En este tipo de parejas, además, la crianza con apego resulta un estupendo escudo para esconder aún más toda la problemática. El colecho evita los silencios incómodos en la oscuridad de la noche. Porque entonces los silencios pasan a estar justificados, para que el bebé no se despierte (por ejemplo).
Pero quiero ir más allá. Ya no sólo hay parejas "muertas" que deciden tener un hijo. También hay personas que por cualquier motivo se sienten vacías a nivel personal, porque no se encuentran, porque no saben quiénes son... y deciden llenar ese vacío con un embarazo. Como si un vacío psíquico se llenara físicamente. Gran error.
Y a veces repiten. Tripiten. Se llenan de hijos y no saben por qué.
¿Por qué decidimos tener hijos? Cada una es libre de tomar sus propias decisiones. Cada una tiene su trayectoria personal, su historia única y especial.
Pero tener un bebé para tapar sus propias angustias, para tapar su vacío existencial, es un arma de doble filo. Porque acabará estallando, antes o después. Porque tu bebé no era un niño deseado como tal, sino un mero parche a un problema.
Y no deja de recordarme a mi siempre querido libro "San Manuel Bueno, Mártir", de Unamuno. En él, se decía que rehuir del ocio era la mejor alternativa para evitar pensar. Porque la mente ociosa es el patio donde juega el diablo. Porque cuando estamos ociosos pensamos, le damos vueltas a todo... Sin embargo, cuando trabajamos, cuando nos mantenemos ocupados en otros menesteres, evitamos enfrentarnos a nuestras dudas (en el caso de Unamuno, hablaba de las dudas de fe, pero podemos extrapolarlo a las dudas sobre uno mismo, sobre en qué lugar estamos o qué es lo que queremos). De ese modo, tener un hijo, o varios, y ocuparse de ellos sin resuello, evitando tener un momento a solas con nosotras mismas, a solas con nuestra pareja... es un síntoma inequívoco de que "algo pasa".
Tener un hijo ha de ser algo meditado, y sobre todo, deseado como tal, como un fin en sí mismo, jamás como un medio.
¿Por qué decidimos tener hijos?