martes, 24 de septiembre de 2013

El estigma de la lactancia "prolongada"

Mi excedencia ha terminado. He sido afortunada de poder estar tantos meses junto a mi hija pequeña. Pero los ahorros no duran para siempre y tengo que volver al trabajo. Y eso supone que la peque se tiene que quedar en una guardería. Todo el mundo se piensa que por tener ya 25 meses le va a ser más fácil adaptarse, porque además "le va a venir bien", "va a espabilar", y demás tópicos que se repiten y archirrepiten hasta la saciedad. Hasta ahí, lo esperable.
La cuestión es que lleva ya una semana en la guardería, con su consabido período de adaptación progresiva, aumentando cada vez más el tiempo en que debe de estar, hasta llegar a su horario normal (de 9 a 15:30). El primer día la educadora me dijo que ella es partidaria de la lactancia, del colecho, de respetar a los niños y demás, lo que me hizo lanzar un suspiro de alivio interior, porque realmente no sabía qué me iba a encontrar.
La semana pasada, cuando buscaba a mi hija lo primero que hacía era darle teta, y así nos íbamos tranquilas para casa.
Ayer, la educadora me "sugirió" que no dé el pecho en cualquier lado, sino que me meta en una sala que hay en el pasillo "para estar más cómoda". No sé por qué, pero me dio la sensación de que estaba transmitiéndome el mensaje de otra persona. ¿A los niños que toman biberón también se les invita a ir a esa sala?
Hoy, la educadora me espeta que mi hija se pasa el día pidiendo teta, y me ha aconsejado "que le dé menos". ¡Pero si ya le doy menos, desde que va ahí le he reducido las veces que toma teta de golpe y porrazo, y aún quiere esta señora que se las reduzca más, para que a ella le resulte más cómodo!

Siempre se ataca al pecho. Siempre. Porque es un vínculo en el que no se puede intervenir, y eso resulta aterrador, pues quienes no forman esa díada no tienen armas para combatir la tristeza del bebé, su necesidad de afecto que sacia la teta de esa manera tan especial. Pero me resulta curioso que me reprochen que mi hija grita "tetaaaa", cuando he visto a una niña llorosa que llama a su madre todos los días. ¿Qué diferencia hay entre llamar a la madre o nombrar sólo a una parte de ésta?



Que una niña de dos años llame a su madre se ve lógico ("pobre, se tiene que adaptar"). Que una niña de dos años quiera teta se ve fuera de lugar. ¡Incluso en una guardería!

¿De verdad esperan que se adapte marcialmente en sólo una semana? ¿De verdad consideran lógico pedirme que destete a lo bruto a mi hija para que a ellos les venga mejor? ¿Esto es respetar los ritmos del niño?

Mi hija, pobre, sigue disfrutando de su teta en cualquier momento y lugar, pero a mí me están empezando a incomodar ciertas miradas, ciertos comentarios, ciertos reproches. Están consiguiendo hacerme sentir vergüenza. Y no es justo. No tiene ningún sentido.

1 comentario:

  1. Creo q aún queda mucho por andar en esta sociedad pero desde luego qje el personal q trabaja tendría q estar actualizado.y sobre todo ni venderse de respetuoso si no sabe lo que significa eso.
    Animo y de vergüenza na de na. Orgullosa de ti misma.

    ResponderEliminar