martes, 9 de abril de 2013

Cuentos, mitos y habladurías de abuelas

El otro día me comentaba una amiga que su madre se sorprendía de que aún tuviera leche, ya que "no bebe vino". Sí, palabras textuales. Una vez recuperada de mi estupor inicial, y tras conseguir cerrar la boca sin partirme la mandíbula, me dijo que en su familia es una creencia habitual lo de que sólo bebiendo (mucho) vino se produce leche.

Y entonces me puse a pensar en tooodos los mitos que hay acerca de la lactancia, de la crianza, de todo en general. Algunos son hasta divertidos. Otros, peligrosos. La mayoría, simplemente absurdos.

Y no, bebiendo vino no se "produce más" leche. Ni bebiendo leche de otro animal se produce leche. No hay leches mejores que otras, ni madres que tendrán más leche sólo por el tamaño de sus tetas. Tampoco es cierto que los niños tengan que aprender a caminar con zapatos porque sólo así no se les deformarán los pies. Ni que sea peligroso dormir con bebés porque el riesgo de aplastamiento es altísimo. Es mentira que el método Estivill no deje secuelas. Y no coger a tu bebé en brazos es triste para ti, pero terrible para él.

Hoy en día, tenemos a nuestro alcance una enorme cantidad de información. Las madres de hoy no somos unas mujercitas bobaliconas que asentimos a todo lo que nos diga el pediatra de turno sin preguntarnos el porqué. Somos cada vez más cultas, más leídas, y poseemos más seguridad en nosotras mismas, en nuestras capacidades para comprender, meditar, escoger. Porque no dejamos que decidan por nosotras, y somos capaces de sopesar, de cribar entre un montón de información supuestamente contradictoria y saber dónde está la verdad: en la ciencia. Siempre.


Así que todos esos cuentos de abuela no deben enfurecernos. Son sólo el reflejo de algo anterior, donde por desgracia no había tanto acceso a una información veraz, científica y contrastada. Lo importante es siempre saber dónde estamos, qué pensamos, qué creemos... quiénes somos.

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