Ayer me comentaba un conocido que acaba de ser papá por segunda vez que
no le están dando el pecho al bebé, así como tampoco lo hicieron con la
primera, por ser equitativos en el reparto de tareas y dividir "de un
modo justo" la crianza.
Me chocan estas actitudes y realmente no las comprendo, incluso se me antojan una excusa revestida de una supuesta igualdad.
Porque vamos a ver, si yo quiero ser "equitativa", por ejemplo, en el
reparto de tareas en el hogar, ¿limpiaré yo medio wc y mi pareja la otra
mitad? ¿Sacaré una bandeja del lavavajillas y él la otra? ¿Pasaré el
plumero sobre media mesa, y él sobre la otra mitad? ¿Fregaré medio plato
y él el otro medio? ¿No es más lógico dividir las tareas de un modo
menos estricto, y limpiar yo una habitación y él otra (por ejemplo)?
Con la crianza sucede lo mismo. Hoy por hoy, sólo la persona que acaba de parir es la que tiene leche, y por ende, la capacidad de alimentar al bebé con el alimento más perfecto que existe para él. Evidentemente no creo que a estas alturas haga falta poner los trillones de estudios existentes sobre este tema. Es obvio que la leche materna es el mejor alimento para el bebé, es obvio que está hecha a su medida, es obvio que protege como ninguna otra cosa, y además tiene beneficios para la mamá también.
¿Eso quiere decir que la madre se va a comer todo el trabajo? ¡Pues claro que no!
¿No sería más fácil que la madre se dedique a dar el pecho y el padre haga "el resto"? Y por el resto me refiero a la comida, la limpieza, etc.
Porque éste es un reparto de tareas perfectamente válido, y perfectamente equitativo.
Al igual que lo es que yo limpie la cocina y él limpie el salón.
Me resulta inverosímil preferir sacrificar la calidad de la alimentación
y el vínculo de un bebé en aras de buscar una igualdad en proporciones
imposibles. Porque así sólo se benefician los egos, pero el bebé se convierte en víctima, ya que no está recibiendo lo que le corresponde. ¿Cronometrarán también el tiempo que cada uno tiene al bebé
en brazos, para que sea idéntico? ¿Los besos que cada uno le dé, los
contarán? ¿Las veces que cada uno cambia el pañal? ¿Le peinará uno media cabeza, y el otro la otra mitad?
Cada una es libre de decidir dar el pecho o no, por supuesto. Pero por
favor, no busquemos excusas disfrazadas de justicia, porque no tienen sentido. O si no, la supuesta equidad nos hará vivir en poco menos que
un cuartel. Y yo, personalmente, dudo que eso sea una familia.