lunes, 12 de agosto de 2013

Por qué dejé las redes sociales

He sido muy activa en distintas redes sociales durante muchos años. Escribía, publicaba fotos, comentaba cosas ajenas, me unía a grupos, cotilleaba aquí y allá. Y un día me di cuenta de que me pasaba el día en un mundo virtual que no es auténtico. Un día me di cuenta de que fuera hacía sol, y un día maravilloso, y yo estaba perdiendo el tiempo poniendo un "me gusta" a una foto de un día maravilloso y con sol. Perdiendo el tiempo entre chismorreos. Perdiendo el tiempo entre peleas, discusiones, garambainas o halagos al gurú de turno (que, ése sí, puede decir lo que le plazca, porque todos, como si fuera un Sócrates de lo banal -y que me perdone Sócrates-, le seguirán la corriente: "oh, sí, Sócrates; qué razón tienes, Sócrates; beso el suelo por donde pisas, Sócrates").

Con esto no pretendo juzgar ni mucho menos a quienes usen las redes sociales, sólo contar mi experiencia propia, única y personal.

Porque me di cuenta de que a quién le importa si subo la foto de una tarta, o si escribo "estoy muy contenta". Es fácil darle a "me gusta" o comentar cosas sin ton ni son. Pero sé que la mayoría de esas personas NO son amigas mías de verdad, NO me conocen, NO me reconocerían por la calle, NO saben quién soy, y NO están en absoluto interesadas en mi tarta o en mi felicidad, por poner dos ejemplos tontos.

Lo que quiero decir es que lo virtual es un simple escaparate. Yo expongo mi vida como un museo, seleccionando con mimo y cuidado qué partes de mí quiero que los demás vean: uy no, esta foto no, que me hace papada; esto no lo voy a escribir porque qué van a pensar de mí; esto tampoco que va a ofender a Fulanita; esto menos que apoya a Menganita que está enfadada con Zutanita.

Me he cansado.

Me he cansado de exponerme así como un pobre animal en un zoo. De ofrecer una imagen distorsionada de mi persona, tanto en lo que de mí muestro como en lo que comento de los demás. Porque qué amables somos todos en Facebook, cuántas manos amigas aparecen a sabiendas de que no serán nunca solicitadas en la realidad. Es muy fácil decir un "me tienes aquí para lo que quieras" cuando vives a 500 km de la persona que tiene un problema y sabes que no tendrás que ayudarla en nada. Quedas como una persona generosa, así te ves a ti misma en una imagen que te gusta, y así la ofreces a los demás.


Porque las redes sociales son un museo donde expones tu mejor cara. Y así, supongo, refuerzas tu autoestima, o más bien, creas un personaje nuevo de ti misma, siendo quien siempre secretamente quisiste ser, quizás.

Pues yo no soy sólo eso. Tengo buenos días, malos días, a veces las tartas me salen estupendas y otras fatal.

Y en muchas, muchas de mis fotos, se me ve la papada.

9 comentarios:

  1. En general es así, pero me niego a creer que algunas (pocas) personas no sean como son en las redes. Yo (que tampoco muestro mis lorzas) no finjo, puede que a veces calle -también en la vida real con mi suegra- pero no miento ni soy distinta. Y yo quiero conocer tu papada (y en el fondo admitir también la mía).

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  2. Supongo que sí, el problema es que es muy complicado distinguir una aguja en un pajar. Dilucidar quién finge y quién no. Quién enseña sólo lo bueno y esconde sus miserias más miserables. Quién se muestra solícito y en la vida real es un cabronazo. O quién, al contrario, puede ser más seco que un mendrugo de tres días y en la vida no virtual resulta, al contrario, ser un pedazo de pan. Es extremadamente complejo.

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  3. Gracias por punto de vista. Sinceramente, yo he llegado muchas veces a hartarme de Facebook, por no encontrarle el sentido. Pero por otro lado a través de esta red he conocido a mucha gente *en la vida real* y me conecto virtualmente con gente que conozco *en la vida real*. Esa es la parte que me encanta. Justo sobre lo que dices del "cuenta conmigo para lo que necesites", yo tengo experiencias positivas. Varias familias me contactaron cuando estuvimos viajando y me decían "si puedes y te quedamos de camino, te invito a alojarte en mi casa". Y sí, a muchos lugares fuimos y conocimos *en la vida real* a quienes yo medio ubicaba en Facebook.

    Pero en la parte del chisme y mencionar lo mal que nos cae no sé quién y ese tipo de cosas, no me apunto. Peor a estarse disgustando y bloqueando "públicamente" a la gente. Me quedo con las invitaciones a pasar unos días compartiendo con otras familias, los encuentros y los planes de picnic ;)

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    1. Pues haces muy bien, Mónica, con quedarte con lo positivo. :)

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  4. Hay personas que si te reconocerían por la calle, que si se alegran de tu bienestar y supongo que tu del de ellas también. Incluso hay personas en las que has influido positivamente con alguna de tus cruzadas. Espero que eso también cuente.
    Por cierto, se que Chose no tiene lorzas y que tu no tienes papada...

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  5. Claro que las hay. Y también hay amigos en la vida real que tengo añadidos al FB, que me quieren y se preocupan por mí. No se trata de eso, hablo en general, de la mayoría, hablo de que yo perdía el tiempo en algo intangible, en una cortina de humo, en vez de disfrutar de la auténtica vida, la que sí puedo asir y que es la única que tengo.
    Estar últimamente tan en contacto con la muerte me está haciendo valorar la vida de otra manera, para bien o para mal.
    Y sí, tengo papada, ¡qué le vamos a hacer, jajajaja!

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  6. pues yo te echo de menos...

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  7. No puedo estar más de acuerdo... Eso sí, como todo el mundo vive en sus "relaciones de amistad" basadas en las redes sociales, llega un día en que te das cuenta que todo el mundo parece haber olvidado la antigua manera de hacer amigos... no saben como relacionarse "a la manera antigua" y te vas quedando solo...

    Muy bueno y certerísimo tu post, como de costumbre...

    P.

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  8. Me estoy haciendo fans tuyo porque pienso igual que tu. En cierto modo intentamos mostrar siempre lo mejor. Cuando saqué mi lado Vegan radical en el FB tuve que parar porque se me echaba encima muchos amigos, conocidos y familiares no de sangre. Total que opté por abrirme otra cuenta para poder expresarme libremente y que todo fuera relacionado con el veganismo. Al poco tiempo lo dejé de puro aburrimiento, hasta que hace poco entre solo para cerrar la cuenta.

    Hoy en día, ser uno mismo en las redes sociales es difícil, sobre todo si estamos más pendiente en el ¿qué dirán? ¿qué pensarán de mi? que de disfrutar. Ahora no me corto si deseo compartir algo o comentar fotos, enlaces, en grupos... y si lo hago, pienso eso de: a quien no le guste que cambie de canal :)

    También es cierto que pasamos por etapas y a veces no nos apetece tanto estar tan expuestos, nos gusta relajarnos en nuestra intimidad. Es necesario para ver las cosas desde otro punto de vista.

    Gran entrada, me ha encantado.

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