Ayer mataron a un perro. Un perro que jamás entendió qué estaba pasando,
un perro que de la noche a la mañana se quedó solo en casa con un saco
gigante de comida y la bañera llena de agua, y que vio desde su terraza
cómo una multitud se congregaba en la calle, sin comprender qué estaba
pasando. Y no hace falta ser "animalista" para ir ahí a defender a ese
perro. Hace falta sólo tener sentido común. Un gobierno que pasa por
encima de toda la población sin despeinarse lo más mínimo, que hace todo
de la manera más auténticamente chapucera, que repatrió a dos
moribundos sin tener las instalaciones habilitadas para tal efecto, ni
los conocimientos, ni los trajes, no es sino un pedrusco inmenso en
medio del supuesto paradigma de la democracia. Ahora, sólo tienen que
usar a la auxiliar clínica infectada como chivo expiatorio, y el cóctel
ya está servido: sin responsabilidades políticas, se puede seguir
haciendo lo que a uno le venga en gana.
Me resulta curioso, cuando menos, que muchas personas que no simpatizan
con la causa animalista arremetan contra la defensa de ese perro. Ese
perro es un símbolo, ni más ni menos. Es la dignidad de la gente
pisoteada. Es el derecho a hacer las cosas de otra manera, que no se ha
respetado. Es lo privado, que sale a la palestra sin ningún rubor por
parte de nadie. Porque el pánico es el arma más poderosa que existe. Y
bien manipulado, la población se dejará hacer de todo, si hay pánico de
por medio.
El argumento clásico de "es que os importan más los animales que las
personas" también cansa, cansa muchísimo. Imagino que quienes así
discurren serán voluntarios de una ONG, y se pasarán el día alegrando a
los niños con cáncer en los hospitales, o trabajando los veranos
reconstruyendo edificios derrumbados por terremotos. No sé, digo yo.
Porque si no es así, ¿por qué juzgan los actos de buena fe ajenos?
¿Ellos qué saben de la gente? ¿No puede ser que esa misma gente que
defiende al perro también esté involucarada en otras causas más
"aceptables" en su estrecha escala de valores? Es que me resulta curioso
que venga alguien que conduce un Mercedes y lleva ropa cosida por niños
esclavos, por ejemplo, diciendo que las personas son más importantes.
¿Y tú, qué haces por las personas? ¿Por qué tengo yo que ayudar más a
las personas que tú? La dicotomía personas-animales es una falacia como un pino. Demagogia pura, vamos.
En este mundo, cada uno se involucra en las causas que más le tocan, por
un motivo u otro. Y quizás a mí me toquen más la defensa de los
animales, o de los niños diabéticos, o de los enfermos de colon irritable, ¡qué sé
yo! Son ejemplos al azar. ¿Tendría por ello que involucrarme en
absolutamente todas las causas que necesiten apoyo? Pues me encantaría,
pero lo veo imposible. Porque la gente que le da un euro a un mendigo no
va a buscar a todos los mendigos del país para darles un euro también, y
así ser equitativos. Porque la gente que más critica suele ser,
curiosamente, la que menos hace. Y porque es muy sencillo juzgar a los
demás sin conocerles.
Ya lo dice el gran filósofo Jesús Mosterín; si España es el país donde peor se trata a los animales de toda Europa es porque aquí jamás llegaron los ideales de la Ilustración. Y sin Ilustración no hay cultura. O, más bien, queda una cultura "bronca, hosca y violenta". Spain is different, that's a fact.
¿"Sólo un perro"? Pues sí. Y yo soy sólo una humana, mira tú. Y ahí, más
allá, hay una que sólo es una vaca. Pero hasta donde yo sé, todos los
animales (los humanos también somos animales, ¡pero cómo nos gusta
olvidarnos de eso!) con sistema nervioso sufrimos, somos capaces de
sentir dolor. ¿No te gustan los animales? No los tengas. ¿No simpatizas
con la defensa animal? Estás en tu derecho. Pero juzgar a los demás por
luchar por lo que consideran justo, no sólo es una muestra de la rigidez
mental más absoluta, sino que oculta -mal, por cierto- una agresividad
desproporcionada y sin ningún sentido.
Porque entonces, cuando venga alguien a desahuciarte de tu casa, no esperes que nadie te ayude. Total, si sólo es una casa.