos, que estoy segura de que cuando inventen el bebé-tamagochi, que se puede apagar de noche, éste hará las delicias de los tantísimos cuidadores de mando a distancia que existen. ¿Y qué pasa? Pues que los pobres padres se pasan la noche como sonámbulos por los pasillos, de un lado a otro sin parar. Y al final la cosa se da la vuelta: es imposible descansar así. Y el siguiente paso es el temido método Estivill, copia del método Feber (este último se arrepintió del metodito, pero el mal ya estaba hecho), que produce unas secuelas psicológicas espantosas.

¡Pero por favor, si es todo mucho, mucho más sencillo que eso! Un bebé no necesita carísimos cochecitos, ropa pija, mil y un gadgets absurdos. Un bebé sólo necesita teta, calor, amor, cariño, compañía. Y claro que criar con apego puede ser muy cansado. Pero como lo es en los restantes mamíferos. Tener hijos es cansado, eso hay que tenerlo claro desde el principio. No podemos apagar al bebé cuando nos aburra. No podemos pasar de él cuando estemos cansados. Y no debemos dejarlo llorar para que "aprenda" a dormir. Respetar la necesidad de dependencia de nuestros hijos, y acompañarla, nos ofrecerá años después a niños más seguros de sí mismos, y con un apego bien establecido.